Durante la última conferencia general, el élder Quentin L. Cook, del Cuórum de los Doce Apóstoles, comparó el plan de felicidad de Dios con una obra de teatro de tres actos.
“Quienes desconocen el plan del Padre no entienden lo que sucedió en el primer acto (o la existencia premortal) ni los objetivos que se decidieron allí; y tampoco entienden la aclaración y la resolución que llegan con el tercer acto, que es el glorioso cumplimiento del plan del Padre”, dijo el élder Cook (“Ser los pacíficos discípulos de Cristo”, conferencia general de octubre de 2023).
Hablando a los estudiantes y profesores reunidos en el Marriott Center para un devocional en la Universidad Brigham Young el martes 19 de marzo, el élder Brian K. Taylor, un Setenta Autoridad General, señaló las enseñanzas del élder Cook y luego preguntó: “¿Pueden imaginar despertarse solo para encontrarse en un escenario en medio del segundo acto de una obra compleja y de rápido movimiento sin tener idea de quiénes son los personajes, cuál es la trama y qué papel desempeñan?”.
No comprender el plan de felicidad del Padre Celestial, o los tres actos de la obra, cultiva una sociedad propensa a la ansiedad y al miedo, dijo el élder Taylor.
Afortunadamente, la esperanza aparece a medida que las personas se dan cuenta de que Dios ha revelado verdades eternas sobre su identidad, propósito y destino divinos. “Su fabuloso plan proporciona un significado profundo a nuestras vidas, literalmente un ‘por qué’ en todas las direcciones: pasado, presente y futuro”, dijo el élder Taylor.

Identidad divina y la existencia premortal
El profeta José Smith enseñó que el primer principio del evangelio es conocer y comprender el carácter de Dios. “Si los hombres no comprenden el carácter de Dios [primero], no se comprenden a sí mismos”, enseñó José Smith.
Dijo el élder Taylor: “Comprender las identidades divinas de Dios y la nuestra es el fundamento vital para la felicidad y el éxito, así como para evitar la crisis de identidad y propósito que vemos a nuestro alrededor”.
Dios es “misericordioso y piadoso, tardo para la ira y abundante en benignidad y verdad” (Éxodo 34:6). Ese “ADN divino y espiritual del Dios Todopoderoso fluye en cada uno de Sus hijos”, dijo el élder Taylor. “Nunca olviden que fueron ‘criados hasta la madurez espiritual en las mansiones del Padre’, y que Su mayor deseo es que cumplan su destino divino y regresen a casa con Él”.
El élder Taylor testificó que Dios es el Padre Eterno. “Conocer Su identidad divina afirma su derecho de nacimiento eterno, haciendo que su vida sea estable, segura y asentada”.
La guerra en el cielo
A todos les encanta una historia épica, donde el bien se eleva por encima del mal. “Su historia”, dijo el élder Taylor a los oyentes, “es mejor que cualquier guerra ficticia sobre la que leemos o vemos en la pantalla grande”.
En el estado premortal (Acto 1), hubo un gran concilio en el cielo donde se presentó el plan del Padre, y un tercio de los hijos espirituales de Dios, liderados por Lucifer, se negaron a aceptar a Jesucristo como el Salvador y se rebelaron.
Sin embargo, muchos vencieron “por medio de la sangre del Cordero y de la palabra de su testimonio, y no amaron sus vidas, ni aun hasta sufrir la muerte” (Apocalipsis 12:11).
El élder Taylor proclamó: “Se levantaron en defensa del plan de Dios. Eligieron a Jesucristo como su Salvador y lucharon valientemente para ayudar a vencer a Satanás. Su misma presencia aquí hoy, en el Acto 2, confirma su participación en esa lucha contra el mal. Es irrefutable, indiscutible. Ese capítulo nunca podrá ser quitado o borrado de sus vidas”.
Saber eso puede cambiar la manera en que las personas ven a Dios, a Jesucristo y su propio valor, dijo.

Destino y propósito divinos
El élder Taylor recordó a los oyentes su destino divino, citando al presidente Lorenzo Snow, quien dijo: “Mis esperanzas en referencia a la vida futura son supremamente grandiosas y gloriosas, y trato de mantener estas perspectivas brillantes continuamente; y ese es el privilegio y el deber de cada Santo de los Últimos Días”.
El rey Benjamín enseñó que si las personas “continúan fieles hasta el fin, son recibidos en el cielo, para que así moren con Dios en un estado de interminable felicidad” (Mosíah 2:41).
A medida que las personas vislumbran su identidad divina como descendientes de Dios y su potencial divino para llegar a ser como Él, comprenden mejor su propósito en este estado mortal (Acto 2), dijo el élder Taylor.
Dotados de cuerpos físicos, “venimos a experimentar el gozo de nuestra redención a medida que nuestras lealtades a Dios son ‘probadas’ (Abraham 3:25). A través de los desafíos de la mortalidad, nos esforzamos por superar el atractivo de una vida egoísta al ‘despoj[arnos] del hombre [o mujer] natural y [hacernos] santo[s] por la expiación de Cristo el Señor’ (Mosíah 3:19). Testifico que nuestro Salvador, Jesucristo, hace posible este milagroso cambio”, enseñó el élder Taylor.
Como discípulos de Jesucristo, los Santos de los Últimos Días también deben participar en el recogimiento de Israel en preparación para la Segunda Venida del Señor, que el presidente Nelson ha llamado “la causa más sublime... y la misión para la cual fueron enviados a la tierra” (“Juventud de Israel”, Devocional Mundial para Jóvenes, 3 de junio de 2018).
El élder Taylor concluyó diciendo: “Con cada esperanza y con toda la energía de mi corazón, los invito a mantener siempre ante sus ojos la visión eterna de Dios de su identidad, propósito y destino divinos. Al hacerlo, les prometo que Él los bendecirá más allá de sus más grandes esperanzas y expectativas, incluso en medio de las luchas y desafíos de la vida”.