Esta primavera, por primera vez en la historia de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días la conferencia general será compartida exclusivamente a una congregación remota tecnológicamente por medio de internet y una transmisión.
La Conferencia General Anual N.o190 será la primera vez en dos décadas que los eventos de la conferencia, disponibles para los más de 16 millones de miembros de la Iglesia en todo el mundo, no se originarán desde el auditorio principal del Centro de Conferencias de 21.000 asientos.
En verdad será una conferencia “diferente a cualquier conferencia anterior”, como declaró el presidente Russell M. Nelson en sus palabras de clausura de la conferencia general de octubre de 2019.
Con un enfoque aumentado sobre la conmemoración del “bicentenario de la Primera Visión y la Restauración del evangelio de Jesucristo en estos últimos días”, estas sesiones de la conferencia general de primavera fueron ideadas para ser históricas e “inolvidables”, cuando hace seis meses el presidente Nelson pidió a los santos de los últimos días que se preparasen para ellas. Sin embargo, las circunstancias en que la conferencia se llevará a cabo han cambiado de forma dramática en el último mes ya que la Iglesia ha anunciado algunos cambios como respuesta a la pandemia del coronavirus.
A fin de seguir las pautas sugeridas por la Organización Mundial de la Salud y los Centros de Control de Enfermedades y Prevención de los Estados Unidos para ayudar a detener la propagación del COVID-19, la Iglesia está tomando medidas sin precedente para ajustar los planes para esta conferencia general histórica que marca la celebración del bicentenario de la Primera Visión del profeta José Smith.
Uno de los primeros cambios que se hizo a la conferencia general de este año se anunció en noviembre de 2019. La Primera Presidencia anunció que, como parte de la celebración del bicentenario, la sesión de sábado por la noche — que normalmente se alterna con la sesión de las mujeres y de los hombres cada seis meses — estaría disponible y dirigida a todos los santos de los últimos días de 11 años en adelante.
En febrero y marzo, al tiempo que la propagación del coronavirus comenzó a ser preocupante en cuanto a las reuniones de grupos grandes, la Primera Presidencia anunció la postergación de las sesiones de liderazgo de la conferencia general, que normalmente hacían reunirse a las autoridades generales, a los setentas de área y a otros oficiales de la Iglesia en los días previos a las sesiones de primavera de la conferencia general. Las sesiones de liderazgo fueron reprogramadas para octubre, pero pronto se vio que la Iglesia necesitaría hacer más ajustes a la conferencia mediante el denegar acceso al público en general.
Como la Primera Presidencia hizo notar el 11 de marzo en una carta dirigida a los santos de los últimos días en todo el mundo: “Vivimos en una época notable. El Señor nos ha bendecido con la tecnología y la capacidad de participar y recibir mensajes de los líderes de la Iglesia en todas partes del mundo”.
Utilizando las bendiciones de la tecnología, solo la Primera Presidencia y los que van a discursar o a ofrecer las oraciones iniciales y finales asistirán personalmente a cada una de las sesiones en vivo de la conferencia general. Las transmisiones de las cinco sesiones de la conferencia de esta primavera se harán desde un “pequeño auditorio en la Manzana del Templo”, en lugar de hacerlo desde el Centro de Conferencias, o desde el Tabernáculo de Salt Lake — en donde se llevaba a cabo la conferencia general antes de completarse el Centro de Conferencias en el año 2000.
Además, la música del Coro del Tabernáculo y de los coros invitados se grabará previamente, así como los himnos de la congregación para acompañar a los que se reúnan alrededor de pantallas en sus respectivos hogares en todo el mundo.
Debido al cierre del Templo de Salt Lake y el cierre de otras partes de la Manzana de Templo por las amplias renovaciones, es probable que esta conferencia hubiese sido un poco diferente de todas maneras para aquellos que asistieran en vivo a las sesiones en Utah. Pero con las recomendaciones gubernamentales a las personas para socializar a distancia y al autoaislamiento, y con los muchos cierres en el centro de Salt Lake City por causa del brote de coronavirus, la Manzana del Templo parecerá un poco como un pueblo fantasma cuando llegue el fin de semana de la conferencia — a pesar del sinnúmero de miembros que se sintonizarán para oír las palabras de los pocos que se reúnan ahí.
Otro elemento histórico de esta conferencia será el que los misioneros que actualmente están sirviendo puedan estar con sus familias para ver la conferencia general cuando todavía están apartados para servir. Miles de misioneros han regresado a sus países de origen debido a las restricciones de viaje; muchos misioneros han sido relevados de su servicio y están autoaislados mientras esperan una reasignación. Y con los CCM cerrados, los que empiezan su capacitación y servicio lo hacen vía salones de clase de internet en lugar de los CCM.
En sus palabras de clausura de la última sesión de la conferencia general de octubre de 2019, el presidente Nelson prometió a los santos de los últimos días que, si ellos se prepararan para la celebración del bicentenario de la Primera Visión, y para la correspondiente conferencia general de la Pascua de 2020, sería una experiencia inolvidable. Desde una perspectiva logística, la Conferencia General Anual N.o190 será como ninguna otra. De eso ya hay certeza. Pero si va a ser o no una “inolvidable” experiencia espiritual personal, parece que eso depende de la preparación que cada persona haga.
Como el presidente Nelson dijo: “… Espero que todos los miembros y cada familia se preparen para una conferencia sin igual que conmemorará la fundación misma del evangelio restaurado”. Al animar a las personas a meditar en sus propias preguntas acerca de la restauración del evangelio, y a estudiar y buscar la respuesta a esas preguntas como preparación para la conferencia, el presidente Nelson dijo: “Elijan sus preguntas personales y elaboren su propio plan. Sumérjanse en la gloriosa luz de la Restauración”.