Unos meses después de casarme, mi esposo y yo nos unimos a otros miembros de mi familia para limpiar la casa de mi tía abuela. Viuda y sin hijos, ella había viajado por el mundo coleccionado muchos tesoros. Su muerte nos había dejado a todos con tiernos sentimientos. Dividimos sus objetos de valor y comenzamos la abrumadora tarea de ordenar todo lo que quedaba.
Me asignaron la limpieza del sótano. En un rincón oscuro y sucio, encontré una caja de zapatos que contenía un antiguo pesebre. Todas las figuras estaban cubiertas de polvo. Sin embargo, mientras me preparaba para celebrar mi primera Navidad con mi nuevo esposo, puse la caja en nuestro auto.
Esa noche coloqué el pesebre en una estantería hecha en casa en nuestro apartamento del sótano. A la mañana siguiente tiré accidentalmente al pastor al suelo. Su pierna se rompió en el impacto. Sin pensarlo mucho, mi esposo la volvió a pegar.
No pensamos mucho más en el pesebre hasta que mi madre nos visitó unos días después.
“¿De dónde sacaste un pesebre Hummel?”, ella exclamo.
Cogí un rey mago, sosteniéndolo boca abajo para que se viera la insignia de la parte inferior.
“No es Hummel”, le dije. “Dice ‘Goebel’”.
Empujando pacientemente todas las figuras del juego lejos del borde de la estantería, mi madre dijo, “¿Sabes lo que tienes?”
Pronto supe que Goebel representaba a la renombrada compañía de porcelana W. Goebel Porzellanfabrik en Rödental, Alemania. Fabrica figuras a partir de los dibujos de la artista Berta Hummel.
Debido a su creador, mi pesebre tuvo un valor significativo.
Mi madre reconoció lo que me había perdido.
Esta semana pensé en mi pesebre, mientras mi familia asistía a la producción de la Iglesia “El Salvador del Mundo” (en inglés) en el Teatro del Centro de Conferencias.
“El Salvador del Mundo” es un musical de dos horas basado en eventos relacionados con el nacimiento y la resurrección de Jesucristo.
Esta fue la primera experiencia de mi familia con la producción, su hermosa música, su dedicado reparto y su poderoso mensaje.
Antes de asistir a la producción, mi familia había pasado el día comprando y decorando para la temporada. Yo había enviado tarjetas de Navidad y envuelto regalos.
Sin embargo, ni una sola vez pensé en la vida, el ministerio y la resurrección del Salvador.
Sin embargo, mientras observaba la producción — la aparición del ángel Gabriel a Zacarías, el gozo de Isabel de tener un hijo y el viaje de María y José a Belén — reflexioné sobre el milagro de la Navidad.
Mi escena favorita de la producción fue la visita angelical a los pastores, anunciando el nacimiento del Salvador, y la rápida respuesta de los pastores al ver al bebé.
Pensé en el pesebre de mi tía abuela — incluyendo la falta de cuidado que le di cuando lo traje a casa, y en la pregunta de mi madre.
“¿Sabes lo que tienes?”
Así como hace muchos años no había logrado comprender el valor de un precioso pesebre o de su creador, había comenzado esta temporada navideña sin reflexionar y expresar gratitud por el Hijo Amado que celebraba el pesebre y el Creador, el Salvador del mundo.
La música sagrada y un reparto comprometido cambiaron eso para mí.
El élder Neil L. Andersen, del Cuórum de los Doce Apóstoles, asistió a la producción de “El Salvador del Mundo” con su familia.
Después del evento, habló con el elenco y les recordó que su actuación envió un mensaje importante: “Creo en Jesucristo y lo sigo”.
Luego, el élder Andersen compartió su propio testimonio. “Él es quien decimos que es — el Salvador y Redentor de todos”.
Prometió al reparto que el espíritu que se sintió durante la producción “continuará y se expandirá” y que la fe de muchos será “enriquecida, ampliada, solidificada y bendecida”.
Después de la primera Navidad con nuestro pesebre Goebel, mi esposo trajo a casa nuestro primer mueble comprado en la tienda — un gabinete de curiosidades. Colocamos el pesebre en su interior. Al comprender lo que era y quién lo había hecho, lo tratamos de manera diferente. Tomamos grandes medidas para protegerlo.
Lo exponemos durante todo el año.
No es tan diferente de nuestro propio conocimiento del Salvador y el milagro de Su nacimiento, vida y Resurrección.
Este conocimiento tiene el mayor significado en Navidad — cuando como miembros de la verdadera Iglesia del Señor, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, cada uno de nosotros puede responder una pregunta muy importante: “¿Sabes lo que tienes?”
Al hablar con el reparto de “El Salvador del mundo”, el élder Andersen explicó por qué es importante.
Parafraseando Mateo 10:32, el élder Andersen dijo, “El Salvador dijo que el que confesara Su nombre delante de los hombres, Él (el Salvador) los confesaría delante del Padre.
“Esta noche han confesado bellamente Su nombre y Él recordará el suyo”.
— Sarah Jane Weaver es la editora de Church News.
