La hermana Kristin M. Yee trabajó durante casi 13 años como artista y productora en Disney Interactive Studios. Un día, mientras presionaba el botón del elevador en el trabajo, se sintió impresionada de que ya no estaba donde se suponía que debía estar.
Como no quería dejar una carrera estable y deseada con gente a la que quería, trató de poner el pensamiento en un estante mental, pero el sentimiento continuó presionándola. Trató de elaborar un plan sobre cómo irse, pero nada se materializó, así que se marchó sin un trabajo ni una oportunidad.
“Lloré y tuve muchas conversaciones profundas y sinceras con mi Padre Celestial durante este tiempo”, recordó la hermana Yee, segunda consejera de la presidencia general de la Sociedad de Socorro, durante una transmisión del devocional de BYU-Pathway Worldwide (en inglés) el martes, 18 de octubre.
La hermana Yee compartió su propia trayectoria educativa, incluyendo su decisión de dejar su carrera en Disney, para enfatizar la necesidad de que los estudiantes profundicen la confianza en Dios y una relación con Él. “He aprendido por experiencia personal que, por lo general, nunca es un buen momento para ir a la escuela, pero siempre es un buen momento para confiar en el Señor”, dijo la hermana Yee.
Alejarse de Disney requería que ella confiara en el Señor y, aunque fue doloroso, le brindó “un espacio invaluable” para que ella aprendiera sobre su relación con el Padre Celestial y quién era ella sin ningún título, carrera, relación laboral o estatus.
Siguiendo la indicación de buscar carreras relacionadas con el trabajo humanitario, la hermana Yee dijo que investigó una maestría en administración pública de BYU. Fue admitida en la escuela de posgrado y poco después fue contratada como gerente del equipo de animación de la Iglesia. También prestaba servicio como presidenta de las Mujeres Jóvenes en un barrio con más de 50 mujeres jóvenes.
“Esto no parecía posible, pero los tres se sentían bien. Así que confié en Él. Solo Él me mostraría cómo iba a funcionar, y lo hizo”, dijo la hermana Yee a los estudiantes de BYU–Pathway.
El Señor separó los “Mares Rojos” de su vida durante sus tres años de estudios de posgrado, expandiendo sus capacidades, relató la hermana Yee.
El profeta Nefi declaró “iré y haré” porque sabía que “lo que el Señor ha mandado, porque sé que él nunca da mandamientos a los hijos de los hombres sin prepararles una vía para que cumplan lo que les ha mandado” (1 Nefi 3:7).
Para cualquier estudiante que pueda tener dificultades económicas o de otro tipo, la hermana Yee dijo, “Sepan que, si sienten la inspiración de asistir a la escuela en este momento, el Señor les proporcionará una manera tal como lo declaró Nefi. Confíen en Él. Él los ama y desea cuidarlos”.
Mientras asistía a la escuela de posgrado, la hermana Yee dijo que a veces tenía que elegir entre dos cosas buenas, como ayudar a las jóvenes en una actividad o estudiar para un examen parcial. Siguiendo al Espíritu, decidió estar con las jóvenes y luego oró y estudió lo mejor que pudo.
Una y otra vez sacaba mejores resultados de los esperados en un examen. A través de su educación, dijo la hermana Yee, aprendió a conocer el carácter de Dios — de Su bondad y misericordia — y Su amor por ella.
“El otro aprendizaje de mi educación es que cuando ponemos al Señor en primer lugar y guardamos nuestros convenios con Él, todas las cosas toman el lugar que les corresponde y recibimos el don de Su paz y Su ayuda en medio de la tormenta”, dijo la hermana Yee.
El Señor proveerá a medida que las personas guarden sus convenios y confíen en Él con todo su corazón, testificó.