En primer lugar, todos somos hijos de Dios, enseñó el presidente Russell M. Nelson durante una transmisión de un devocional mundial para jóvenes adultos de 18 a 30 años el domingo 15 de mayo.
“Mi propósito esta noche es asegurarme de que sus ojos estén bien abiertos a la verdad de que esta vida realmente es el momento en el que pueden decidir qué tipo de vida quieren vivir para siempre”, dijo él. “Ahora es su momento de ‘prepararse para comparecer ante Dios’”.
Dirigiéndose a una audiencia que llenó el Centro de Conferencias en el centro de Salt Lake City, con miles más mirando desde áreas de desbordamiento en la Manzana del Templo y cientos de miles más viendo en línea, el presidente de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días dijo que las decisiones correctas en la vida terrenal pagarán dividendos inimaginables eternamente. “Si eligen hacer convenios con Dios y son fieles a esos convenios, tienen la promesa de que ‘les será aumentada gloria sobre su cabeza para siempre jamás’” (Abraham 3:26).
Dijo que tres verdades fundamentales ayudarán a los jóvenes adultos a preparar su curso:
“Primero: Conozcan la verdad sobre quienes son.
“Segundo: Conozcan la verdad acerca de lo que el Padre Celestial y Su Hijo les han ofrecido.
“Y tercero: Conozcan la verdad relacionada con su conversión”.
‘Conozcan la verdad sobre quienes son’
“Creo que si el Señor les hablara directamente esta noche, lo primero que se aseguraría de que comprendan es su verdadera identidad. Mis queridos amigos, ustedes son literalmente hijos espirituales de Dios”, testificó el presidente Nelson.
Las designaciones, etiquetas e identificadores pueden ser importantes y positivos, pero pueden tener un valor desigual y también cambiar con el paso del tiempo, enseñó, pero si alguna etiqueta reemplaza a los identificadores más importantes, los resultados pueden ser espiritualmente sofocantes.
Luego, el presidente Nelson clasificó en orden de importancia sus designaciones: “Primero, soy un hijo de Dios, luego un hijo del convenio, luego un discípulo de Jesucristo y un miembro devoto de Su Iglesia restaurada. Luego vendrían mis títulos de honor como esposo y padre, luego Apóstol del Señor Jesucristo”.
Otras etiquetas — como médico, cirujano, investigador, profesor, teniente, capitán, Ph.D (doctorado), estadounidense, etc., caerían en algún lugar de la lista, dijo él.
Con eso en mente, les dijo a los jóvenes adultos que ante todo, cada uno de ellos es un hijo [e hija] de Dios. Segundo, como miembros de la Iglesia, son hijos del convenio. Y tercero, son discípulos de Jesucristo.
“Esta noche, les suplico que no reemplacen estos tres identificadores primordiales e inmutables con otros, porque hacerlo podría obstaculizar su progreso o encasillarlo en un estereotipo que podría frustrar su progreso eterno”, dijo el presidente Nelson.
Etiquetar es universalmente limitante, dijo él. Las etiquetas dividen y restringen la forma en que las personas piensan sobre sí mismas y sobre los demás. Las etiquetas también pueden llevar a juzgar, tener animosidad, llevar al abuso o prejuicio — todo lo cual es ofensivo para Dios.
“Por favor, no me malinterpreten”, dijo él. “No estoy diciendo que otras designaciones e identificadores no sean significativos. Simplemente estoy diciendo que ningún identificador debe desplazar, reemplazar o tener prioridad sobre estas tres designaciones perdurables: ‘hijos de Dios’, ‘hijos del convenio’ y ‘discípulos de Jesucristo’”.
Cualquier identificador que no sea compatible con esas tres designaciones básicas finalmente decepcionará y defraudará a la persona, porque no tiene el poder de llevar a la vida eterna y al reino celestial, continuó el presidente Nelson. Los identificadores mundanos nunca afirmarán el ADN divino y el potencial divino.
“No se equivoquen al respecto: Su potencial es divino. Con su búsqueda diligente, Dios les dará vislumbres de quienes pueden llegar a ser”, dijo él.
‘Conozcan la verdad acerca de lo que el Padre Celestial y Su Hijo les han ofrecido’
El plan del Padre Celestial para Sus hijos pone a disposición las bendiciones más ricas de toda la eternidad, dijo el presidente Nelson, y Dios lo sabe todo y lo ve todo.
“En toda la eternidad, nadie los conocerá ni se preocupará por ustedes más que Él. Nadie estará más cerca de ustedes que Él. Pueden abrirle su corazón y confiar en que Él enviará el Espíritu Santo y los ángeles para que los cuiden”, explicó.
El máximo amor de Dios por cada uno de Sus hijos se demostró cuando envió a un Salvador y Redentor, quien luego venció al mundo y es la única fuente perdurable de esperanza, paz y gozo.
Satanás nunca podrá replicar ninguna de esas cosas, ni ayudará a nadie. Por otro lado, la obra de Dios y Su gloria es lograr la “inmortalidad y la vida eterna del hombre” (Moisés 1:39).
El presidente Nelson dijo que el amor divino de Dios se profundiza por cada persona a medida que hacen y guardan convenios. Él también se preocupa profundamente de que todos Sus hijos escuchen del evangelio restaurado.
“Es por eso que los templos son tan importantes. Y es por eso que el recogimiento de Israel a ambos lados del velo es la causa más importante en la tierra hoy”, dijo él. “Ustedes, mis queridos colegas en esta obra sagrada, tienen un papel esencial en este recogimiento y les agradezco por ello”.
‘Conozcan la verdad relacionada con su conversión’
Cada persona debe ser dueña de su propia conversión, nadie más puede hacerlo por ellos, dijo el presidente Nelson.
Él invitó a los jóvenes adultos a considerar algunas preguntas sobre lo que quieren hacer, como sentir paz con respecto a sus preocupaciones, conocer mejor a Jesucristo, aprender cómo Su poder puede sanarlos y experimentar el poder de la Expiación. Tratar de responder a esas preguntas requerirá mucho esfuerzo, dijo él.
Con ese fin, pasó a decir: “Les suplico que se hagan cargo de su testimonio. Trabajen en ello. Háganlo suyo. Cuídenlo. Nútranlo para que crezca. Aliméntenlo con la verdad. No lo contaminen con las filosofías falsas de hombres y mujeres incrédulos y luego se pregunten por qué su testimonio está decayendo”.
El presidente Nelson les dijo que oraran con fervor y humildad todos los días, se nutrieran de las palabras de los profetas antiguos y modernos, procuraran aprender a escucharlo mejor y pasaran más tiempo en el templo y en la obra de historia familiar.
“Al hacer de su testimonio su máxima prioridad, estén atentos a los milagros que sucedan en su vida”, prometió.
Él también dijo que esperaba que tuvieran preguntas y que buscaran respuestas con el ferviente deseo de creer, porque el Señor a su tiempo responderá con mayor fe y más conocimiento.
“Ahora, por favor, escúchenme cuando les digo: No se dejen engañar por aquellos cuyas dudas pueden estar alimentadas por cosas que no pueden ver en sus vidas. Sobre todo, permitan que sus amigos escépticos vean cuánto aman al Señor y Su evangelio”, dijo él. “¡Sorprendan sus corazones incrédulos con su corazón creyente!”
A medida que cada persona se haga cargo de su testimonio y lo ayude a crecer, se convertirá en un instrumento en las manos del Señor, ayudando en la causa de Jesucristo, recogiendo a Israel, yendo a trabajar y maravillándose de lo que sucede cuando dejan que Dios prevalezca.
Una bendición y una promesa
Cuando el presidente Nelson comenzó su discurso, comentó que el devocional se realizó en el aniversario de la restauración del Sacerdocio Aarónico, el 15 de mayo de 1829, cuando el profeta José Smith y Oliver Cowdery se arrodillaron en el bosque cerca de la casa de José y Emma Smith en Harmony, Pensilvania.
En 2015, el presidente Nelson dedicó el Sitio de la Restauración del Sacerdocio, que calificó como la más importante de todas las asignaciones que había recibido hasta ese momento, y un momento único en su vida.
“Este es un momento único en su vida. No habrá otro igual”, dijo en el devocional para los jóvenes adultos. “Ustedes están estableciendo prioridades y patrones que afectarán dramáticamente no solo su vida terrenal sino también su vida eterna”.
Al final, el presidente Nelson les dijo a los jóvenes adultos cuánto los ama y cuánto cree en ellos. Los bendijo para saber la verdad acerca de quiénes son y para atesorar la verdad acerca de su glorioso potencial.
Él los bendijo para que se hicieran cargo de sus propios testimonios y para que tuvieran el deseo y la fuerza de guardar sus convenios.
“Al hacerlo, les prometo que experimentarán un crecimiento espiritual, la liberación del miedo y una confianza que apenas pueden imaginar ahora”, dijo él. “Ustedes tendrán la fuerza para ejercer una influencia positiva mucho más allá de su capacidad natural. Y les prometo que su futuro será más emocionante que cualquier cosa en la que puedan creer actualmente”.
Hermana Nelson: “¿Qué haría un joven adulto santo?”
La hermana Wendy W. Nelson les dijo a los jóvenes adultos que Jesucristo ha dejado en claro que desea que todos se vuelvan cada vez más santos. Así que ella habló con los jóvenes adultos sobre una pregunta que dijo que podría cambiar sus vidas.
Esa pregunta aumentaría la confianza y disminuiría la ansiedad, motivaría, aumentaría la gratitud y disminuiría el estrés, ayudaría a resistir la tentación y muchos otros beneficios. Puede traer alegría, consuelo, amor y paz, dijo ella.
Como profesora de la Universidad Brigham Young, psicóloga y terapeuta matrimonial y familiar durante 30 años, la hermana Nelson aprendió el poder de las preguntas. Ella pidió a 30 jóvenes adultos de los EE. UU. y Canadá que experimentaran con una pregunta, en una sola situación al día, durante tres días:
“¿Qué haría un joven adulto santo?”.
Ellos le informaron que vieron que sus perspectivas cambiaron por completo. Pasaron menos tiempo en las redes sociales y más tiempo con los discursos de la conferencia general y los podcasts edificantes. Apagaron ciertos programas y oraron más y leyeron más las Escrituras. Se preocuparon menos por lo que otros querían y más por lo que Dios quería.
Otros dijeron que restablecieron muchos hábitos de fortalecimiento espiritual que habían perdido desde que regresaron a casa de una misión, e informaron sentir más el amor del Padre Celestial y de Jesucristo.
“A medida que vivan su vida in crescendo, tratando de ser un poco más santo día a día y arrepintiéndose rápidamente cuando se equivoquen, encontrarán gozo en esta vida y la vida eterna en el mundo venidero”, dijo la hermana Nelson. “Y comenzarán a experimentar, de la manera más profunda e inolvidable, exactamente lo que nuestro Salvador, Jesucristo, prometió cuando dijo: ‘Puedo haceros santos’” (Doctrina y Convenios 60:7).