En lo alto de las colinas de una aldea remota, las familias recorren kilómetros a diario para encontrar suficiente agua para beber, cocinar y bañarse — y a menudo regresan con solo unos pocos litros. En la aldea montañosa de Riwaldi, Papúa Nueva Guinea, esta era la realidad hasta hace poco.
Ahora, gracias a un proyecto transformador de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, el agua potable fluye libremente y la comunidad baila en señal de celebración. En aldeas del Pacífico Sur, desde Vanuatu hasta Samoa, se viven escenas similares de gratitud y gozo a medida que el agua potable transforma vidas.
‘Un camino a seguir’ en Riwaldi, Papúa Nueva Guinea

Riwaldi, una aldea remota en el sur de Papúa Nueva Guinea, se encuentra cerca de la cima de una montaña y ha luchado durante décadas para encontrar una fuente de agua potable segura y confiable.
La Iglesia completó recientemente un proyecto para llevar agua limpia a esta tierra azotada por la sequía, según la Sala de Prensa de la Iglesia en el Pacífico (en inglés).
Ilagi Kema, supervisor del proyecto de agua, explicó que el agua es el problema más grave en la comunidad.
“Hay un problema en nuestra comunidad porque vivimos en las altas colinas y a veces nos resulta difícil encontrar agua”, dijo.
Gracias a la reciente donación de la Iglesia, este problema se ha mitigado. La Iglesia financió un pozo de agua ubicado en el centro que proporciona agua potable de forma estable. Nuevos baños comunitarios también formaron parte del proyecto humanitario.

Con estudiantes interpretando danzas tradicionales y líderes locales expresando su gratitud y entusiasmo por el impacto del proyecto, la comunidad se reunió para una celebración el 2 de mayo.
Kema dijo: “Donde hay agua hay vida. Así que este es un camino a seguir, y es una bendición para nuestra comunidad que nos presten este servicio”.
‘Mejoras duraderas’ en Tanna, Vanuatu
Danzas tradicionales, juegos acuáticos y sonrisas llenaron las comunidades de la isla de Tanna, Vanuatu, cuando finalmente el agua potable llegó a las aldeas necesitadas.
Para muchas personas en el Pacífico Sur, acceder a agua potable es un desafío diario que impacta su calidad de vida.
Un proyecto comunitario de la Iglesia, en colaboración con Vanuatu Agriculture Supply, llevó agua potable y segura a las comunidades de Naluken, Iwel, Lpangnuing, Kohokawite, Ikiin y Loukamal, informó la Sala de Prensa de la Iglesia en el Pacífico el 25 de abril.
Antes del proyecto, algunos aldeanos caminaban kilómetros a diario para traer agua para cocinar, limpiar y bañar a los niños.

Según un comunicado de prensa de la Iglesia en el Pacífico en febrero, la Iglesia colaboró con el diseño, los materiales y la capacitación, mientras que la comunidad aportó la mano de obra para instalar el sistema. Esto incluyó la construcción de aljibes, la excavación y el enterramiento de tuberías, y la instalación de grandes tanques de agua, paneles solares y grifos comunitarios.
Los misioneros humanitarios de la Iglesia ayudaron a los miembros de la comunidad a aprender a utilizar y mantener los sistemas, satisfaciendo así las necesidades inmediatas y contribuyendo al bienestar y desarrollo comunitario a largo plazo.
El proyecto también apoya a la Escuela Secundaria Naluken, beneficiando a más de 300 estudiantes y fomentando un entorno de aprendizaje más saludable y sostenible.
Los miembros del Consejo del Área Central Tanna expresaron su gratitud: “Gracias a estos esfuerzos colectivos, la comunidad de Central Tanna está experimentando un cambio positivo y expresamos nuestro más profundo agradecimiento por el invaluable apoyo. … Juntos, estamos creando mejoras duraderas en la salud, el saneamiento y los medios de subsistencia”.

‘Agua para la vida’ en Savai’i Samoa
“Agua para la vida” — una frase que muchos isleños del Pacífico conocen muy bien — se lee en un gran letrero en el lateral de la Escuela Primaria Sataua, en la isla samoana de Savai’i. Muchos residentes se enfrentan a la realidad de tener poca o ninguna agua potable para beber, cocinar o bañarse.

El élder Brian y la hermana Lori Bott, misioneros mayores en Samoa, se encuentran con frecuencia con familias, escuelas y aldeas enteras que luchan por encontrar suficiente agua potable.
Con su ayuda, 900 aldeanos y 1000 estudiantes ahora cuentan con una fuente confiable de agua potable, informó la Sala de Prensa de la Iglesia en el Pacífico (en inglés).
“Sabemos lo importante que es tener agua potable y nos sentimos muy bendecidos de ser solo una pequeña parte de los esfuerzos de la Iglesia para proporcionar agua — y bendiciones a la gente de Samoa”, dijo el élder Bott.

El Segundo Distrito de Vaisigano, el Ministerio de Salud de Samoa y la Iglesia se unieron para proporcionar dos tanques de agua de 10 000 litros a la Escuela Primaria Sataua y 206 tanques de agua adicionales de 2000 litros para hogares en las aldeas circundantes de Fagasa, Sataua y Papa Sataua.
La hermana Bott añadió: “El agua es parte de ello, pero todo lo que tenga que ver con la salud o la educación del pueblo samoano, y con hacerles saber del amor de Dios por ellos — eso es lo que pretendemos”.
Anteriormente, el élder y la hermana Bott también ayudaron a la Escuela Primaria Sataua con pupitres, estantes para la biblioteca y baldosas para mejorar la higiene y las condiciones de aprendizaje.

