Relatando historias de sus antepasados y las que escuchó de una vecina que había sido pionera del siglo XIX que llegó al Valle del Lago Salado, Gail Miller dijo que su historia no comienza con su infancia sino con generaciones anteriores, con antepasados que nunca conoció.
“Todos tenemos una historia”, dijo, conteniendo las lágrimas. “Nuestras historias nos conectan entre nosotros y pueden unirnos con nuestros padres”.
Miller, propietaria de Larry H. Miller Company, relató su historia ancestral y agradeció a los pioneros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días durante el Día SUPer DUPer (en inglés) en el parque This Is the Place Heritage Park el lunes, 17 de julio.
El evento se lleva a cabo anualmente el lunes anterior al 24 de julio, el aniversario de la fecha en que los primeros pioneros llegaron al Valle del Lago Salado. Está patrocinado por la Sociedad Nacional de los Hijos de los Pioneros de Utah y la Sociedad Internacional de las Hijas de los Pioneros de Utah (ambos en inglés). Los oficiales de Utah de los Hijos de los Pioneros de Utah, los oficiales internacionales de las Hijas de los Pioneros de Utah y el presidente M. Russell Ballard, presidente en funciones del Cuórum de los Doce Apóstoles, asistieron al discurso de Miller durante un devocional matutino.
Miller comenzó su discurso relatando la historia de Agnes Branch, una pionera que cruzó las Grandes Llanuras y vivió en el vecindario de la infancia de Miller en Salt Lake City.
El único miembro de su familia que sobrevivió a la travesía a Utah, Branch vivió hasta los 98 años. Miller se emocionó al contar las historias que Branch le contaba sobre la primera bombilla que llegó a Salt Lake City y los enormes trenes que recorrían todo el país.
‘Una familia que nunca conocí’
No recuerdo mucho sobre el día en que nací”, dijo Miller, provocando una risa colectiva de la audiencia. “Pero sí recuerdo mi infancia... Tuve una infancia humilde, pero mágica”.
“A medida que crecí, aprendí a ser creativa... He experimentado alegrías y tristezas, angustias y amor, y estoy tratando de vivir una vida de servicio”, dijo.
Miller continuó contando la historia de sus antepasados porque, dijo, “mi historia comenzó hace generaciones — en realidad, hace siglos — con una familia que nunca conocí”.
Entre las historias de sus antepasados que contó Miller, habló de su bisabuelo, Johan Jochim Heinrich Otte.
La historia de Johann Otte
Otte nació en Prusia en 1843 y luego conoció a la que sería su esposa, Ane Sorensdatter, mientras trabajaba para el gobierno en Copenhague, Dinamarca. Lamentablemente, Ane falleció al dar a luz a su primera hija, Ane María.
Jorgen Johansen y su esposa, Gertrude, quienes eran amigos cercanos de la pareja, cuidaron a la bebé mientras Otte estaba de luto. Sin embargo, los Johansen se habían unido recientemente a La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y decidieron hacer el largo viaje a Utah.
“Pero, ¿y la pequeña Ane María? No podían dejar atrás a la niña que habían llegado a amar”, relató Miller. “Podían escuchar al padre caminando de un lado a otro en su dormitorio noche tras noche, llorando, sin saber qué hacer. Finalmente decidió que la pequeña Ane María estaría mejor con dos padres amorosos en los Estados Unidos que con una institutriz en Dinamarca”.
Los Johansen finalmente se establecieron en Cache Valley, Utah, y Otte se volvió a casar en Dinamarca y tuvo siete hijos, uno de los cuales fue Hans Fredrick Otte, el abuelo de Miller. Johan Otte continuó su trabajo para el gobierno danés y se bautizó como miembro de la Iglesia en 1895.
“Después de ser ordenado al sacerdocio, Johan hizo la declaración, ‘He tenido muchos honores excelentes en mi vida, pero este es el honor más grande de todos’”, dijo Miller.
En 1898, Otte viajó a Utah y se reunió con los Johansen y su hija perdida, Ane Maria. Falleció en la víspera de Navidad de ese mismo año, “rodeado de buena música y una familia amorosa”, dijo Miller.
“Estoy agradecida por mi herencia”, continuó. “Sé que soy quien soy gracias a los que me han precedido”.
Las lecciones de los pioneros están ‘vivas y disponibles hoy’
Miller también habló de los pioneros del siglo XIX y explicó que esos santos aprendieron lecciones que están “vivas y disponibles en la actualidad”.
“Algunas de las lecciones que aprendieron fueron la perseverancia, la fe y la convicción religiosa, la cooperación y la comunidad, la preparación y la suficiencia, y el sacrificio y el servicio”, dijo.
Continuó expresando la importancia de centrarse en las “lecciones de nuestros antepasados y lo que aportaron al crear el mapa de nuestras vidas”.
“Del mismo modo que nos remontamos a nuestros antepasados y a nuestros valores fundamentales, nosotros, como guardianes de esa ascendencia, debemos acercarnos a nuestros hijos y a sus hijos, y lo debemos hacer con un sentido sagrado en ese alcance”, dijo.
“Somos lo que somos gracias a quienes nos precedieron y nos mostraron el camino a través de su valentía, su convicción y su deseo de hacer del mundo un lugar mejor”.
Katie Ann Powell, Holly Biesinger y Kianna Behunin — miembros del grupo Days of ‘47 Royalty — cantaron dos canciones para el devocional, la última de las cuales estuvo acompañada por Powell en el arpa.
