Miles de kilos de suministros, tales como pañales, toallitas para bebés y útiles escolares — junto con dulces y notas escritas a mano — aterrizaron recientemente en Berlín, Alemania y desde allí fueron a Ucrania, en la iniciativa llamada “Operation Little Vittles Two.”
Los voluntarios se inspiraron en el ejemplo y el legado del coronel Gail S. Halvorsen, un piloto de la Fuerza Aérea y miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, a quien llamaban con cariño el “Bombardero de dulces” por sus esfuerzos durante el Puente Aéreo de Berlín después de la Segunda Guerra Mundial.
Este nuevo proyecto de ayuda creció hasta incluir a varias organizaciones durante el proceso. Muchas personas recolectaron y organizaron los suministros y luego cargaron el avión en Utah, mientras que otras se encargaron de la descarga en Berlín y de llevarlos a Ucrania.
La hija de Halvorsen ayudó a enviar el avión desde Utah, mientras que otras personas, que eran niños en la época del bombardeo de dulces original en Berlín, recibieron y descargaron el avión en Tempelhof, Alemania, lo cual, en cierto modo bendijo el esfuezo y completó el círculo.
La idea
Durante los meses de febrero y marzo, Cynthia Merrell, una residente de Utah, no dejó de pensar sobre lo que está sucediendo en Europa Oriental. Se le ocurrió que podría haber una forma de “bombardear con dulces” a Ucrania, tal y como se había hecho en Alemania.
“El coronel Halvorsen hizo más que lanzar caramelos, el tendió un puente entre dos países”, dijo Merrell.
Sabía que había una organización humanitaria llamada Spendenbruecke Ukraine (en inglés) que podía informarle lo que la gente más necesitaba — y como en la mayoría de los casos, necesitaban suministros para ayudar a las mujeres, madres, niños y bebés.
Ella se comunicó con James R. Stewart, el director ejecutivo de la fundación Gail S. Halvorsen Aviation Education Foundation (en inglés), quien inmediatamente le brindó ayuda. La fundación, no solo promueve la educación, sino también la ayuda humanitaria.
Stewart dijo, “Para ser sinceros, tenemos cierta predilección en nuestro corazón por aquellos que han tenido que dejar sus hogares, que lo han perdido todo. Esto tiene un gran significado en la cultura de este estado, no importa si tu familia llegó aquí en 1847 o en 2017. Es algo que está muy arraigado aquí”.
Linnea Weller, directora de eventos de la Halvorsen Foundation, vio como la idea florecía y crecía hasta convertirse en un gran proyecto: “La gente tiene hambre y sed de la bondad [que la] vida [puede ofrecer y] que proviene de las acciones y el servicio”.
Los colaboradores
El esfuerzo de los voluntarios reunió a diferentes religiones, grupos, negocios, estudiantes y otros que tenían el deseo de ayudar. Por ejemplo, Merrell es católica, y su jefe, que es judío, donaron dinero a la causa y el espacio donde empaquetar todo. Otro compañero de trabajo, que es un Santo de los Últimos Días, consiguió que 25 personas de su barrio vinieran a ayudar a empaquetar.
Una compañía de Spanish Fork, Utah, donó cientos de cajas. Weller dijo que los barrios y las estacas en el condado de Utah y en el condado de Davis (ambos en el estado de Utah), ayudaron a recolectar y a clasificar los suministros. Los estudiantes de la secundaria Brighton High School de Cottonwood Heights, Utah, reunieron “una enorme cantidad de donaciones” dijo Merrell.
La fundación Larry H. Miller & Gail Miller Family Foundation (en inglés) y la iniciativa Show Up (en inglés) del gobernador de Utah, Spencer Cox y su esposa, la primera dama Abby Cox, ya habían recolectado miles de kilos de útiles escolares y notas de niños de todo el estado.
“Sabía que tendríamos unos 2500 kilos y la Miller Foundation sumó alrededor de 2500 más, de ese modo pudimos llenar el avión”, dijo Merrel.
Stewart se sintió inspirado por la avalancha de donaciones y ayuda: “Cuando surge una necesidad, la gente responde, es realmente algo maravilloso”.
El senador Mike Lee (representante de Utah por el partido republicano) ayudó a realizar los trámites para que el proyecto pudiera ampararse en el Denton Program, el cual es un programa del Departamento de Defensa de los Estados Unidos para el transporte de carga con fines humanitarios.
El proyecto también pudo reunir los requisitos para que la Marina de los Estados Unidos pudiera utilizar horas de entrenamiento, así que envió una tripulación de seis personas del escuadrón VR-56 para volar el avión.
Weller ayudó a subir la carga al avión en el aeropuerto de Salt Lake City, Utah, el 29 de marzo de 2022. “Llenamos cada asiento y cada uno de los portaequipajes superiores con [más de] 5 500 kilos”, dijo.
Merrell también estuvo allí para cargar, junto con el personal de la oficina del senador Lee, miembros de la comunidad y otras personas que estuvieron ayudando durante el proceso.
Ella dijo que la hija del coronel Halvorsen, Marilyn Sorensen, le habló a la tripulación de la Marina antes de que partieran. Le dio a cada uno de ellos una barra de chocolate, como las que su padre había lanzado desde un avión sobre Berlín, y les dijo que estaban continuando el legado de amor, esperanza y dedicación de su padre.
Los efectos
Stewart dijo que el esfuerzo de los voluntarios en Utah se reflejó en Europa Oriental cuando el avión aterrizó.
“Ese legado de solidaridad, el cual se extendió a través del Atlántico y por media Europa hasta Berlín, tocó [el] corazón [de] algunas de [las personas] que ahora tienen 80 años o más quienes eran niños [en aquella época] cuando recibieron los caramelos, y [entonces] fueron a servir”, dijo Stewart.
Él dijo que los miembros de los barrios y las estacas de la zona ayudaron a descargar los suministros: “Había jóvenes adultos solteros que estaban allí, [trabajando] hombro a hombro con [aquellos a quienes] llamamos ‘los niños de Berlín’, y que ahora estaban participando de esa herencia también”.
La organización Spendenbruecke le avisó a Merrell cuando los suministros llegaron a sus destinatarios en Ucrania. Ella también recibió fotos del momento en que desempacaban las cajas y de los niños cuando descubrían los dulces y las notas de aliento.
“[Los] dulces y los útiles escolares pueden no ser mucho para nosotros y parecer algo trivial comparados con las necesidades de las familias, sin embargo, son de gran ayuda. Les muestra a estas familias que alguien está pensando en ellas; que no se desanimen, que no se rindan”, dijo ella.
Weller dijo que, desde el punto de vista espiritual, esta nueva iniciativa, la “Operation Little Vittles Two”, fue un regalo que crearon las personas de toda la comunidad — y algo que tuvo una repercusión notable y real en quienes lo brindaron y en quienes lo recibieron.
“Ese fue el legado del coronel Halvorsen — de las pequeñas cosas surgieron las grandes”, dijo Weller.
Stewart apreció cómo toda la experiencia, de principio a fin, creaba algo nuevo que unía en lugar de dividir.
“La [idea] general [de esta] historia es que [el brindar] atención a nuestros hermanos y hermanas necesitados va más allá de las fronteras físicas, espirituales, políticas, o de cualquier tipo que [uno] se pueda imaginar”, dijo. “Por eso, en este momento en particular, este tipo de esfuerzo es tan importante. Porque reconocemos el lado humano de aquellas personas a quienes consideramos como ‘otras y nos damos cuenta de que, en realidad, existe una hermandad entre los hombres”.