Cerca de 3000 graduados de BYU-Idaho tuvieron la suerte de escuchar a los discursantes de la graduación el miércoles por la noche, quienes compartieron el amor y el interés en ellos y su éxito.
Esto se debe a que los tres discursantes también comparten una característica importante: el título de “Presidente” en el campus de Rexburg, Idaho.
El presidente Henry B. Eyring, segundo consejero de la Primera Presidencia; el élder Clark G. Gilbert, comisionado de educación de la Iglesia; y el presidente actual de BYU-Idaho, el presidente Henry J. Eyring (en inglés), participaron en la ceremonia de graduación que se llevó a cabo en el BYU-I Center el miércoles, 20 de julio.
El presidente Henry B. Eyring fue presidente de Ricks College, el predecesor de BYU-Idaho, de 1971 a 1977; el élder Gilbert se desempeñó como presidente de BYU-Idaho de 2015 a 2017; y el presidente Henry J. Eyring asumió el mando de la universidad de la Iglesia en 2017.
En sus comentarios a los graduados, el presidente Henry B. Eyring ofreció tranquilidad sobre el futuro.
Él recordó cómo cuando era estudiante de pregrado en física, el Espíritu le reveló la solución de un complicado problema matemático. Como líder y maestro en Ricks College, sintió una revelación sobre qué decir en los salones de clases o en las reuniones de profesores.
“Las experiencias que tuve como estudiante y al dirigir esta universidad, confirman mi testimonio de que podemos aprender y ser guiados por el Espíritu si así lo elegimos”, dijo el presidente Henry B. Eyring.
Así como él fue bendecido con oportunidades para aprender por medio del Espíritu, los graduados han tenido la oportunidad a través de la educación de la Iglesia, ya sea con BYU-Idaho o BYU-Pathway, de obtener sus propias experiencias sobre cómo aprender por el Espíritu e identificar la verdad.
“La razón que es así, proviene de la verdad esencial de quiénes somos”, explicó el presidente Henry B. Eyring. “Antes de nacer en la vida terrenal, éramos hijos espirituales del Padre Celestial. Aprendimos lecciones en el mundo de los espíritus. Hicimos elecciones sobre lo que era verdad y lo que era falso. Éramos individuos. Aprendimos por experiencia y a través de la instrucción”.
Aunque el velo impide que las personas recuerden esas lecciones, cada uno vino a la tierra con un rasgo heredado de un Padre amoroso: una sed natural de aprender y progresar.

“Tenemos la maravillosa certeza de que nuestro Padre Celestial está listo y deseoso de bendecirnos con conocimiento”, dijo el presidente Henry B. Eyring e instó a los oyentes a buscar experiencias que aumenten su conocimiento e ilumine su comprensión.
“Deben decidir y comprometerse ahora a hacer de su hogar una casa de aprendizaje, rodeándose de las Escrituras, buenos libros, música edificante y otras actividades de aprendizaje”.
Cuando él se graduó en física, estaba ansioso por hacer algo más que seguir luchando por aprender, recordó el presidente Henry B. Eyring. “Pero, yo aprendí lo que ustedes descubrirán. … Dondequiera que vayan después de la graduación, no hay fin a la necesidad de aprender en cualquier tarea que no sea aburrida”.
Ya sea como maestro, plomero, comerciante, médico, enfermera o bibliotecario, habrá cambios rápidos y, por lo tanto, se requerirá un aprendizaje rápido. “Como hijos de Dios, tenemos un deseo innato de aprender. Tenemos la promesa de que lo que debemos hacer es pedir con fe el poder de aprender. Nuestras oraciones serán contestadas con oportunidad”, prometió él.
Luego compartió la promesa bíblica que se encuentra en Doctrina y Convenios 42:61: “Si pides, recibirás revelación tras revelación, conocimiento sobre conocimiento, a fin de que conozcas los misterios y las cosas apacibles, aquello que trae gozo, aquello que trae la vida eterna”.
El presidente Henry B. Eyring señaló que la promesa de inspiración depende de los deseos del individuo. “Nuestra oración por conocimiento y por aprendizaje será respondida cuando nuestro deseo, tanto como podamos alinearlo, sea lo que el Padre Celestial y el Salvador desean. Ellos envían el Espíritu Santo para revelar el conocimiento que buscamos y necesitamos”.

A medida que los graduados, estudiantes, maestros y líderes apliquen los principios de la revelación personal, verán un aumento en sus deseos y habilidades. “Este vendrá del arrepentimiento diario, la oración más frecuente y el saborear constantemente las palabras de las Escrituras y de los profetas vivientes”, dijo él.
El presidente Henry B. Eyring dijo que ha viajado por el mundo y ha visto el creciente flujo de inspiración en las escuelas de la Iglesia. “Ha sido maravilloso para mí ver ese milagro en desarrollo como parte de la Restauración continua y el acelerado recogimiento de Israel. El futuro para ustedes, para esta universidad y para el Sistema Educativo de la Iglesia se hace cada día más brillante”.
En conclusión, el presidente Henry B. Eyring prometió a los graduados: “El Espíritu Santo les ha confirmado la verdad hoy, y Él lo hará a lo largo de su vida de aprendizaje, a medida que lo busquen y califiquen para ello”.

En sus comentarios, el élder Gilbert hizo referencia a la declaración profética hecha por el presidente Henry B. Eyring cuando la escuela se convirtió oficialmente en una institución de cuatro años hace 20 años. “Esos graduados de BYU-Idaho se convertirán en legendarios por su capacidad para edificar a las personas que los rodean y agregar valor dondequiera que sirvan”.
El élder Gilbert dijo entonces a los graduados, “Esta noche comenzarán un viaje para ver que esto se cumpla en sus propias vidas. Como graduados de BYU-Idaho, han sido preparados para levantar y edificar a otros en sus futuros hogares, en la Iglesia y en las comunidades en las que viven. Esas experiencias no siempre se presentarán como roles formales de liderazgo, pero se presentarán en maneras personales para enseñar, guiar y edificar tranquilamente a otros a su alrededor”.
El élder Gilbert y su esposa, la hermana Christine Gilbert, se despidieron de BYU-Idaho dos veces: una vez cuando dejó el empleo allí y otra vez después de convertirse en presidente de BYU-Pathway Worldwide, recordó él. En ambas ocasiones se dijeron a sí mismos: “Espero que haya suficiente Rexburg en nosotros”.
A los graduados que están a punto de dejar su “universidad en la colina”, el élder Gilbert dijo: “Oro para que también se digan a sí mismos, ‘Espero que haya suficiente Rexburg en mí, sin importar dónde viva o donde vaya’. Los amamos. Estamos emocionados por las grandes cosas que el Señor tiene reservadas para ustedes”.

En un mensaje pregrabado para los graduados, el presidente Henry J. Eyring habló de la necesidad de caminos seguros, barandas y refugios seguros después de recordar haber caminado por un sendero precario hasta llegar a una posición elevada sobre Sun Valley, Idaho.
Alguien que actuó como una “baranda” en la vida del presidente Henry J. Eyring fue la hermana Bonnie Hammond, quien lo conoció como estudiante de tercer grado de la escuela primaria y como un obispo nuevo e inexperto. La hermana Hammond le dio abrazos de “barandilla” que “parecían sacarme cualquier tendencia a desviarme del camino seguro”, dijo él.
Las personas también necesitan refugios seguros: lugares o circunstancias que les permitan descansar físicamente y recargarse espiritualmente.
“Durante su tiempo como estudiantes de BYU-Idaho, ustedes han sido bendecidos con caminos firmes, barandillas sólidas y refugios seguros”, dijo el presidente Henry J. Eyring a los graduados. “También han disfrutado de la sabiduría, el amor y el poder perfectos de nuestro Salvador”.
Esas bendiciones pueden continuar cuando los graduados dejen la universidad, dijo él. “A medida que avanzan, basándose en las experiencias que tuvieron aquí, ustedes y esta Iglesia se fortalecerán cada vez más, para el mejoramiento de los hijos de nuestro Padre Celestial”.
La universidad otorgó títulos a 2966 estudiantes: 2256 títulos de licenciatura y 806 títulos de asociados. De ellos, 1110 eran estudiantes en línea y 1147 comenzaron como estudiantes de BYU-Pathway Worldwide.