Cuando una persona hace un convenio con Dios, su relación con Él cambia y “abandona el terreno neutral para siempre”.
“Todos los que han hecho convenio con Dios tienen acceso a un tipo especial de amor y misericordia. En el idioma hebreo, ese amor del convenio se llama hesed (חֶסֶד)”, escribe el presidente Russell M. Nelson, presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, en un artículo titulado “El convenio sempiterno” publicado en la revista Liahona de octubre de 2022 y en línea en ChurchofJesusChrist.org. También se compartió previamente en una reunión de liderazgo de la conferencia general el 31 de marzo de 2022.
Hesed no tiene un equivalente adecuado en español, los traductores de la versión Reina-Valera de la Biblia a menudo eligieron el término “misericordia”. Otras traducciones también usan “compasión” y “benignidad”.
Hesed es un término singular que describe una relación por convenio en la que ambas partes están obligadas a ser leales y fieles la una a la otra.
“Una vez que ustedes y yo hemos hecho un convenio con Dios, nuestra relación con Él se vuelve mucho más estrecha que antes del convenio. Ahora estamos ligados en unión”, dijo el presidente Nelson. “Debido a nuestro convenio con Dios, Él jamás cejará en Sus esfuerzos por ayudarnos, y nunca agotaremos Su misericordiosa paciencia para con nosotros. Cada uno de nosotros tiene un lugar especial en el corazón de Dios. Él tiene grandes esperanzas en cuanto a nosotros”.
El convenio sempiterno
“El nuevo y sempiterno convenio” (véase Doctrina y Convenios 132:6) y el convenio abrahámico son esencialmente lo mismo — dos formas de expresar el convenio que Dios hizo con hombres y mujeres mortales en diferentes momentos.
“¡El adjetivo sempiterno denota que ese convenio existía aun antes de la fundación del mundo!”, dijo el presidente Nelson.
El plan que se presentó en el concilio de los cielos incluía separarse de la presencia de Dios, y Dios prometió que proporcionaría un Salvador que vencería las consecuencias de la Caída. Cuando Adán y Eva aceptaron la ordenanza del bautismo, comenzaron el proceso de ser uno con Dios. “Habían entrado en la senda de los convenios”, escribió el presidente Nelson.
“Cuando ustedes y yo también entramos en esa senda, tenemos una nueva forma de vida. De ese modo, creamos una relación con Dios que le permite bendecirnos y cambiarnos. La senda de los convenios nos lleva de regreso a Él”, escribió el presidente Nelson. “Si permitimos que Dios prevalezca en nuestra vida, ese convenio nos acercará más y más a Él. Todos los convenios tienen por objeto ligarnos en unión; crean una relación con lazos sempiternos”.
En una revelación a José Smith, el Señor dijo, “Esta promesa es para ti también, pues eres de Abraham, y a él se le hizo la promesa” (Doctrina y Convenios 132:31).
“Por consiguiente, este convenio sempiterno fue restaurado como parte de la gran restauración del Evangelio en su plenitud”, dijo el presidente Nelson.
En el bautismo, una persona entra en la senda de los convenios, y “Luego entramos más completamente en ella en el templo. Las bendiciones del convenio de Abraham se confieren en los santos templos”, dijo el presidente Nelson.
Jesucristo en el centro del convenio
“El cumplimiento del convenio abrahámico se hace posible gracias a la expiación de nuestro Salvador, el Señor Jesucristo. Jesucristo es la figura central del convenio abrahámico”, dijo el presidente Nelson.
El Antiguo Testamento comparte la historia del convenio con Abraham y cómo se llevó a cabo por medio de Isaac, el hijo de él y de Sara, y luego por medio de Jacob, el hijo de Isaac y Raquel.
El nombre de Jacob se cambió a Israel (véase Génesis 32:28), que significa “que Dios prevalezca” o “él persevera con Dios”.
“Todos los que aceptan el Evangelio llegan a ser parte del linaje de Abraham”, dijo el presidente Nelson, citando Gálatas 3:27–29. “Por lo tanto, podemos llegar a ser herederos del convenio ya sea por nacimiento o por adopción”.
La importancia del convenio se menciona varias veces en las Escrituras, incluso en Deuteronomio y por los apóstoles en el Nuevo Testamento. Jesucristo resucitado, cuando visitó a los pueblos de la antigua América dijo: “Vosotros sois los hijos de los profetas y del convenio que Dios concertó con nuestros padres, diciendo a Abraham: Y en tu descendencia serán benditas todas las familias de la tierra”.
“Porque el Padre me ha levantado para venir a vosotros primero, y me envió a bendeciros, apartando a cada uno de vosotros de vuestras iniquidades; y esto, porque sois los hijos del convenio” (3 Nefi 20:25–26).
El presidente Nelson dijo: “¡Aquellos que guarden sus convenios con Dios se convertirán en un linaje de almas resistentes al pecado! Quienes guarden sus convenios tendrán la fortaleza para resistir la influencia constante del mundo”.
Compartir el convenio
“[El Señor] desea que cada uno de Sus hijos tenga la oportunidad de escoger el evangelio del Salvador y embarcarse en la senda de los convenios. Dios desea conectar a todas las personas con el convenio que hizo en la antigüedad con Abraham”, dijo el presidente Nelson.
“Los misioneros del Señor —Sus discípulos— están embarcados en el desafío más grande, en la causa más grandiosa, en la mayor obra sobre la tierra hoy en día”.
Israel fue esparcido porque el pueblo quebrantó los mandamientos y apedreó a los profetas. Cuando fueron esparcidos, fue con la promesa de que serían recogidos nuevamente.
“Dios desea que todos, en ambos lados del velo, disfruten de las bendiciones de Su convenio”, dijo el presidente Nelson.
A quienes hagan convenios sagrados y los guarden se les promete la vida eterna y la exaltación. Y estos convenios y bendiciones están abiertos a todos.
“La senda de los convenios está abierta para todos. Rogamos a todos que recorran esa senda con nosotros. Ninguna otra obra es tan universalmente inclusiva”, dijo el presidente Nelson.
La senda de amor
“La senda de los convenios es una senda de amor — es ese increíble hesed, ese cuidado compasivo de unos por otros, y la mano de ayuda que nos tendemos unos a otros. Sentir ese amor es liberador y edificante”, dijo.
La senda de los convenios se trata de la relación de una persona con Dios — “nuestra relación de hesed con Él”.
“Cuando concertamos un convenio con Dios, hacemos convenio con Aquel que siempre cumplirá con Su palabra. Él hará todo lo que pueda, sin vulnerar nuestro albedrío, para ayudarnos a cumplir con la nuestra”, dijo.
En el Libro de Mormón, hay referencias al convenio sempiterno desde la portada hasta los testimonios de Mormón y Moroni.
“El hacer un convenio con Dios cambia nuestra relación con Él para siempre. Nos bendice con una medida adicional de amor y misericordia. Influye en quiénes somos y en cómo Dios nos ayudará a llegar a ser lo que podemos llegar a ser”, dijo el presidente Nelson.
Lea el artículo completo del presidente Nelson en ChurchofJesusChrist.org.
