BELÉM, Brasil — Al prepararse para dedicar el Templo de Belém, Brasil, el domingo, 20 de noviembre, el élder Dale G. Renlund dirigió sus pensamientos al cercano río Amazonas, utilizando la vía fluvial más grande del mundo, así como otros ríos notables, como representantes de la dignidad, ordenanzas y convenios del templo.
El élder Renlund, miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles, habló de un destacado fenómeno amazónico local llamado “pororoca”, bien conocido por los de Belém y el norte de Brasil.
Al ser el río más caudaloso del mundo, el Amazonas vierte más agua al océano que los siguientes siete ríos más grandes combinados, dijo él. Dos veces al año, cuando el sol, la luna y la tierra se alinean durante los equinoccios bianuales, se produce el pororoca, conocida como la oleada de la marea, cuando la marea sube y el río invierte su dirección.
“Podemos concluir correctamente que incluso el caudaloso río Amazonas debe ceder el paso a poderes celestiales superiores”, dijo el élder Renlund.
Se cree que el pororoca, la palabra que significa “gran rugido”, proviene de orígenes indígenas, produce olas estruendosas y fuertes que pueden desplazarse 50 kilómetros tierra adentro y alcanzar hasta seis metros de altura.
De manera similar, uno debe ceder a los poderes celestiales superiores para ser dignos de volver a vivir en la presencia de Dios, dijo él, y agregó que no es natural que seamos humildes, empáticos y dispuestos a someter nuestra propia voluntad a la Dios.
“Pero necesitamos ser transformados para alcanzar nuestro destino eterno, para convertirnos en herederos en el reino de Dios”, continuó él. “No podemos superar nuestras tendencias naturales por nosotros mismos. Debemos tener la ayuda celestial.
“El río Amazonas no tiene más remedio que ceder ante el poder celestial. Pero nosotros sí podemos elegir. Recibimos poder solo si nos unimos a Dios mediante convenios sagrados”.
Las personas deben dejar de lado sus tendencias naturales, seguir la dirección que viene del Espíritu Santo y confiar en los méritos, la misericordia y la gracia de Jesucristo, agregó él. “Es nuestra elección si ‘seguimos la corriente’ o seguimos al Salvador para recibir Su poder transformador en nuestras vidas”.
Una cálida bienvenida
Largas filas de Santos de los Últimos Días de los estados de Pará, Amapá y Maranhão, en el norte de Brasil, y ex misioneros que habían servido en la zona, fluyeron como un río humano hacia las tres sesiones dedicatorias del Templo de Belém, Brasil. El día fue caluroso y húmedo, con temperaturas que alcanzaron los 32 C° y porcentajes de humedad casi parecidos, pero con cielos azules y sin lluvia por la tarde como es común. Belém se encuentra en la desembocadura del Amazonas, a solo 180 kilómetros al sur del Ecuador.
Pero a pesar del calor que hacía afuera, la bienvenida y la sensación dentro del templo fue de afabilidad.
Y dando la bienvenida a los asistentes a cada una de las sesiones del día en la entrada principal de la nueva casa del Señor estaba un apóstol del Señor.
El élder Renlund saludó a los Santos de los Últimos Días con apretones de manos individuales al entrar en el templo.
Se unieron a él para recibir a los asistentes el élder Carlos A. Godoy, de la Presidencia de los Setenta; el élder Arnulfo Valenzuela, Setenta Autoridad General y subdirector ejecutivo del Departamento de Templos; y el élder Adilson de Paula Parrella, también Setenta y presidente del Área Brasil.
Estuvieron acompañados por sus esposas, la hermana Ruth Renlund, la hermana Mónica Godoy, la hermana Silvia Valenzuela y la hermana Elaine Parrella, en los servicios de dedicación.
El élder Odair José Castro de Lira, Setenta de Área de Santarém, Brasil, y su esposa, la hermana Edileude Lira, coincidieron en que el hecho de que el élder Renlund les diera la bienvenida en la puerta principal les hizo sentir que estaban recibiendo “la protección del Señor”.
El élder Lira dijo que fue testigo de las bendiciones que recibieron los que se prepararon para la dedicación y participaron en la casa abierta del templo, que ellos reconocieron que era realmente la casa del Señor.
Él citó una experiencia que involucró a una mujer durante la casa abierta del templo que no es Santo de los Últimos Días y que había perdido a su esposo solo dos días antes. Él vio cómo el Espíritu la tocó cuando aprendió sobre el matrimonio eterno y se emocionó. Hubo muchas experiencias como esta.
Clarice Albuquerque, del Barrio Cabanagem, Estaca Cabanagem Belém, Brasil, dijo que cuando el élder Renlund la recibió en la puerta principal del templo, se sintió increíblemente agradecida de que el Señor enviara a uno de Sus apóstoles.
Tanto ella como su esposo, Anderson Albuquerque, quedaron sorprendidos y el gesto les recordó el relato del Libro de Mormón cuando el Cristo resucitado vino a las Américas y saludó a todos, uno por uno.
El simbolismo de la piedra angular
En la ceremonia de la piedra angular que se llevó a cabo justo después del comienzo de la primera sesión del día, el élder Renlund habló de la representación simbólica no solo de la terminación física del templo, sino también del papel fundamental, como lo enseñó Pablo en el Nuevo Testamento, de Cristo como la piedra angular de la Iglesia.
El apóstol compartió los mensajes de bienvenida y de instrucción en portugués, y dio sus mensajes finales y la oración dedicatoria en cada una de las tres sesiones en el idioma local. Las tres sesiones se realizaron completamente en portugués.
El élder Renlund luego invitó a otros miembros del grupo de liderazgo y de la presidencia del templo, la directora de obreras y a los asistentes a unirse a él para colocar mortero alrededor de la piedra angular. Invitó a un puñado de niños pequeños, que representaban a la nueva generación del distrito del templo, a unirse a él para hacer lo mismo.
1 de 2 templos nuevos dedicados
Durante aproximadamente dos horas el domingo por la mañana, el Templo de Belém, Brasil fue el más nuevo de los 174 templos dedicados de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Dos horas más tarde, en el lado occidental del continente sudamericano, el élder Quentin L. Cook, del Cuórum de los Doce Apóstoles, dedicó el Templo de Quito, Ecuador, no es común que se dediquen dos templos en un solo día.
Si bien puede haber perdido su lugar como el templo de la Iglesia dedicado más recientemente, será el más nuevo de Brasil por algún tiempo. El templo de Belém, Brasil es el noveno templo en la nación más grande de Sudamérica, y se une a los templos dedicados y en funcionamiento de São Paulo, Recife, Porto Alegre, Campinas, Curitiba, Manaos, Fortaleza y Río de Janeiro, este último dedicado en mayo de este año.
Brasil cuenta con un total de 18 templos, con dos en construcción, en Brasilia y Salvador, y siete templos anunciados: para Belo Horizonte, Vitória, Maceió, Santos, Londrina, Ribeirão Preto y un segundo para São Paulo.
El presidente Thomas S. Monson anunció un templo para Belém (en inglés), Brasil, en la conferencia general de abril de 2016. El élder Marcos A. Aidukaitis Setenta Autoridad General y luego presidente del Área Brasil, presidió la palada inicial el 17 de agosto de 2019 en Belém.
Más ríos
Esta no es la primera vez que el élder Renlund dedica un templo cerca de uno de los ríos más grandes del mundo. En abril de 2019, dedicó el Templo de Kinshasa, República Democrática del Congo, y mencionó el cercano río Congo en sus mensajes y oración dedicatoria.
Además del Amazonas, el élder Renlund señaló que el río Mississippi de los Estados Unidos y un río sin nombre en el Antiguo Testamento se relacionan con el nuevo Templo de Belém, Brasil.
En un servicio fúnebre de 1840 cerca de las orillas del Mississippi, el profeta José Smith pronunció un sermón fúnebre, leyó las palabras de Pablo sobre el bautismo por los muertos y enfatizó la doctrina concerniente a la salvación de los muertos. Los espíritus de las personas fallecidas esperaban que sus familiares vivos actuaran como representantes vicarios para recibir las ordenanzas necesarias, comenzando con el bautismo.
“Hombres y mujeres corrieron al río y se bautizaron por sus abuelos, padres, madres, hermanos e hijos muertos”, dijo el élder Renlund, y agregó que “más tarde, José enseñó que estas ordenanzas debían ocurrir solo en un templo dedicado”.
Él también citó la declaración del Profeta de que la mayor responsabilidad dada por Dios es velar por los muertos al proporcionarles las ordenanzas de salvación y exaltación.
Un río que un mensajero celestial le mostró al profeta Ezequiel del Antiguo Testamento en una visión (Ezequiel 40-47) representa las bendiciones del templo, dijo el élder Renlund.
Ezequiel vio un templo del que salía agua, que empezaba como un hilillo pero que crecía hasta convertirse en un poderoso río sin que se añadiera ninguna fuente de agua adicional al caudal. Además, el agua sanaba sorprendentemente todo lo que tocaba.
Las dos características inusuales del río representan dos aspectos de las bendiciones del templo, dijo el élder Renlund.
“Primero, el agua que salió del templo representa las bendiciones que fluyen del templo a medida que los individuos son investidos y familias son selladas. El crecimiento geométrico de las generaciones se produce hacia adelante y hacia atrás porque las ordenanzas de sellamiento unen a las familias”, dijo él.
“Segundo, las bendiciones del templo, al igual que el agua del río, tienen una notable capacidad curativa. Cuando buscamos a nuestros antepasados fallecidos y luego vamos al templo y realizamos las ordenanzas sagradas por ellos, las bendiciones fluyen hacia nosotros y nuestras familias como el poder del río del que habló Ezequiel. Encontraremos el poder para sanar lo que necesita ser sanado”.
Un pueblo del convenio
El élder Godoy, quien presidió la Misión Brasil Belém de 1997 a 2000, recordó que los Santos de los Últimos Días locales se comprometieron a asistir al templo dos o más veces al año, haciendo grandes sacrificios para lograrlo.
Unirse a las “caravanas del templo” desde Belém significaba un viaje en autobús de seis días ida y vuelta al Templo de São Paulo, antes de que los templos en Recife, Manaos y Fortaleza acortaran la distancia. Los que vivían más lejos en los estados de Amapá y Maranhão agregaron tres días más de viaje en lancha para llegar a Belém, lo que significa que el viaje de ida y vuelta fue de 12 días, sin incluir el tiempo que pasaban en el templo de São Paulo.
Los miembros sencillos y humildes no solo agotaban sus ahorros, sino que también vendían artículos del hogar como televisores, refrigeradores y hornos para tener dinero para viajar en la caravana del templo.
Durante mucho tiempo los miembros han estado listos para tener un templo más cerca de ellos. “Estaba en sus corazones y el Señor podía verlo”, dijo el élder Godoy, conteniendo las lágrimas. “Creo que tienen un templo no porque la Iglesia ya era lo suficientemente fuerte allí, sino porque realmente han sido personas del convenio. Ya lo eran antes, incluso sin el templo”.
Templo de Belém Brasil
Dirección: Avda. Centenário da Assembleia de Deus, 2200 Parque Verde 66635-894 Belém - PA, Brasil
Anunciado: 3 de abril de 2016 por el presidente Thomas S. Monson
Palada inicial: 17 de agosto de 2019, por el élder Marcos A. Aidukaitis, Setenta Autoridad General
Casa abierta: 22 de octubre de 2022 al 5 de noviembre de 2022, excepto los domingos
Dedicación: 20 de noviembre de 2022, por el élder Dale G. Renlund, del Cuórum de los Doce Apóstoles
Para destacar: Es el templo dedicado número 174 de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. El número 175 se dedicó en Quito, Ecuador, más tarde el mismo día.
Sitio: 2.7 hectáreas, con un centro de llegadas y viviendas para participantes también en el sitio
Área total: 2664 m²
Salas de ordenanzas: Dos salas de instrucción, dos salas de sellamiento, un baptisterio
Características arquitectónicas: El exterior es de granito brasileño. Los elementos de diseño geométrico están inspirados en la cerámica indígena local de Marajoara. La Victoria amazonica, un nenúfar nativo, se presenta en el diseño de vidrio artístico. Los colores azul, verde, amarillo y rosa utilizados en el arte del vidrio se mantienen en todo el templo.