Durante su servicio, los misioneros de tiempo completo de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días deben ofrecerle una “dedicación ‘de primera clase’ a las causas ‘que están en primer lugar’”, y una de ellas es la manera en que la misión puede influenciar el futuro del misionero o misionera, dijo el élder Michael T. Ringwood (en inglés) de la Presidencia de los Setenta.
Él y su esposa, la hermana Rosalie Ringwood, hablaron durante el devocional en el Centro de Capacitación Misional de Provo, Utah que se llevó a cabo el 21 de enero.
El élder Ringwood dijo que el tema de su mensaje estaba inspirado en una frase del discurso que ofreciera el élder Quentin L. Cook, del Cuórum de los Doce Apóstoles, durante la conferencia general de octubre de 2012, en el cual dijo que algunas personas “dedican la mayoría de su tiempo en forma devota a causas menores”.
Citando la enseñanza del presidente Russell M. Nelson de comenzar con el final en mente, el élder Ringwood manifestó su esperanza de que los misioneros de la audiencia estuvieran pensando —y fijando metas— sobre lo que desean alcanzar durante su misión.
“Ruego que el mensaje de esta noche les ayude a ver su misión de un modo diferente”, dijo, “y que le ofrecerán una dedicación ‘de primera’ a la causa de quien pueden y deben llegar a ser gracias a su servicio como misioneros”.
Reconoció las “causas que están en primer lugar” para los misioneros, como ayudar al recogimiento de Israel y enseñar sobre Jesucristo y Su evangelio restaurado. “El presidente Nelson llamó al recogimiento de Israel la causa más grande, y lo es”, dijo. “Sin embargo, no puedo pensar en algo más importante que el desarrollo personal de [cada uno de] ustedes. Su misión no se limita a encontrar, enseñar y bautizar; ustedes son el centro de todo”.
El élder Ringwood, miembro del Consejo Ejecutivo Misional de la Iglesia, recordó al presidente Gordon B. Hinckley, el ya fallecido presidente de la Iglesia, quien enseñaba con frecuencia que todo lo bueno que le había sucedido podía atribuirse a una lección aprendida durante su misión y en la cual, además, el presidente Jeffrey R. Holland, actual presidente en funciones del Cuórum de los Doce Apóstoles, ha insistido repetidamente; y es que nadie se ha beneficiado más del servicio misional que él mismo.
“No solemos hablar de las razones egoístas que tenemos para servir una misión. Pero, tal vez deberíamos hacerlo”, dijo el élder Ringwood. “Si una misión tuvo ese efecto en el presidente Hinckley y en el presidente Holland, debería ser una oportunidad para que cada uno de nosotros nos convirtiéramos en mejores hijos e hijas, esposos y esposas, padres y madres, estudiantes, empleados, empleadores y líderes tanto de la Iglesia como en nuestras comunidades. Una gran causa, sin duda, ¿no merece una dedicación ‘de primera clase’?”.
Entonces continuó diciendo: “¿Qué pueden hacer para ofrecer una dedicación ‘de primera clase’ a las causas que están en primer lugar? Todo. Pueden aprender de cada momento de su misión. Cuando vean a alguien que los inspire como un padre, presten atención a lo que hace y tomen nota de lo que les gustó. Cuando encuentren a un líder que los inspire, recuerden lo que esta persona hizo y apunten lo que les gustó. Pueden aprender sobre trabajo, liderazgo, perseverancia, paciencia y todo lo que se puedan imaginar”.
El élder Ringwood animó a los misioneros a buscar este tipo de lecciones y estas ocasiones a lo largo de su servicio, desde las asignaciones de compañeros y zonas “que parezcan estar hechos a su medida” hasta encontrar personas “que sentirán que estaban destinados a conocer”. …
“En esos momentos aprenderán más que nunca, en la medida en que se centren en la causa que está en primer lugar, es decir, convertirse en la persona que Dios desea y necesita. Esto merece una dedicación de ‘primera clase’”.
Entonces, el resultado será similar a las afirmaciones del presidente Hinckley y del presidente Holland, dijo el élder Ringwood. “Sé que podrán decir: Todo lo bueno que me ha sucedido se debe a una lección que aprendí en la misión. También podrán decir: ‘Nadie se ha beneficiado más de una misión que yo’”.
La hermana Ringwood habló de los “tesoros” que había descubierto en su reciente estudio del Libro de Mormón —“tesoros” que provenían de los tiempos difíciles que se describen en los capítulos donde se narra la guerra en Alma y Helamán. Allí leemos sobre Alma, el profeta, que se sintió impulsado a salir a predicar la palabra de Dios, sobre el pueblo que estaba listo para la batalla y el celo del pueblo de los anti-nefi-lehitas.
“Rogamos que tengan un celo ferviente por Dios y vivan apasionadamente dedicados al logro de su propósito”, dijo, “y, como ahora están armados con la verdad, la justicia y la palabra de Dios en su corazón —tienen el mensaje más importante del mundo”.
Además de los misioneros, misioneras y líderes de sus CCM en capacitación, entre los asistentes al devocional se encontraban las nuevas parejas líderes y los directores de operaciones de los 11 centros de capacitación misional que tiene la Iglesia en todo el mundo quienes están participando esta semana en el Seminario para Nuevos Lideres de CCM 2025, en el CCM de Provo.
El presidente Jeffrey C. Harper, de Provo, Utah, quien presidirá el Centro de Capacitación Misional de Tailandia, dijo que, una de las lecciones más importantes que aprendió de los mensajes del devocional fue que “cada momento de la misión cuenta, y tenemos que ser responsables por cada acción que tomemos, lo cual a su vez nos ayudará en todos los aspectos de nuestra vida. Si hacemos eso, recordaremos con gratitud cómo hicimos que cada momento valiera la pena”.
Su esposa, la hermana Kim E. Harper, que servirá con él en el CCM de Tailandia añadió: “Las experiencias que vivimos al salir a una misión y mientras servimos en ella —es el Padre Celestial allanando el camino para [cubrir] nuestras necesidades específicas. Nada sucede por casualidad; Él nos está preparando para el futuro”.