Cuando se escriba la historia final de la pandemia de 2020, Latinoamérica, tristemente, estará contada entre las regiones afectadas más dramáticamente por el COVID-19.
El número de muertos por el coronavirus en Latinoamérica —un conjunto de naciones y territorios en el hemisferio oeste que se extiende desde el norte de México hasta el extremo sur de Argentina y a lo largo del caribe— recientemente pasó los 200.000.
Mientras tanto, el virus probablemente debilitará la vasta economía de la poblada región hasta mucho después de que se desarrolle y distribuya con éxito una vacuna.
El COVID-19 ha demostrado ser una enfermedad que no discrimina, ya que infecta a latinoamericanos de todos los contextos socioeconómicos, políticos y religiosos. Al menos seis de los principales funcionarios del gobierno de Brasil han dado positivo a la prueba de laboratorio. El presidente interino de Bolivia también ha dado positivo.
La marcha de la pandemia en Latinoamérica también se está extendiendo hacia los hogares de miles de santos de los últimos días. Muchos miembros han fallecido o están luchando con la enfermedad. Otros han perdido empleos y negocios. Mientras tanto, la operatoria cotidiana de los barrios, las misiones y los muchos templos de la región continúa funcionando bajo las restricciones de distanciamiento social impuestas por el COVID-19.
Varios santos de los últimos días de Latinoamérica están compartiendo su experiencia en curso respecto de la pandemia con Church News.
El virus impone un alto costo en los miembros brasileños
Hogar de casi 1,5 millones de miembros y más de 275 estacas, Brasil es uno de los verdaderos poderes de la Iglesia. También es uno de los puntos más activos de propagación del COVID-19.
Como director de asuntos públicos del Área Brasil, Nei García conoce bien el precio que la enfermedad está imponiendo sobre su nación sudamericana. “Los miembros de la Iglesia en Brasil han tenido que adaptarse a las circunstancias impuestas por el COVID-19, tales como el aislamiento físico, no poder asistir a las reuniones de la Iglesia y tener que trabajar desde casa”, informó.
El virus, añadió, ha cobrado la vida de casi cuatro docenas de santos de los últimos días en Brasil. “Afortunadamente, la tasa de mortalidad ha sido baja en comparación con la cantidad de casos [a nivel nacional]”.
Los miembros a lo largo del inmenso país continúan reuniéndose en sus hogares, dependiendo de “Ven, sígueme” y las escrituras como su fuente primaria de instrucción semanal del evangelio.
Brasil cuenta con varios templos —y los santos de los últimos días locales están haciendo todo lo posible para mantener esos amados edificios anclados en sus corazones.
“Los miembros están intentando mantener el templo como el punto central de sus vidas —sin embargo, se están perdiendo la oportunidad de servir en el templo”, dijo García. “Se sabe que algunos miembros que viven en ciudades con templos conducen hasta allí [hasta los templos] solo para sentirse cerca y recordar sus experiencias en el templo.
“Las familias también se están involucrando en la obra de historia familiar para mantener vivo el espíritu del templo en sus hogares”.
Aproximadamente 15.000 santos de los últimos días en el Área Brasil han perdido su empleo debido al COVID-19, según dijo García. Se está enseñando y demostrando la autosuficiencia en muchas congregaciones.
Las dificultades de Brasil continúan, pero hay esperanza y cooperación entre los santos de los últimos días.
“Durante este período de la pandemia, la presidencia del área presentó una meta y desafió a los santos de Brasil y sus amigos a confeccionar 3 millones de mascarillas para donar en todo Brasil”, dijo García.
Esa meta, que involucraba a 317 estacas y distritos en todo el país, fue alcanzada hace poco tiempo.
Mantener el templo “en el centro”
El obispo Joseph Sandoval, que preside el Barrio Puerta Verde, Estaca Arequipa Central Perú, observa de primera mano el costo económico que el COVID-19 está imponiendo sobre su congregación y comunidad.
“Hay un gran impacto financiero”, informó en un correo electrónico a Church News. “Muchos miembros de mi vecindario viven día a día y han quedado sin empleo, por lo que no tienen dinero para cubrir sus necesidades. Muchos de ellos tienen familia y se les está dificultando superar estos desafíos”.
El obispo Sandoval y sus hermanos miembros del barrio también están lamentando las muertes de un miembro de su barrio y de otro miembro de su estaca, relacionadas con el COVID.
Aunque el cercano Templo de Arequipa, Perú, fue dedicado hace menos de un año, ya es una fortaleza en la vida del obispo Sandoval y sus hermanos miembros del barrio.
“Los miembros están manteniendo el templo como el centro de su vida al tener una recomendación vigente y esforzarse por ser dignos de entrar al templo, aunque eso no sea posible debido a la situación actual”, dijo él. “Somos muy bendecidos por tener capillas y templos —y no poder asistir a ellos es triste, pero nos ayuda a apreciar cuán importantes son estos lugares”.
Valorar las cosas que un virus no puede infectar
Como especialista de asuntos públicos de la Iglesia en el Área Sudamérica Noroeste, Ana Lorena Ostos a menudo recibe actualizaciones sobre el dolor que se siente en su área rica en santos de los últimos días, la cual incluye a Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia.
El virus ha cobrado vidas y empleos. Mientras tanto, a los miembros del área —reconocidos por su amabilidad y sociabilidad— se les requiere adorar y apoyarse mutuamente desde la distancia.
“Las restricciones requieren que los miembros permanezcan en sus hogares, y las reuniones religiosas no se pueden efectuar en persona”, informó Ostos, que vive en Lima, Perú. “Muchos barrios llevan a cabo devocionales y otros tipos de reuniones por medio de internet a medida que nuestros miembros se reúnen como familias, utilizan la tecnología para estudiar el evangelio y se esfuerzan juntos por mantener la compañía del Espíritu Santo”.
Aun así, añadió ella, la esperanza de días mejores sostiene a muchos de ellos.
“Nuestros corazones se llenarán de alegría cuando podamos reunirnos nuevamente con seguridad en la Iglesia y podamos asistir al templo”, dijo ella. “Pasar por esta experiencia nos ha hecho valorar como nunca algo que a veces dábamos por sentado —poder asistir a la Iglesia con nuestra familia, escuchar los mensajes, ver y abrazar a nuestros hermanos y hermanas, y efectuar ordenanzas sagradas por nuestros antepasados y otras personas”.
Aferrarse a las escrituras
En las últimas semanas, el coronavirus ha azotado la ciudad de San Pedro Sula en el norte de Honduras, lo cual ha impactado la vida de muchos santos de los últimos días locales.
“Las restricciones gubernamentales han sido duras para nosotros”, informó el obispo Johel Rivera del Barrio La Aldea, Estaca El Carmen Honduras. “Se han suspendido los empleos, y las restricciones de viajes nos impiden realizar muchas tareas y actividades habituales”.
Sin embargo, el obispo Rivera está agradecido porque los miembros de su barrio, en general, se han mantenido saludables —aunque varios han dado positivo a la prueba del virus y uno ha fallecido.
Reunirse para los servicios dominicales semanales aún no es posible para los miembros del Barrio La Aldea, “así que, para mantener el Espíritu en nuestros hogares, nos aferramos a las enseñanzas de las escrituras —junto con el estudio diario de ‘Ven, sígueme’ y los mensajes de nuestros líderes de la Iglesia en la conferencia general”.
El obispo Rivera y sus muchos amigos del barrio oran cada día para que pronto puedan estar adorando juntos bajo un mismo techo.
“El Padre Celestial ha protegido a nuestro barrio. … Y esperamos con ansias regresar al templo y servir y hacer convenios sagrados una vez más”.
‘Un ancla que me mantiene segura’
“Estamos viviendo en un mar de cambios, pero el evangelio ha sido un ancla que me mantiene segura y protegida”, le dijo a Church News Arami Cabrera, una hermana de la Sociedad de Socorro de Lambaré, Paraguay.
Cada domingo, a Cabrera le duele un poco el corazón al saber que no se reunirá en su centro de reuniones local para adorar con sus amigos y hermanos santos de los últimos días. Además, no hay poseedores del sacerdocio en su hogar que puedan bendecir la Santa Cena para ella cada semana.
Mientras tanto, Cabrera perdió su empleo cuando la pandemia se propagó en su nación sudamericana.
“Pero encuentro refugio al estudiar ‘Ven, sígueme’ y en los mensajes de nuestros líderes de los últimos días”, dijo ella. “Estoy convencida de que nuestro profeta, el presidente Russell M. Nelson, es el siervo del Señor que fue inspirado por Él a hacer cambios en nuestro estudio del evangelio a fin de que Sus enseñanzas siempre estén disponibles para nosotros”.
Esperar futuros abrazos
Como presidente del cuórum de élderes del Barrio Niza, Estaca Bogotá Colombia, Saúl Vargas ora a diario por el bienestar de los miembros de su cuórum y sus familias.
Vargas está agradecido de que ninguno de los que están bajo su mayordomía ha sucumbido al COVID-19. El cuórum se ha mantenido saludable en general, y él y los demás miembros mantienen contacto frecuente por medio de reuniones de Zoom y otros encuentros virtuales. Él está especialmente complacido de que los niños de la Primaria de su barrio se mantengan conectados.
Sin embargo, las restricciones locales han provocado muchas pérdidas de empleo en el Barrio Niza. “Se necesitará más de un año para que la economía se recupere hasta los niveles anteriores a la pandemia”, le dijo Vargas a Church News.
Él añadió que se siente edificado por la seguridad de que, un día —ojalá sea pronto—, compartirá nuevamente un abrazo con sus amigos del cuórum de élderes y servirá con ellos dentro del amado Templo de Bogotá, Colombia.
“Espero que este tiempo nos esté ayudando a reflexionar sobre las cosas que debemos entender y aprender a fin de diferenciar lo que realmente es importante y necesario en nuestra vida”, dijo él. “Espero que nos estemos volviendo mejores seguidores de Cristo y, quizás, menos interesados en las redes sociales y en las cosas del mundo.
“Espero que esta experiencia nos ayude a entender, escuchar y recordar lo que realmente es necesario para nuestra salvación y lo que el Señor espera de nosotros”.
La preparación para el templo continúa en medio del COVID-19
Ruth Rodríguez, de la Rama Nacozari Sonora, en Sonora, México, dijo que la pandemia en curso le ha dado una visión de “primera fila” sobre la ministración del evangelio en acción. Ella ha sido testigo de cómo los testimonios son llamados a la acción.
“He visto a muchas personas ayudarse mutuamente y dar de lo poco que tienen a sus hermanos y hermanas”.
A pesar de las restricciones relacionadas con el virus, Rodríguez se ha hecho el tiempo para ayudar a su hijo de 12 años, Omner, a prepararse para asistir al Templo de Hermosillo, Sonora, México, cuando reabra para ordenanzas vicarias.
“Él hará bautismos por los muertos por primera vez”, dijo ella. “Estaré feliz de abrazar nuevamente a mis hermanos y hermanas al hacer la obra juntos”.
La paz del evangelio en un momento de dolor
Benjamín Ignacio Díaz, de Santiago, Chile, lamenta la pérdida de algunos de los miembros más ancianos de su Barrio Grecia durante la pandemia actual. El gozo de reunirse algún día en persona como barrio nuevamente se acallará un poco debido a su ausencia.
“Sin embargo”, le dijo a Church News, “será fantástico volver a reunirnos”.
Díaz y su familia han incorporado la música del Coro del Tabernáculo de la Manzana del Templo para enriquecer sus servicios de adoración dominical en el hogar. Además, sus conversaciones en el día de reposo no se basan en virus y pérdidas de empleo. Más bien, hablan acerca de Cristo y Su evangelio.
“Eso nos da paz”.
Verónica Arriagada Arancibia, otra hermana santiaguina, dijo que la enfermedad ha sido especialmente difícil para los miembros más ancianos de su Barrio Ñuñoa 2. Los miembros del barrio están alivianando su carga por medio de la ministración diaria.
“Han asumido el compromiso de ayudar todo lo que puedan”, dijo ella.