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El élder y la hermana Soares se ‘maravillan’ al regresar a Portugal

Cómo el país de sus antepasados se convirtió en una ‘tierra sagrada’

LISBOA, Portugal — En marzo de 2000, los líderes de la Iglesia anunciaron que Ulisses Soares de 41 años de edad y su esposa serían los nuevos líderes de la Misión Portugal Oporto. Él y su esposa, Rosana Soares, tenían tres hijos pequeños y anticipaban que el nuevo llamamiento vendría con su cuota de desafíos para toda la familia.    

Habría nuevas escuelas, nuevos barrios, nuevos amigos, nuevas casas, comidas y costumbres que adoptar. 

La casa donde el élder Ulisses Soares y la hermana Rosana Soares vivieron mientras fueron líderes de misión en Oporto, Portugal. | La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

Al regresar a Portugal dos décadas después, en septiembre de 2022, le dio al élder Soares, ahora un miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles, la oportunidad de reflexionar sobre lo mucho que ha cambiado su familia desde aquel llamamiento.

“El regresar aquí después de tantos años, ha sido una bendición y una tierna misericordia del Señor, para mi esposa y para mí”, dijo el élder Soares.

El élder Ulisses Soares del Cuórum de los Doce Apóstoles sonríe durante una entrevista en Lisboa, Portugal el 11 de septiembre de 2022. | La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

Antes de su llamamiento como líder de misión en Portugal, el élder Soares dijo que muchas autoridades generales les hicieron “promesas maravillosas” a los miembros del país.

“Estas promesas incluyeron que Portugal se convertiría en el faro de Europa”, dijo.

La maravilla de convertirse en un faro

El simbolismo del faro también se convirtió en una parte importante de las enseñanzas del élder Soares a los misioneros junto a quienes sirvió. 

“Convertirse en un faro, [significa] ser un espacio donde la gente pueda ver el evangelio, ser fuerte y ser un ejemplo para el mundo, y [es] invitar a la gente a venir a Cristo”, dijo.   

Un faro en la costa de Portugal cerca de la ciudad de Oporto, donde el élder Ulisses Soares y su esposa, la hermana Rosana Soares, sirvieron como líderes de misión del año 2000 al 2003. | La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

Tan pronto los misioneros asignados a su misión llegaban a Portugal, el élder Soares los llevaba a un faro que estaba cerca de la casa de la misión y les explicaba que el propósito de un faro era proteger a los barcos que llegaban y evitar que chocaran contra las rocas.

Dijo que alentaba a los misioneros para que encendieran sus propias llamas protectoras en sus faros personales y después compartieran esa llama con otros, de modo que también se convirtieran en faros para los que estuvieran en la orilla en aquellos lugares donde predicarían el evangelio durante sus misiones. A los que estaban al final de su misión, el élder Soares les recordaba “sigan siendo una luz para el mundo”.

“Esta fue una parte muy importante de mi ministerio”, dijo él.  

La hermana Rosana Soares sonríe durante una entrevista en los jardines del Templo de Lisboa Portugal el 9 de septiembre de 2022. | La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

La maravilla de superar los desafíos

La hermana Soares se maravilló de cuatro cosas al reflexionar sobre su regreso a Portugal. 

La primera, se relacionaba con su preocupación por las dificultades que podrían experimentar sus hijos al trasladarse a Portugal. 

“Al principio, pensé que sería un desafío porque tenía hijos pequeños— una hija de 5 años, otra de 9 y un hijo de 13”, dijo ella. “Sin embargo me pareció algo maravilloso porque mis hijos también pusieron de su parte. Les encantaba estar aquí y querían a la gente, a los otros niños de la escuela y a los niños de la Iglesia”.  

El élder Soares dijo que sus hijos dejaron la escuela, los amigos y la familia cuando se trasladaron a Portugal. Sin embargo, y con el tiempo, dijo “encontraron la amistad … encontraron el amor, [y] encontraron la familia aquí. Fue algo hermoso ver esa transición”.

La maravilla de volver al hogar de los antepasados

En segundo lugar, la hermana Soares dijo que sintió que el llamamiento de servir en la Misión Portugal Oporto era el regreso a la patria, tanto de la familia del élder Soares como de la suya. 

“Fue maravilloso poder volver, porque yo también tengo sangre portuguesa en mis venas”, dijo la hermana Soares. “La comida que se come en Brasil, por ejemplo, es muy parecida a la de aquí, porque nuestros padres, nuestros abuelos, y nuestros bisabuelos tenían las mismas costumbres”.

Las calles de Coímbra, Portugal, donde nació el abuelo del élder Ulisses Soares. | La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

El élder Soares expresó su gratitud por su decisión que tomaron sus abuelos de salir de Portugal, debido a las bendiciones que le llegarían a él y que les llegarían a ellos a causa de su traslado a Brasil.    

“Qué privilegio, qué honor [y] qué bendición — especialmente en esta tierra, en esta tierra especial, donde nacieron nuestros abuelos”, dijo él sobre su regreso a Portugal.

Él dijo que su familia vio muchos milagros durante los tres años y cuatro meses que sirvieron en Portugal. 

“Uno de esos grandes milagros fue encontrar muchos nombres de nuestros antepasados que no estaban disponibles en los registros de Brasil”, dijo. 

Personas ajenas a la familia del élder Soares también ayudaron con el trabajo de la historia familiar, dijo. 

El élder Soares citó como ejemplo a una persona que preguntó cuál era el nombre del abuelo del entonces presidente Soares. Unos meses más tarde, ese hombre compartió la historia familiar de cientos de nombres a los que el élder Soares no podía acceder en Brasil. 

El hecho de que compartiera los nombres con su familia fue una bendición, pero el élder Soares dijo que los miembros de la Iglesia dieron entonces el siguiente paso de llevar esos nombres al Templo de Madrid España para realizar las ordenanzas del templo en nombre de esos familiares — la mayoría de los cuales vivieron hace 300 o 400 años. 

La maravilla de conocer el evangelio de Jesucristo

En tercer lugar, ir a Portugal les permitió a los Soares llevar a ese país algo que sus antepasados no tuvieron a su alcance cuando vivían allí: el evangelio restaurado de Jesucristo. 

“Fue maravilloso nacer en Brasil y poder conocer el evangelio, de la misma manera que mi esposo”, dijo la hermana Soares. “Y después de eso, ambos tuvimos la oportunidad de servir aquí en la tierra de nuestros antepasados. Eso fue algo perfecto, tal como el Señor lo organizó”.

El élder Soares dijo que su familia conoció y se unió a la Iglesia en Brasil en 1965, cuando él era solo un niño. Si hubiera crecido en Portugal, la Iglesia no habría estado a su alcance sino hasta casi una década después, en 1974, cuando se autorizó oficialmente la prédica del evangelio. 

En una de las reuniones que se llevaron a cabo durante el ministerio de cuatro días del élder Soares a algunos de los 45.000 miembros de la Iglesia en Portugal, compartió su testimonio del Salvador como el antídoto para los problemas actuales. 

“Con todas las preocupaciones, los desafíos, [y] todos los ataques del adversario, ¿cómo es posible que podamos sobrevivir a todo esto, superar nuestros desafíos y ser felices?”, preguntó. “Hermanos y hermanas, la invitación del Salvador es que volvamos nuestro corazón hacia Él”.

La maravilla del templo

En cuarto lugar, tanto el élder como la hermana Soares sirvieron misiones en Brasil cuando eran jóvenes adultos. Experimentaron las bendiciones — entre ellas su propio sellamiento — de vivir cerca de un templo, y adorar y hacer convenios allí. La hermana Soares dijo que eso era algo sobre lo cual los dos les hablaban con frecuencia a sus misioneros y a los miembros.  

El Templo de Lisboa Portugal, en una foto tomada el 9 de septiembre de 2022. | La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días

“Ver el templo es un milagro. Ver el crecimiento de la Iglesia es un milagro”, dijo el élder Soares. 

El estar en los jardines del templo a tan solo una semana del tercer aniversario de la dedicación del Templo de Lisboa Portugal, le causó que una gran emoción invadiera a la hermana Soares. 

Aquellos que visitan los jardines del templo sienten “el poder de este evangelio maravilloso”, dijo ella. “Espero que todas las personas realmente puedan venir y sentir el poder del Señor”.

El élder Soares dijo que sus sentimientos hacia Portugal hoy son hoy más fuertes y están más profundos en su corazón.   

“Estoy muy agradecido por el privilegio de estar aquí”, dijo. “Portugal es una tierra sagrada para mí y para mi esposa”. 

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