El élder Denelson Silva dijo que él y su esposa, Regina, sabían que “algo estaba a punto de suceder”.
La pareja celebró recientemente el 35.o aniversario de su sellamiento. Durante esos años han servido en una amplia variedad de llamamientos en la Iglesia.
Sin importar el tipo de oportunidad que se les brindaba, el élder Silva dijo que todos los llamamientos tenían una cosa en común.
“Nunca te sientes preparado para ningún llamamiento”, dijo.
Una lección del campo misional aprendida una y otra vez
Dijo que cada llamamiento ha requerido algo diferente y ha resultado en bendiciones extraordinarias. Y ambos insisten en que vieron la mano del Señor en cada paso de su recorrido — incluso cuando ese recorrido los llevó a miles de kilómetros de San Pablo, Brasil, hasta Luanda, Angola.
En 2016, el élder Silva fue llamado como presidente de misión. La pareja sirvió en la Misión Luanda Angola por tres años junto a los misioneros a su cargo.
La hermana Silva recuerda cómo se sintieron cuando les extendieron el llamamiento.
“Después de recibir el llamamiento para servir una misión en Angola (en inglés), sentimos mucho estrés”, dijo.
“Teníamos que mudarnos; vender la casa; vender nuestras cosas. Teníamos que pensar qué hacer con el auto”.
La lista de las tareas que debían hacerse antes de partir para la misión era larga, y llevarla a cabo en el tiempo de que disponíamos, representaba un gran desafío”. Pero ahí fue donde ella vio y sintió la guía proveniente del cielo y fortaleció su testimonio de cómo el Padre Celestial puede despejar el camino cuando Él necesita que algo se realice.
“Todas esas cosas”, dijo ella, “Todo salió bien”.
Ellos compartieron estas experiencias que fortalecieron sus testimonios con los misioneros, para ayudarles a tener fe sin importar lo que encontraran en su camino. Sin embargo, los Silva no sabían que necesitarían recordar esa experiencia tanto como los misioneros necesitaban escucharla.
El plan original era simple — vender la casa en Brasil, servir una misión en Angola, comprar una nueva casa en Brasil tres años después y seguir adelante con sus vidas.
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“Vendimos la casa porque queríamos estar enfocados el cien por ciento en la obra misional”, dijo el élder Silva. Él sabía que les iba a pedir a los misioneros en Angola que estuvieran completamente enfocados y él quería hacer lo mismo.
A pesar de tener un plan y seguir adelante con fe mientras servían en África, el vuelo de nueve horas de regreso a casa al final de su misión estuvo lleno de inquietudes.
“Cuando llegamos a casa al finalizar nuestra misión en 2019”, recuerda la hermana Silva, “Decidimos no comprar ni una casa ni un departamento en ese momento. Queríamos saber qué iba a pasar”.
Aunque tenían una idea de lo que debían hacer, el Espíritu Santo no les había confirmado que la compra de una nueva casa era lo indicado. Así que, esperaron.
Unidos en la obediencia al Espíritu
“Decidimos — lo decidimos juntos — esperar por un tiempo”, dijo la hermana Silva.
Las miradas que intercambiaron los Silva en ese momento dejaron entrever lo que significan más de tres décadas de asesoramiento mutuo, oraciones conjuntas y toma de decisiones de común acuerdo.
Sin embargo, al mirar esta ecuación desde el punto de vista práctico, el élder Silva sabe que podría sonar un poco raro que la pareja vendiera una casa perfectamente buena y después decidiera no comprar otra, a pesar de no tener ninguna razón tangible para no hacerlo.
Al regresar a Brasil y después de analizar durante un corto tiempo sus opciones, dijo él, “Decidimos no comprar una casa, ya que habíamos acordado que decidiríamos dónde comprar[la] después de la jubilación”.
Así que, se puso en marcha un segundo plan — volver a trabajar, alquilar un departamento durante unos años, jubilarse, comprar una nueva casa y seguir adelante con la vida.
Dos años más tarde, dijo la hermana Silva, todavía era difícil seguir con el plan que habían sentido y acordado entre ellos.
“A veces, me imaginaba la casa de nuestros sueños y pensaba en ella”, dijo. “Pero sentía que no, que no era lo indicado”.
En esos momentos difíciles, dijo la hermana Silva, se centraron en el hecho de que el Padre Celestial les había ayudado a resolver las cosas antes de su misión y que Él les ayudaría de nuevo a hacer lo correcto.
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La respuesta siempre tiene que ser “sí”
La respuesta llegó cuando se le extendió al élder Silva el llamamiento para servir como Setenta Autoridad General.
“Cuando recibimos el llamado del presidente Nelson, son sentimos abrumados”, dijo él. “Sin duda alguna, sentíamos que no estábamos preparados, pero confiamos en el Señor y [sabemos que] Él está a cargo”.
En ese momento, los Silva dijeron que habían recibido su respuesta con respecto a la compra de la casa.
“Podemos ver claramente por qué teníamos que decidir no comprar una casa y por qué [esto] no fue una casualidad. Fue algo preparado por el Señor”, dijo el élder Silva.
Una jubilación tranquila, lejos de la capital de Brasil tendrá que esperar un tiempo. Pero los Silva están de acuerdo con eso
“Cuando recibimos el llamamiento, fue una confirmación de que [aquel] sentimiento era una preparación para algo más grande que iba a suceder”, dijo él.
Más allá de haber recibido la guía para comprar o no una casa, el élder Silva dijo que tiene un testimonio de que el Señor utiliza este tipo de experiencias para ayudar a las personas a conquistar el hombre natural y parecerse más al Salvador.
“Él conoce nuestras limitaciones y Él tiene el poder para hacer que nuestras debilidades se conviertan en fortalezas mediante el poder liberador de Su Expiación”.
Como pareja, los Silva, saben que necesitan trabajar juntos en ese proceso. Por esa razón, tomaron una decisión al principio de su matrimonio que les ha ayudado a estar unidos al momento de tomar decisiones.
“Siempre hemos querido poner al Señor en primer lugar en nuestras vidas”, dijo el élder Silva. “Sin importa[r] cuáles fueran las circunstancias del momento”.
Su explicación sobre cómo llegaron a tener una determinación tan firme de hacer la voluntad del Padre Celestial se basa en el ejemplo que ve en la vida de Jesucristo.
“Si [uno se] fija en lo que hizo el Señor; [Él] dio su vida por nosotros. Esa es la mayor evidencia del amor que Dios tiene por nosotros. Y debido a ese amor, la única manera de devolverle una pequeña cantidad es sirviendo a los hijos de Dios”, dijo el élder Silva.
La conveniencia y la aparente disponibilidad no fueron un obstáculo para el Salvador. Él hizo lo que el Padre le pidió, cuando el Padre se lo pidió.
La hermana Silva dijo que esta experiencia le ayudó a reconocer la veracidad de los consejos que ha escuchado de los profetas, apóstoles y otros líderes de la Iglesia a través de los años.
“El testimonio que obtuve de esto es igual a [los] que escuchamos en cada conferencia general”, dijo. “Hacemos planes; [pero] el Padre Celestial tiene otros planes para nosotros”.
“Aprendimos eso antes de ser llamados a servir una misión. Ocurrió lo mismo. Ya teníamos planes; sin embargo, Él tiene un plan [aún] más grandioso [con respecto a lo que] debemos hacer aquí en la tierra, y tenemos que estar preparados para seguir los planes del Señor, no para hacer nuestra voluntad, sino la voluntad de nuestro Padre”.
El élder Silva dijo que la meta que tienen como pareja es “estar al servicio, estar disponibles, siempre que podamos; no tiene que ser cuando nos convenga. Debemos tener la mentalidad de que, si Él nos pide que hagamos algo, la respuesta siempre [tiene que ser] sí”.
Eso es lo que él espera dejar como legado — llevar a cabo el llamamiento que se le pida, porque eso es lo que hizo el Salvador.
“Si la respuesta no siempre es un ‘sí’, deja espacio para un ‘no’, o un ‘tal vez’. Y no había espacio para el ‘no’ o el ‘tal vez’ en Getsemaní. No había espacio para eso”.
Aunque lo que el Señor pida sea algo pequeño, la respuesta de los Silva nunca cambia.
“El Señor dio Su vida, y nosotros tenemos una deuda con Él la cual nunca podremos pagar. Sin embargo, lo poco que podamos hacer, debemos hacerlo por Él”.
Información biográfica
Familia: Nació el 4 de julio de 1965, en Recife, Brasil, hijo de Domingos Urbano da Silva y María José de Almeida Silva. Él y Regina María de Carvalho Silva se sellaron en el Templo de San Pablo Brasil el 26 de mayo de 1987. La pareja tiene un hijo y una hija.
Educación: Diplomado en administración de empresas con especialización en procesamiento de datos.
Empleo: Trabajó en el sector de los viajes durante 30 años, además de casi dos décadas con Sabre Internacional, una compañía de servicios informáticos y tecnología para viajes. Al momento de su llamamiento, trabajaba como gerente de viajes para la oficina del Área Brasil de la Iglesia.
Servicio en la Iglesia: Antes de su llamamiento como Setenta Autoridad General, el élder Silva sirvió como Setenta de Área. Ese llamamiento lo recibió inmediatamente después de su servicio como presidente de la Misión Luanda Angola, en la cual sirvió junto a su esposa desde 2016 hasta 2019. También sirvió como presidente de estaca, consejero de una presidencia de estaca, sumo consejero y obispo.