Para la hermana J. Anette Dennis, el evangelio de Jesucristo ha sido siempre una parte importante de su vida. “Recuerdo cuando mi madre y mi padre leían las escrituras en la mesa del desayuno porque [nosotros, los hijos] éramos una audiencia cautiva. Y yo hice lo mismo con mis hijos”, dijo ella.
Según su esposo, el hermano Jorge Dennis, sus hijos tuvieron una Noche de Hogar todas las mañanas hasta que se graduaron de la secundaria. “Por supuesto que algunas veces ponían sus ojos en blanco y miraban hacia el cielo cuando ella les leía las escrituras, las revistas de la Iglesia o las historias de fe de los líderes de la Iglesia durante el desayuno”, dijo él. “Pero [ahora] veo a nuestros hijos, y que son muy buenos padres — [bueno,] los que son padres”, dijo. “Esto se lo atribuyo a ella directamente. Es su obra … Debido a eso, creo que nuestros hijos tienen unos cimientos muy, muy firmes”.
Durante la conferencia general de abril de 2022, la hermana Dennis fue llamada como primera consejera de la presidencia general de la Sociedad de Socorro, y comenzará su servicio en agosto.
Jeannie Anette Herrin nació en Provo, Utah, el 27 de junio de 1960, hija de Curtis Lamar y Patricia Joanne Herrin. Sus padres se conocieron mientras asistían a BYU. Después de la graduación de su padre, la familia se trasladó a una zona rural de Mississippi, donde vivieron al lado de la casa de sus abuelos paternos. “Fue una infancia maravillosa durante el tiempo que permanecimos allí. Jugábamos en el bosque, nos columpiábamos en las enredaderas, andábamos en bicicleta y siempre visitábamos a nuestros numerosos ‘parientes’, lo cual nos encantaba”, dijo.
Fue bautizada en Vicksburg, Mississippi, a unos 64 kilómetros de su casa, y recuerda haber dado su primer discurso cuando era una niña pequeña. “Me quedé petrificada”, dijo. “Mi discurso era sobre la historia de Daniel en el foso de los leones; recuerdo (también] estar parada delante de todo el mundo y simplemente comenzar a llorar porque estaba muy nerviosa”; y con humor añadió, que espera que no le ocurra lo mismo cuando dé su primer discurso en la conferencia general.
Cuando ella tenía 9 años, la familia comenzó a trasladarse para acompañar la carrera de su padre — de Bentonia, Mississippi a Nashville, Tennessee; después a De Soto, Iowa y a Lincoln, Nebraska, antes de regresar a Utah cuando ella estaba en el noveno grado.
La hermana Dennis asistió a BYU, donde se especializó en educación elemental, sin embargo, fue su segunda especialización la que trazaría el curso de su vida. Ella conoció a Jorge Dennis y a otros jóvenes adultos durante un viaje cultural a Hermosillo, México en 1978 con el Departamento de Español de BYU. Un año después, él vino a Utah para estudiar inglés y en ese momento se volvieron a encontrar. Se casaron el 4 de septiembre de 1980 y varios meses después regresaron a México, donde nació su primer hijo. Ahora tienen cuatro hijos y nueve nietos.
A causa de esa experiencia, la hermana Dennis comprende, en cierta medida, lo que sienten quienes tienen que dejar sus hogares y abrirse paso en una nueva cultura y un nuevo idioma. “Las hermanas de aquel barrio me trataron con tanta amabilidad y amor, aun cuando yo era una extranjera y hablaba muy poco español en ese momento”, dijo ella. “Espero que todas nuestras hermanas en el mundo entero y que son inmigrantes o refugiadas tengan esa misma experiencia”.
El hermano Dennis, se bautizó un poco antes de cumplir los 18 años. Está inmensamente agradecido a las tres parejas de misioneros que no se dieron por vencidos durante los seis meses que duró el proceso de su conversión inicial. Considera a esos misioneros unos ángeles, porque fueron el instrumento para cambiar el curso de su vida. “Todo lo bueno que tengo en mi vida es el resultado de mi decisión de unirme a la Iglesia y de vivir el evangelio de Jesucristo”.
Sus hijos sirvieron misiones para la Iglesia: su hijo mayor, en Málaga, España; su hija mayor en Campinas, Brasil; su hijo menor en El Salvador y Houston, Texas; y la hija menor en el Templo de Bountiful Utah y en el Centro de FamilySearch en Layton.
La pareja sintió que era importante que sus hijos no crecieran en una guardería, debido a la experiencia del hermano Dennis que fue criado solo por su madre que estaba divorciada y quien, no estaba mucho en la casa porque trabajaba para mantener a su familia. Así que tomaron la decisión de que la hermana Dennis se quedaría en casa con los niños, a quienes amaba y consideraba una gran bendición. Ella sabe que no todas las madres pueden hacerlo, a pesar de desearlo de todo corazón.
“Probablemente mis hijos les digan que [yo] era bastante exagerada y demasiado controladora como madre. Creo que vi como [estaba] el mundo y quería que ellos tuvieran buenos cimientos [espirituales], porque sabía lo que el mundo podía hacerles”, dijo la hermana Dennis.
“Creo que ella ha sido la madre perfecta para nuestros hijos, aunque ella no lo crea”, dijo el hermano Dennis. “Nunca les ha dado importancia a las cosas materiales. Nunca. Eso es algo que ha bendecido a nuestra familia inmensamente. Sus prioridades siempre han sido las espirituales, no las temporales”.
“No soy la misma madre que cuando empecé”, dijo la hermana Dennis. “[El Señor] te enseña a través de los hijos”. Ahora me doy cuenta de que no confiaba en el Señor lo suficiente para que los guiara a través de ese ‘campo minado’ de la adolescencia. Desde entonces he aprendido que Él lo hace mucho mejor de lo que yo podría, si simplemente confío en Él”.
El confiarle al Señor sus hijos fue algo que se volvió especialmente claro cuando los llamaron como líderes de la Misión Ecuador Guayaquil Oeste (en inglés) en 2013. Ninguno de ellos había pasado por la experiencia de una misión.
“Nuestra hija menor ha lidiado con desafíos en el campo de la salud emocional desde que era muy, muy joven”, dijo la hermana Dennis. “Cuando partimos para nuestra misión, ella fue con nosotros. Tenía casi 15 años y nunca había estado lejos de casa, ni lejos de su hermano mayor a quien consideraba su mejor amigo y que también saldría para su misión en El Salvador apenas dos semanas más tarde”.
Fueron momentos muy difíciles para ella mientras se preparaban para partir y a veces el hermano y la hermana Dennis se preguntaban si deberían ir. “Pero antes de irnos, nuestra hija sintió que el Señor le decía que esta sería una época de transformación para ella”, dijo la hermana Dennis. “No fue fácil, para ninguno de nosotros, pero cada uno tuvo que aprender a confiar en el Señor y a poner[se] en Sus manos”.
Esta lección la recibieron nuevamente tan solo cuatro meses después de comenzar su servicio misional, cuando el presidente de la misión donde servía su hijo los llamó en medio de una conferencia de zona. Les informó que su hijo estaba en el hospital en estado grave a causa del dengue.
Lo único que podíamos hacer era orar y confiar en el Señor; no podíamos hacer nada más”, dijo la hermana Dennis. “Pero sabíamos que, fuere cual fuere el resultado, estaba en manos del Señor”. Con el tiempo se recuperó y lo transfirieron a una misión en los Estados Unidos.
Un año después de regresar de su primera misión, su confianza en el Señor fue puesta a prueba otra vez cuando se les pidió que dejaran a su familia otra vez, incluyendo a su hija menor, y regresaran a Ecuador para que el hermano Dennis pudiera servir en la presidencia del templo durante el siguiente año.
A menos de un año de estar sirviendo en su primera misión, el hermano Dennis tuvo un sueño perturbador. Cuando ese sueño se repitió por segunda vez un mes después, él y la hermana Dennis sintieron que era importante preparar a sus misioneros en el caso de que sucediera un desastre. Trabajando con sus jóvenes hermanas misioneras que habían recibido capacitación como enfermeras en la misión, desarrollaron planes de emergencia para cada zona, los cuales incluían instrucciones para reunirse en lugares seguros, para que los misioneros aprendiesen y practicasen qué debían hacer y adónde tenían que ir si ocurría un terremoto. También se enfatizó aún más la preparación espiritual — obediencia, arrepentimiento y confianza en la Expiación del Salvador.
Casi dos años después, el 16 de abril de 2016, un terremoto de 7,8 grados de magnitud (en inglés) sacudió la costa del Ecuador, el cual provocó la muerte de casi 700 personas y causó heridas a casi 16600 otras (en inglés).
Debido a su preparación, tanto temporal como espiritual, los misioneros sabían qué hacer y adónde ir después del terremoto. La mayoría informó que, aun cuando los edificios caían a su alrededor y la gente gritaba y corría en medio del caos, se sentían en paz porque sabían qué hacer y se sentían preparados por si tenían que dejar esta tierra. Ocurrieron muchos milagros ese día — antes, durante y después del terremoto. Ninguno de los misioneros murió o resultó herido, aunque hubo destrucción y muerte a su alrededor.
No sería hasta años más tarde que, mientras estudiaban el discurso del presidente Russell M. Nelson de la conferencia general de octubre de 2020 titulado “Acoger el futuro con fe”, que la hermana Dennis reconoció que ella y su esposo habían sido guiados por el Señor para hacer las mismas cosas de las cuales el profeta habló.
De repente me di cuenta de que habíamos hecho las mismas cosas que el presidente Nelson aconsejó como preparación para el futuro. Nos dijo que creáramos ‘lugares de seguridad’ que preparáramos nuestras mentes para ser fieles a Dios y que nunca dejáramos de prepararnos. Eso fue exactamente lo que hicimos con nuestros misioneros durante esos dos años antes del terremoto y vimos los milagros que sucedieron gracias a ello.
La hermana Dennis, que ha estado sirviendo en el consejo asesor general de la Primaria, comenzará en su nuevo llamamiento como primera consejera de la presidencia general de la Sociedad de Socorro el 1 de agosto.
“Creo que parte de la razón por la cual estoy en [esta presidencia] es debido a las experiencias que hemos tenido con nuestra hija menor, y [porque hay] muchas hermanas que se enfrentan a desafíos emocionales y mentales”, dijo la hermana Dennis.
“Siento que tenemos que seguir hablando sobre esto, porque muchos sufren en silencio”, dijo.
Una de sus escrituras favoritas se encuentra en Alma 7:11-13, donde se enseña “que Jesús sufrió, no solo por nuestros pecados, sino también por nuestros dolores, nuestras aflicciones, nuestras tentaciones y nuestras enfermedades para poder comprender nuestro sufrimiento y así correr en nuestra ayuda”, dijo la hermana Dennis. “Sea lo que fuere por lo que están pasando, Él lo entiende a un nivel muy personal. Como la Sociedad de Socorro está centrada en el ejemplo de Jesucristo, puede convertirse en un lugar de refugio y sanación a medida que nos asociamos con Él para amarnos y ministrarnos mutuamente”.
La forma en que el Salvador ministró y amó a cada uno es el perfecto ejemplo a seguir cuando se trata de tenderle la mano a los demás, dijo. “Buscó a los otros, especialmente a los que sufrían y a los que sentían que eran diferentes y no pertenecían. Él fue hacia ellos — los encontró en el lugar donde estaban. … Si cada uno de nosotros verdaderamente sigue el ejemplo de nuestro Salvador de amar y servir, realmente llegando a conocer a un nivel personal a aquellos que pensamos son tan diferentes a nosotros, nadie tendría por qué sentirse que no pertenece a la Sociedad de Socorro o a nuestros barrios o ramas. Verdaderamente seríamos uno con Cristo”.
A las hermanas que se enfrentan a un desafío emocional o mental, o cualquier otra situación que les dificulte sentirse incluidas, la hermana Dennis quiere que sepan que, si bien a veces puede ser difícil de sentir, “el Señor las ama cualesquiera sean los desafíos o situaciones que estén experimentando y Él irá a su encuentro dondequiera que estén. Él quiere ser parte de sus vidas y caminar junto a ustedes. Lo sé por experiencia personal y familiar. Él vive y Él las ama”.
Información biográfica
Familia: Nació el 27 de junio de 1960, en Provo, Utah, hija de Curtis Lamar y Patricia Joanne Herrin. Se casó con Jorge Dennis el 4 de septiembre de 1980 en el Templo de Salt Lake Temple; tienen cuatro hijos.
Educación: Estudió educación elemental y español en la Universidad Brigham Young
Servicio en la Iglesia: Servirá como la primera consejera de la Presidencia General de la Sociedad de Socorro a partir del 1 de agosto. Actualmente es miembro del consejo asesor general de la Primaria y con su esposo es parte del consejo de comunicaciones de la Iglesia del condado de Davis, fue la compañera del presidente de la Misión Ecuador Guayaquil Oeste (2013-2016), asistente de la presidenta del Templo de Guayaquil Ecuador, secretaria de la Presidencia de la Sociedad de Socorro de estaca, presidenta de la Primaria del barrio, consejera de la Presidencia de la Sociedad de Socorro y de las Mujeres Jóvenes del barrio, maestra de la Sociedad de Socorro y obrera del templo.