El documento comienza: “Una obra grande y maravillosa está a punto de aparecer entre los hijos de los hombres”.
Lo que sigue se convirtió en Doctrina y Convenios 11, escrito a mano en cursiva que cubre uniformemente el frente y el reverso de la página.
Los expertos y archivistas del Departamento de Historia de la Iglesia de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días examinaron rigurosamente el documento y confirmaron que es de puño y letra de Hyrum Smith. La sección 11 es su revelación, dada por medio del profeta José Smith a su hermano en Harmony, Pensilvania, en mayo de 1829.
El presidente M. Russell Ballard, presidente interino del Cuórum de los Doce Apóstoles y tataranieto de Hyrum Smith, examinó cuidadosamente el documento en su funda protectora el jueves, 30 de junio en el Edificio de Administración de la Iglesia.
“Esto es un tesoro”, él se maravilló.
Sentado junto a él estaba el Sentado junto a él estaba el élder LeGrand R. Curtis Jr., Setenta Autoridad General e historiador de la Iglesia. Y en la mesa estaban Greg y Julie Cook (en inglés) y su familia.
Greg Cook encontró recientemente el documento en Moon’s Rare Books en Provo, Utah, y dijo que sabía que tenía que comprarlo con el propósito expreso de donarlo a la Iglesia. Y, como le dijo al presidente Ballard, sabía que “tiene importancia para usted y su familia”.
La documentación guardada muestra su viaje, pasando por manos de coleccionistas privados hasta 1960, cuando parece que la familia Smith lo vendió con la Biblia familiar.
“Esto ha tenido un camino tortuoso de regreso a usted y la Iglesia”, le dijo Cook al presidente Ballard mientras presentaba el regalo.
Una marca descolorida en el centro del papel muestra dónde el documento parece haber sido doblado, tal vez guardado contra el cuero de esa Biblia familiar. La caligrafía muestra el cuidado que se tuvo al escribir las palabras de la revelación.
De los archivos: La Iglesia recibe la Biblia del presidente Joseph F. Smith casi 100 años después de la revelación de Doctrina y Convenios (en inglés)
El élder Curtis dijo que Hyrum era el más educado de los miembros de la familia Smith. “Él había ido a la escuela más que José, y fue de una gran ayuda en los primeros días de la Iglesia, principalmente por su devoción al Señor, y culminando con su muerte porque no quiso dejar a su hermano José cuando José fue a Carthage”.
Los Cook comentaron sobre el tiempo de esta donación, que se realizó durante la semana que conmemora los 178 años desde que José y Hyrum fueron martirizados en la cárcel de Carthage el 27 de junio de 1844.
El élder Curtis dijo que el documento fue escrito por la mano de Hyrum, pero “no sabemos si esta es la primera vez que se escribió o si era una copia, pero si era una copia, era una copia hecha por Hyrum, a quien se dirige la revelación.”
Hyrum Smith era el bisabuelo de la madre del presidente Ballard. Su abuelo fue Joseph F. Smith, y el presidente Ballard dijo que ella le contó algunos de sus recuerdos del profeta, quien vio los cuerpos de su padre y su tío a los 5 años de edad y luego cruzó las llanuras con Mary Fielding Smith.
El presidente Ballard compartió algunas de esas historias con la familia Cook mientras conversaban, y el élder Curtis lo llamó “una herencia tremenda”.
La influencia de Hyrum
Además de la importancia de ver la letra de Hyrum Smith y tocar el documento de casi 200 años de antigüedad, las palabras en la revelación también son significativas, dijo el élder Curtis.
“Probablemente el versículo que más usamos de él es este: “No intentes declarar mi palabra, sino primero procura obtenerla, y entonces será desatada tu lengua; luego, si lo deseas, tendrás mi Espíritu y mi palabra, sí, el poder de Dios para convencer a los hombres’” (D y C 11:21), él leyó en voz alta.
“Y, vaya, eso se hizo realidad en la vida de Hyrum Smith y sus descendientes”.
El presidente Ballard ha hablado muchas veces sobre Hyrum durante sus 46 años como apóstol. “No quiero que la Iglesia pierda nunca de vista a Hyrum, porque en muchos aspectos, José era José porque tenía a Hyrum”, le dijo a la familia Cook.
Y Cook le dijo al presidente Ballard: “Cuanto más aprendemos sobre ellos y nos acercamos más a ellos, mayor ha sido nuestra fe. Ha sido una gran experiencia para nuestra familia”.
Una cosa que Cook señaló en la Sección 11 fue cómo el Señor le dijo a Hyrum que fue llamado para ayudar en la obra: “La gran mayoría de nosotros estamos ayudando, así que es muy relevante para todos”, reflexionó Cook.
El tiempo de la revelación
Durante mayo de 1829, José y Emma Smith vivían en Harmony, Pensilvania, y recibieron la visita de José Smith padre y Samuel Smith.
José Smith, padre, pidió una revelación sobre su propia función en la Restauración, y esta se convirtió en Doctrina y Convenios 4. Mientras tanto, Samuel se convenció de la veracidad de las doctrinas enseñadas por José y fue bautizado (véase Revelaciones en Contexto, el apoyo que recibió José Smith en el hogar).
Samuel regresó a Palmyra, Nueva York, lleno de elogios, y Hyrum visitó a José poco tiempo después. En este punto, él era el hermano mayor, después de la muerte de Alvin. Cuando visitó a José, le pidió una revelación para sí mismo.
Como dijo el élder Curtis, señalando al documento sobre la mesa, “Están mirando la palabra del Señor, a Hyrum, a través del profeta José”.
“Me encanta la forma en que comienza con: ‘Una obra grande y maravillosa está a punto de aparecer’”, continuó el élder Curtis. “Esto es 1829, las cortinas están a punto de abrirse. En ese tiempo, era solo un puñado de creyentes, sin una iglesia organizada, sin servicios de adoración, solo un puñado de creyentes cuando comenzó la restauración”.
Al mes siguiente, en junio de 1829, José Smith, padre, Samuel Smith y Hyrum Smith estaban entre los Ocho Testigos del Libro de Mormón. Y el 6 de abril de 1830 la Iglesia fue organizada oficialmente.
Un regalo generoso
Al terminar sus conversaciones, el presidente Ballard nuevamente agradeció a los Cook diciendo: “Este es un regalo muy generoso”. El élder Curtis agregó: “Apreciamos mucho la generosidad de la familia Cook”.
El presidente Ballard deseó a los hijos [de los Cook] suerte con su futuro y les dio algunos consejos, compartiendo recuerdos de su esposa Barbara, su tío José Fielding Smith y su abuelo Melvin R. Ballard, un apóstol.
“Nuestros antepasados son un gran recurso para nuestra fe personal”, dijo el presidente Ballard.
Además de donar el documento, los Cook también presentaron documentación de procedencia que muestra la autenticidad hasta Hyrum. Los Cook agregaron su propio apéndice, ya que son parte de su historia, ayudándola a volver a las manos de la Iglesia.
Se mantendrá en los archivos, entre otros registros sagrados de la Iglesia.