Miles de voluntarios han pasado las últimas seis semanas en Florida ayudando a limpiar y reconstruir después del huracán Ian (en inglés).
El huracán tocó tierra el 28 de septiembre. En dos días, los miembros de las estacas locales de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días estaban en el lugar ayudando a limpiar (en inglés). Los esfuerzos de ayuda en casos de desastre organizados por la Iglesia ahora han concluido con lo siguiente:
- 10 740 voluntarios de 61 estacas en todo el sur de los Estados Unidos
- 213 415 horas de voluntariado
- 5905 órdenes de trabajo completadas
- 10 semirremolques cargados de suministros de ayuda
- 6 semirremolques cargados de alimentos
- 20 000 llamadas respondidas en la línea directa de voluntarios de Crisis Cleanup
- 6 semanas en el lugar
La sobreviviente del huracán Ian, Elizabeth Harlan, habló en nombre de todos cuando expresó su gratitud por el servicio.
“Nunca olvidaré a este grupo excepcional de hombres y mujeres que dieron de su tiempo y trabajo tan desinteresadamente para ayudarme en mi propiedad de los peores efectos del huracán y al hacerlo aliviaron mi carga”, dijo. “Su servicio es una bendición y han rendido un verdadero tributo a Jesucristo al servir a los demás a Su imagen”.
Los voluntarios viajan lejos para servir y aliviar las cargas
Miembros de la Iglesia de Florida, Georgia, Carolina del Sur, Alabama, Mississippi y lugares tan lejanos como Utah viajaron a las áreas más afectadas de Florida para registrarse en los centros de comando y recibir sus órdenes de trabajo.
Cuando R. Cameron Cowart y otros miembros de la Estaca Savannah, Georgia, se reunieron con propietarios de viviendas, compartieron su preocupación por ellos. Luego de ofrecer a los vecinos un kit de higiene y una caja de alimentos, trabajaron de la mano con ellos para limpiar sus propiedades.
“Una pareja a la que ayudamos estaba tan feliz por nuestra ayuda que antes de irse, la mujer del hogar preguntó si podía orar con todos nosotros. Fue una de las oraciones más genuinas y sinceras que he escuchado”, dijo Cowart.
“Ella expresó una inmensa gratitud a Dios por enviarnos a su casa, ‘siervos de Dios con camisas amarillas’, y oró para que pudiéramos continuar haciendo Su obra ayudando a otros”.
Otro voluntario de la misma estaca, Skyler Fuller, de 16 años, dijo que llegaban a una casa y la fachada parecía estar bien. Pero cuando iban al patio trasero, había enormes árboles caídos por todas partes que había que cortar y retirar.
“Llegué a casa sin dormir, adolorido, cubierto de rasguños y con mal olor, pero lo volvería a hacer”, dijo Skyler. “Pudimos hacer una gran diferencia. Y esa diferencia significó mucho para una familia, y estoy muy feliz de ser parte de eso”.
Los miembros de la Estaca Montgomery, Alabama, manejaron más de ocho horas para hacer funcionar el centro de comando de los esfuerzos de socorro organizados en Venice, Florida. El presidente de estaca, Jared D. McLaughlin, dijo que asistieron suficientes voluntarios para poder atender el centro de comando, distribuir herramientas y suministros a más de 800 trabajadores de campo y enviar tres de sus propios equipos como trabajadores de campo.
“Nos sentimos muy bendecidos por estas oportunidades de servir a nuestros vecinos. Cuando Jesucristo estaba vivo, ayudó a las personas con sus peores problemas. Sabemos que, si Él estuviera aquí hoy, estaría en áreas de desastre sanando a los enfermos y alimentando a los hambrientos. Es un honor ser una pequeña parte de Su obra”, dijo el presidente McLaughlin.
Dos miembros de su estaca, Reginald y Dena Brett, vieron cómo los residentes del sur de Florida se veían abrumados por los escombros y los daños causados por el viento y la lluvia del huracán. La mayoría no tuvo electricidad, gas o agua potable durante un tiempo después de la tormenta.
“Cuando escuchas la profunda gratitud y el alivio en la voz de alguien que lo ha perdido todo mientras lo abrazas en el patio delantero de una casa destruida, tu corazón se derrite por esa persona”, dijo Dena Brett. “No pude superar el amor que sentí de las personas a las que ayudamos. Para mí valía mucho más de lo que había sacrificado para ir a ayudarles. El amor es así, rodea a quien lo da y a quien lo recibe”.
Esperanza en una rosa floreciente
Los miembros de la Iglesia trabajaron codo a codo con otras congregaciones y religiones. El obispo Gregory O. Callahan del Barrio Davenport, Estaca Orlando Oeste, Florida, compartió una historia de su servicio en Port Charlotte.
Cuando llegaron a la Iglesia Luterana Living Waters, vieron un gran daño en un jardín conmemorativo de los miembros que habían fallecido. El jardín significaba mucho para la congregación, incluyendo un árbol de buen tamaño que colgaba sobre gran parte del jardín pero que se había arrancado y no se podía salvar. Ellos esperaban guardar una parte redonda del tronco como recuerdo.
El obispo Callahan dijo que en medio del memorial había una imagen incrustada de una rosa floreciente — la Rosa de Lutero, que tiene un profundo significado para la Iglesia Luterana. Mientras los voluntarios limpiaban la propiedad y retiraban el árbol conmemorativo, su servicio dio un giro especial.
“Cuando quitamos una sección del tronco para tener un recuerdo del jardín original, los anillos en el centro del tronco se veían inequívocamente como una rosa floreciente”, dijo. “Verdaderamente, una tierna misericordia dada a estas buenas personas por parte del Padre Celestial para hacerles saber que Él los ama y está pendiente de ellos”.
Los voluntarios Santos de los Últimos Días le entregaron al pastor el recuerdo del jardín, y varios miembros de la congregación luterana se quedaron boquiabiertos cuando vieron la rosa en el centro.
“El Espíritu tocó varios corazones cuando miembros de ambas congregaciones intercambiaron lágrimas y abrazos”, dijo el obispo Callahan.
El élder M. Andrew Galt, Setenta de Área que sirve en el Comité de Respuesta a Emergencias del Área Norteamérica Sudeste, dijo que a muchas personas les sucedieron milagros — tanto a los que trabajaron como a los que recibieron ayuda.
“Trabajar en estos esfuerzos es la verdadera religión para llevar esperanza a los necesitados. Nuestros miembros están cansados, pero la fe ha aumentado”, dijo el élder Galt.
Donaciones de alimentos y suministros
La Iglesia entregó 18 toneladas de alimentos y suministros al programa Feed the Hungry del alcalde (en inglés) en el sur de Florida para aliviar el sufrimiento del huracán Ian. El programa brinda servicios a 34 organizaciones sin fines de lucro diferentes en los condados de Sarasota y Manatee en Florida.
El élder Matthew S. Holland, Setenta Autoridad General y primer consejero de la presidencia del Área Norteamérica Sudeste, se reunió con los líderes de la organización durante su visita al área los días 15 y 16 de octubre.
Cuando otro camión con donaciones de ayuda por el huracán llegó al Centro de Comando de la Iglesia en Naples, la gente no estaba segura de qué hacer porque no podían encontrar un operador de montacargas.
Pero Whitney Egbert, miembro del Barrio JAS Buena Vista, de la Estaca Orlando Oeste, Florida, había regresado para recoger órdenes de trabajo adicionales justo cuando llegaba el camión — y ella es una operadora certificada de montacargas.
Su trabajo de descarga del camión redujo a unos minutos una tarea que habría requerido varias horas de trabajo. A los que ayudaron ese día les pareció un pequeño milagro.
El élder Victor P. Patrick, Setenta de Área, agregó que el servicio de los miembros de la Iglesia se siente como un pequeño sacrificio en comparación con lo que han sufrido sus vecinos al perder tanto como resultado del huracán Ian.
“Ver la luz de la esperanza renovada y el aprecio sincero en tantos ojos es su propia recompensa. Estos esfuerzos de respuesta a los desastres, de nosotros mismos y de muchos otros, reflejan el llamado del Salvador de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos”, dijo.
Traducción de la publicación:
Esto va para todas nuestras estacas de Florida. Para cuando concluya el trabajo de ayuda, las estacas de The @churchofjesuschrist en Florida habrán servido durante 3 a 5 semanas ayudando a los sobrevivientes.
Sabemos que están cansados, ¡pero Él está con ustedes!
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