ST. GEORGE, Utah — El exterior de arenisca blanca del Templo de St. George, Utah, contrasta marcadamente con los acantilados rojos que lo rodean. Hoy en día, se eleva por encima de árboles altos y bien plantados, está delimitado por caminos y senderos pavimentados y está rodeado por una comunidad urbana en expansión.
Pero en la década de 1870, cuando se anunció por primera vez el templo, los primeros colonos Santos de los Últimos Días todavía luchaban por dominar su entorno desértico, a veces hostil.
“Pero estuvieron a la altura de las circunstancias, y me resulta abrumador pensar en la fe y el sacrificio [que mostraron]”, dijo el élder Kevin W. Pearson, Setenta Autoridad General y presidente del Área Utah de la Iglesia, a Church News.
El élder Pearson, junto con el élder Erich W. Kopischke, Setenta Autoridad General y subdirector del Departamento de Templos, y el élder Matthew S. Holland, Setenta Autoridad General, participaron en una conferencia de prensa y un recorrido con los medios de comunicación por el recientemente renovado templo del sur de Utah el miércoles, 6 de septiembre, marcando el comienzo de nueve semanas de recorridos de la casa abierta.
Junto con la conferencia de prensa, la Iglesia publicó imágenes del interior y el exterior del templo de la era pionera recientemente actualizado, así como algunas fotografías históricas.
El templo de St. George ocupa “un lugar especial en el corazón de los Santos de los Últimos Días”, dijo el élder Pearson. Fue el primer templo que se terminó en Utah, y también fue el primero que se construyó después de que los santos fueron expulsados de Nauvoo en 1845. Dedicado en 1877, es el templo en funcionamiento más antiguo de la Iglesia.
“Pueden imaginar el gozo de los miembros de la Iglesia cuando, después de 30 años, pudieron estar nuevamente dentro de un templo y recibir las ordenanzas del templo”, comentó el élder Pearson, refiriéndose a los 30 años desde que los santos habían adorado en el Templo de Nauvoo.
En aquellos primeros días, la gente no tenía electricidad ni calles pavimentadas ni siquiera acceso directo al ferrocarril. “Sin embargo, construyeron un edificio como este”, dijo el élder Kopischke. “Eso me dice algo sobre los pioneros — su espíritu, su devoción, su consagración. Eso me conmueve. Quiero seguir su ejemplo”.
Su legado de fe es uno “sobre el que todavía estamos construyendo hoy”, dijo el élder Pearson.
Significado personal
El élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles, nació y creció en la zona y se ha referido a sí mismo en varias ocasiones como un “muchacho del sur de Utah de principio a fin” (en inglés), con “arena roja en mis zapatos y lava en mis huesos”.
Aunque estaba previsto que el élder Holland asistiera a los eventos del miércoles, problemas de salud recientes se lo impidieron. En cambio, su hijo, el élder Matthew Holland, con el aliento y la bendición de su padre, participó en los recorridos para los medios de comunicación y habló de la conexión de su familia con la zona y su templo pionero.
“He arruinado más pares de calcetines de gimnasia con tierra de arenisca roja que he tenido comidas calientes como adulto”, bromeó el élder Matthew Holland durante la conferencia de prensa.
Sus padres fueron sellados en el templo de St. George. Él y su esposa, la hermana Paige B. Holland, también se casaron allí, convirtiéndose en la quinta generación por parte de su madre en ser sellada en ese edificio sagrado. Sus antepasados se encontraban entre los primeros pioneros que se sacrificaron para construirlo.
“Los templos han sido durante mucho tiempo un testimonio del poder de Dios para su pueblo en esta tierra como una manera de unir familias y vincular generaciones a través del tiempo y la eternidad. Soy un destinatario muy personal de esas bendiciones de este templo”, dijo el élder Matthew Holland.
Una vez terminadas las renovaciones, el Templo de St. George, Utah, vuelve a convertirse en un punto focal para conectar generaciones y aprender y beneficiarse de los ejemplos de esos antepasados, dijo.
‘Todavía parece un templo pionero’
En los 146 años transcurridos desde su dedicación original, el Templo de St. George, Utah, ha sido renovado 10 veces para actualizar los sistemas y aumentar la capacidad para la creciente comunidad.
La renovación más reciente comenzó en noviembre de 2019, luego del anuncio que hizo el presidente Russell M. Nelson en octubre de 2018 de los planes para renovar los templos de la era pionera (en inglés). Tanto el Templo de Manti, Utah como el Templo de Salt Lake también están en proceso de renovación.
Las actualizaciones incluyeron sistemas de calefacción, aire acondicionado y refrigeración completamente nuevos, así como iluminación de última generación. Se hizo un esfuerzo para hacer el templo más accesible, con ascensores adicionales, mejores escaleras, pasarelas y pasillos y una nueva salida para las novias.
El templo ha sido repintado y restaurado de una manera hermosa para honrar el diseño pionero original, señaló Benjamin Pykles, director de la División de Sitios Históricos del Departamento de Historia de la Iglesia (en inglés). “Todos el mobiliario y los accesorios de iluminación, las alfombras, los muebles, todo eso está diseñado intencionalmente... para reflejar la época en que se construyó el templo”.
Si bien gran parte de las obras de arte, muebles, telas y otros detalles originales del templo se han perdido, esas características en la actualización de 2023 “realmente nos recuerdan a aquellos primeros santos”, dijo Pykles. “Se siente especial y hermoso, pero también se siente histórico. Todavía parece un templo pionero”.
La belleza del templo es un símbolo de la reverencia de los Santos de los Últimos Días por su Dios, explicó el élder Kopischke.
Esperanzas para la casa abierta
El élder Kopischke dijo que espera que la casa abierta brinde a los miembros de la comunidad — especialmente a aquellos que no son miembros de la Iglesia — la oportunidad de aprender sobre lo que hacen los Santos de los Últimos Días y por qué lo hacen. “Si realmente quieren entender a los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, tendrán que entender su adoración en el templo. Tendrán que entender por qué construyen estas casas del Señor, qué hacen en la casa del Señor y qué los une a Cristo”.
La arquitectura, las obras de arte, los muebles y otras características del templo renovado harán que los visitantes digan “¡Vaya!” dijo el élder Pearson. Pero, lo que es más importante, espera que todos los que vengan a recorrer el templo experimenten una conexión con su Padre Celestial y con el Salvador. “Y que encuentren una pequeña ráfaga de esperanza de que la vida puede ser mejor”.
Lo más probable es que la casa abierta proporcione una breve ayuda económica a la comunidad, ya que los visitantes acuden en masa a la ciudad para recorrer el templo antes de su dedicación el domingo, 10 de diciembre. “Pero el efecto duradero será que la gente saldrá del templo un poco más amable, un poco más indulgente, un poco más parecida al Salvador”, dijo el élder Pearson, “y ese sentimiento de amor, comunidad, unidad y compasión por los demás será el impacto duradero que tendrá en ellos la visita a un templo. Porque eso puede hacer y siempre hace en nuestras vidas el recibir las ordenanzas del templo”.
