YIGO, Guam — Viajar a Guam — el territorio de EE. UU. en el norte del Océano Pacífico y en la frontera del mar de Filipinas, con impresionantes vistas, una rica historia y fieles Santos de los Últimos Días – nunca ha sido fácil.
Para llegar a las islas del Pacífico Occidental, los visitantes pueden volar cinco horas al sur desde Tokio, Japón, ocho horas al oeste desde Honolulu, Hawái, cuatro horas al este desde Manila, Filipinas, o seis horas al norte desde Brisbane, Australia.
Esas son las mismas rutas — solo que a la inversa — que han tomado los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en Guam para asistir al templo.
Eso cambió el domingo, 22 de mayo con la dedicación del Templo Yigo Guam — el primer templo de la Iglesia construido en Micronesia.
El élder David A. Bednar, del Cuórum de los Doce Apóstoles, presidió la dedicación del templo y compartió tanto sus sentimientos como el consejo apostólico sobre los templos y su función para ayudar a las personas a conocer y llegar a ser más como el Salvador.
“Hablamos mucho del templo, pero siempre debemos conectar primero a Jesucristo con el templo”, dijo el élder Bednar.
Le acompañaron su esposa, la hermana Susan Bednar; El élder Michael John U. Teh, de los Setenta, y su esposa, la hermana Grace Tehl, y el élder John A. McCune, Setenta Autoridad General y segundo consejero de la presidencia del Área Asia Norte, y su esposa, la hermana Debbra McCune.
El templo servirá a 2500 miembros de la Estaca Barrigada Guam y a miles más de las islas circundantes de Micronesia fuera de Guam. El Distrito Namoneas, Chuuk (965 km al sureste de Guam), la Estaca Panasang, Pohnpei (643 km al este de Chuuk) y el Distrito Kosrae, Micronesia (482 km al este de Pohnpei) forman parte del distrito del templo.
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Templo pequeño, impacto grande
El nuevo templo brindará a los miembros de su distrito una oportunidad renovada de concentrarse en el Salvador y en cómo las personas se conectan con Él, dijo el élder Bednar.
“El tamaño del templo, la arquitectura del edificio es interesante, pero ese no es el enfoque”, dijo. “Lo que ocurre dentro del templo, a medida que recibimos convenios y ordenanzas dignamente, es de lo que se trata el templo”.
En términos de metros cuadrados, el Templo Yigo Guam es uno de los más pequeños construidos por la Iglesia. Pero construir templos más cerca de las personas que necesitan un mejor acceso a ellos ha permitido una mayor flexibilidad en el diseño del templo.
Por ejemplo, el nuevo templo en Guam tiene dos salas que pueden funcionar como salas de instrucción o salas de sellamiento, según lo que se necesite en un día determinado. Esa flexibilidad permite que los miembros de la Iglesia dispongan de las ordenanzas adecuadas en el momento oportuno.
Lori Boss, miembro del Barrio Barrigada que sirvió en el comité del templo local, dijo que este templo es más importante de lo que muchos en todo el mundo creen.
“Puede parecer que esto no hace una gran diferencia para las personas que viven lejos de aquí”, dijo, comparando los viajes al templo del pasado con los del presente. “Pero ir hasta Manila para obtener una visa es muy diferente de lo que es subirse a un barco de isla en isla”.
Y fuera de ese cambio significativo para las personas y su facilidad para llegar al templo, otro beneficio se destaca en la mente de Boss.
“Creo que este será un momento de unión, no solo literalmente de familias, sino de personas”.
El élder Bednar dijo que a los Santos de los Últimos Días les esperan grandes bendiciones en el templo.
“Venimos al templo para recibir y repasar esas ordenanzas y convenios con el propósito expreso de tenerlos escritos en las tablas de carne de [nuestro] corazón”, dijo. “Puede darse el caso de que alguien que viene con poca frecuencia lo aprecie más, lo entienda más y se sienta obligado a hacerlo, pero ese es el objetivo de cualquier miembro de la Iglesia – tenerlo escrito en el corazón”.
Dieciocho años después de mudarse de Guam, Brittney Rigdon sabía que tenía que encontrar el camino de regreso para participar en la dedicación del templo.
Habiendo crecido en Guam, se siente particularmente bendecida por haber podido regresar a la isla para la dedicación. Ella y su familia actualmente viven en Japón.
“Independientemente del tamaño del templo, los convenios y las ordenanzas son exactamente los mismos, sin importar a dónde vayas”, dijo ella. “Las ordenanzas son individuales y van a ser las mismas, sin importar el lugar”.
Todos y cada uno de los templos pueden proporcionar una atmósfera especial y una sensación muy diferente a la del mundo exterior. El élder Bednar dijo que espera que quienes asisten al templo aprecien la paz que se encuentra en él.
“El contraste entre el templo y el mundo puede disminuir con la asistencia frecuente al templo. No estoy sugiriendo que lo demos por sentado, pero cuando nunca han estado en un lugar tan tranquilo y reverente como un salón celestial, es una experiencia impresionante”.
El hecho de que una persona se acostumbre tanto a la paz que siente en el templo que no le sorprenda puede ser un indicio de cambios personales internos, explicó el élder Bednar.
“En el templo, se introducen a una quietud que no creían que pudiera existir. A medida que tienen experiencia, llegan a aprender que esa quietud puede estar en ustedes en cualquier circunstancia fuera del templo”, dijo. “Inicialmente no saben eso, así que entran y hay un contraste muy marcado. Pero lo que pueden aprender con el tiempo es que están siendo cambiados – el Espíritu Santo les está ayudando a cambiar – y la quietud que experimentan en el templo, la llevan con ustedes a cualquier experiencia que enfrenten”.
El cambio que proviene del Espíritu Santo también está lleno de significado.
“El propósito del evangelio es llegar a ser como el Salvador. Servimos, aprendemos, hacemos lo que Él hizo y eso nos cambia”, dijo el élder Bednar.
Algunos de esos cambios comienzan antes de que alguien haya entrado al templo por primera vez.
El obispo Rod Boss, del Barrio Barrigada, fue testigo de esto mientras ayudaba a los miembros de su barrio a prepararse para la dedicación del templo.
“Varias familias de mi barrio han estado trabajando arduamente desde el año pasado para tener recomendaciones para el templo”, dijo. “Y entrar y ver las sonrisas en sus rostros al entrar como familia fue una experiencia realmente agradable para mí”.
Las familias que trabajan juntas y se ayudan mutuamente a prepararse para entrar en el templo son un ejemplo del amor de Cristo. El élder Bednar habló sobre el prestar servicio a los demás como parte de la naturaleza de Cristo.
“Nuestras responsabilidades fundamentales no son vivir el evangelio para ser bendecidos”, dijo el élder Bednar. “Se trata de vivir el evangelio para que estemos en condiciones de poder bendecir a los demás”.
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Unidades de la Iglesia nacidas en tiempos de guerra
Los primeros miembros de la Iglesia llegaron a Guam cuando fueron enviados a la isla como miembros de las fuerzas armadas durante la Segunda Guerra Mundial en 1944.
En ese momento, las ramas organizadas en la isla estaban bajo el liderazgo eclesiástico de la Misión del Lejano Oriente. En 1953, se dedicaron los primeros edificios de la Iglesia – dos cabañas Quonset – y el liderazgo se designó entonces con la Estaca Oahu, Hawái.
Los primeros misioneros no llegaron a Guam hasta 1957.
En la actualidad la Iglesia tiene una estaca en Guam – la Estaca Barrigada Guam – compuesta por cuatro barrios y una rama.
El Libro de Mormón no se ha traducido completamente al idioma nativo chamorro hablado por muchos en Guam. Sin embargo, desde 1989 se pueden encontrar extractos de este. Menos de un tercio de los 171 000 habitantes de Guam hablan chamorro, y unos pocos miles más en las Islas Marianas también hablan el idioma.
El templo fue uno de los 12 anunciados en octubre de 2018 por el presidente Russell M. Nelson. Fue en ese mensaje de la conferencia que el presidente Nelson dijo, “La construcción y el mantenimiento de los templos tal vez no cambie su vida, pero su tiempo en el templo de seguro lo hará”.
Siete meses después, se dio la palada inicial del templo en Yigo.
El élder Yoon Hwan Choi, entonces presidente del Área Asia Norte de la Iglesia, presidió la palada inicial y dedicó el sitio del templo el 4 de mayo de 2019.
Tres años después, el domingo, 22 de mayo, el élder Bednar dedicó el templo en tres sesiones.
Cuando se le preguntó acerca de la importancia de la construcción de un templo en Guam, el presidente de la Estaca Barrigada, Guam, el presidente Fredivic Nicerio, dijo: “Creo en las promesas hechas por los profetas a la gente de las islas del mar”.
El presidente Nicerio se refería a un versículo de 2 Nefi 29:7 donde el Señor le dice a Nefi, “Yo, el Señor vuestro Dios, he creado a todos los hombres, y me acuerdo de los que viven en las islas del mar; …y manifiesto mi palabra a los hijos de los hombres”.
Los últimos años han sido difíciles para los Santos de los Últimos Días en Guam, donde la pandemia de COVID-19 planteó desafíos para Guam y otras islas de la zona. Muchas islas cerraron sus fronteras por completo como medida de precaución. Las restricciones relacionadas con la pandemia de Guam disminuyeron el mes pasado con la eliminación de las restricciones de la asistencia presencial. Pero otras, como la isla de Yap, aún tienen sus fronteras cerradas.
“Aquí, el COVID devastó nuestros hogares”, dijo el presidente Nicerio. “Pero un templo aquí nos bendecirá temporal y espiritualmente”.
“El templo es una bendición que ya está ayudando a las personas a concentrarse en lo que deben hacer para ser una familia eterna”, dijo. “Es un lugar para refugiarse de la tormenta – sea cual sea la tormenta”.
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