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Miles de comidas son empaquetadas por alumnos del Instituto Weber, incluyendo alguien que dependía de esas mismas comidas cuando era niño

Una voluntaria sostiene una de las comidas que ayudó a empacar en el Instituto Weber en Ogden, Utah. El proyecto de servicio con Feed My Starving Children se llevó a cabo del 17 al 18 de marzo de 2022.
Weber State University student Kofi Herrick, in blue shirt, smiles as he helps package meals for Feed My Starving Children at a service project held at the Weber Institute in Ogden, Utah, over a two-day period in March 2022. Herrick was a beneficiary of the meals when he was a child in Ghana, West Africa. Crédito: Geminiano Sarmiento III
Kofi Herrick, left, waits with other volunteers at the Weber Institute in Ogden, Utah, during a service project with Feed My Starving Children in March 2022. Herrick shared his story with the others of eating the same meal packs as a child in Ghana. Crédito: Geminiano Sarmiento III
Students, community members and others join together to package thousands of meals for Feed My Starving Children in a two-day service project at the Weber Institute in Ogden, Utah, in March 2022. Crédito: Geminiano Sarmiento III
Feed My Starving Children staff share a moment with a volunteer at the Weber Institute in Ogden, Utah, in March 2022. Crédito: Geminiano Sarmiento III
Volunteers hear from Feed My Starving Children leaders at the Weber Institute in Ogden, Utah. The service project was held March 17-18, 2022. Crédito: Geminiano Sarmiento III
Volunteers take a shift at the Weber Institute in Ogden, Utah, to package meals for Feed My Starving Children over a two day period in March 2022. Crédito: Geminiano Sarmiento III
Dos miembros del personal de Feed My Starving Children hacen una pausa durante un proyecto de servicio de dos días en el Instituto Weber en Ogden, Utah, el 17 y 18 de marzo de 2022. Crédito: GEMINIANO SARMIENTO III
A volunteer carries boxes through the Weber Institute building in Ogden, Utah, during a two-day service project with Feed My Starving Children. Crédito: Geminiano Sarmiento III
Volunteers, including Weber State University students, smile and laugh as they perform service at the Weber Institute. A service project with Feed My Starving Children was held March 17-18, 2022. Crédito: Geminiano Sarmiento III
A volunteer holds up one of the meals she helped package at the Weber Institute in Ogden, Utah. The service project with Feed My Starving Children was held March 17-18, 2022. Crédito: Geminiano Sarmiento III

Mientras cientos de alumnos del Instituto de Religión Weber (en inglés) trabajaron juntos para empaquetar comidas para Feed My Starving Children (en inglés) [Alimenta a mis hijos hambrientos] en Ogden, Utah, el mes pasado, descubrieron que uno de los alumnos había comido esas comidas todos los días cuando era niño en África.

Kofi Herrick, de 22 años, decidió ser voluntario para el evento del 17 al 18 de marzo después de ver el proyecto de servicio anunciado en las redes sociales y en todo el instituto y el campus de la Universidad Estatal de Weber.

“Al ver el video, me pareció familiar, porque era algo con lo que sobreviví cuando estaba en Ghana, en un orfanato”, dijo Herrick.

Los paquetes de comida se llaman Maná y se pueden hacer en diferentes formas. “Lo comíamos mañana, tarde y noche”, dijo. “Eso es algo con lo que sobrevivimos”.

Durante dos días en marzo, los voluntarios ayudaron a empaquetar 108 864 comidas — suficiente para alimentar a 298 niños durante todo un año.

Los voluntarios del Instituto Weber en Ogden, Utah, tamizan y miden los ingredientes para ponerlos en las comidas empaquetadas para Feed My Starving Children. El proyecto de servicio de dos días en marzo de 2022 resultó en 108 864 comidas empaquetadas.
Los voluntarios del Instituto Weber en Ogden, Utah, tamizan y miden los ingredientes para ponerlos en las comidas empaquetadas para Feed My Starving Children. El proyecto de servicio de dos días en marzo de 2022 resultó en 108 864 comidas empaquetadas. | Crédito: Geminiano Sarmiento III

Al final, Herrick compartió su historia y dio su testimonio. Ese momento impactó a muchos de los voluntarios y organizadores, incluyendo a Joesph Kraemer, de 21 años, estudiante de primer año en Weber State procedente de Ogden.

“Ese fue probablemente uno de los momentos más conmovedores del proyecto en sí”, dijo Kraemer, explicando que varias personas comenzaron a llorar al darse cuenta del impacto de las comidas y su servicio.

La presidenta del consejo estudiantil del Instituto Weber, Maggie Smith, de 23 años, coincidió: “El espíritu fue tan fuerte y unificador durante todo el evento, pero especialmente durante esta parte en la que pudimos ver el bien que estábamos haciendo”.

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Los voluntarios escuchan a los líderes de Feed My Starving Children en el Instituto Weber en Ogden, Utah. El proyecto de servicio se llevó a cabo del 17 al 18 de marzo de 2022.
Los voluntarios escuchan a los líderes de Feed My Starving Children en el Instituto Weber en Ogden, Utah. El proyecto de servicio se llevó a cabo del 17 al 18 de marzo de 2022. | Crédito: Geminiano Sarmiento III

‘Dios estaba en los detalles’

Smith, estudiante de último año en Weber State de Kaysville, Utah, dijo que un donante privado aportó los 25,000 dólares para el proyecto, pero que necesitaban un lugar para empaquetar las comidas y suficientes voluntarios para hacerlo.

Ella creó un equipo para trabajar con Feed My Starving Children y planificar el evento, mientras obtenía la aprobación de todo para utilizar el edificio del instituto.

“Desde el principio me di cuenta de que Dios estaba en los detalles de este proyecto y realmente quería que se llevara a cabo en el instituto”, dijo Smith. “Cada vez que surgía algo que nos detenía o nos hacía cuestionar si el evento se llevaría a cabo, siempre fuimos bendecidos con una solución”.

Kraemer trabaja con Smith en el consejo del instituto y ayudó a organizar la logística, como la distribución del suelo, la medición, la coordinación de un montacargas y el traslado de las cosas del remolque al edificio del instituto, incluso mientras lidiaba con un brazo recién fracturado.

Smith y Kraemer quedaron impresionados y agradecidos por todos los voluntarios que asistieron.

Smith dijo, “Terminamos teniendo más de 400 voluntarios que consistían en estudiantes de Weber State y personas de la comunidad. Mi parte favorita del evento fue ver reunidas a personas de múltiples religiones y orígenes”.

Kraemer también mencionó su gratitud por todos los que vinieron de diferentes religiones y del público. Su madre también vino como voluntaria para trabajar junto a él. 

“Lo que más me demostró que era un servicio que valía la pena fue el cambio en el semblante de las personas que vinieron y lo hicieron. Eso también viene en las escrituras — los semblantes cambian a medida que servimos a los demás y a Dios”, dijo.

“Había una diferencia visible en el salón, y era algo que podía verse y sentirse”.

Los voluntarios, incluidos los estudiantes de la Universidad Estatal de Weber, sonríen y se ríen mientras prestan servicio en el Instituto Weber. El 17 y 18 de marzo de 2022 se llevó a cabo un proyecto de servicio con Feed My Starving Children.
Los voluntarios, incluidos los estudiantes de la Universidad Estatal de Weber, sonríen y se ríen mientras prestan servicio en el Instituto Weber. El 17 y 18 de marzo de 2022 se llevó a cabo un proyecto de servicio con Feed My Starving Children. | Crédito: Geminiano Sarmiento III

Gozo en el servicio

Cuando Herrick fue al edificio del instituto para ser voluntario, estaba emocionado por ayudar a preparar las comidas para otros niños — y lo conmovió la emoción de los otros voluntarios a su alrededor.

“Era temprano en la mañana, todos tenían que madrugar, pero no había ningún mal espíritu entre nadie, todos estaban sonriendo y felices de ayudar”, dijo Herrick. “Me hizo muy feliz ver cómo las personas estaban involucradas”.

Kraemer dijo que vio gozo y desinterés. “Las personas en edad universitaria a menudo se cuidan a sí mismas. Es un momento para centrarse en uno mismo, hacer su trabajo, tener sus propias experiencias — pero lograr el servicio que hicimos, lo quita todo. No se trata de ti, se trata de Cristo”.

Le sorprendió ver a tantos estudiantes presentarse: “Estaban dispuestos a dejarlo todo y venir y amar, y venir y servir”.

Smith dijo que apreciaba asociarse con Feed My Starving Children y que le encantaría organizar otro evento con ellos. “También me encantó poder ser testigo del bien que se puede lograr cuando dejamos de lado nuestras diferencias y nos unimos para servir”, dijo. “Fue increíble ver a tanta gente sacrificando su tiempo por amor a los demás y a Dios.

Kofi Herrick, estudiante de Weber State University, con camisa azul, sonríe mientras ayuda a empacar comidas para Feed My Starving Children en un proyecto de servicio realizado en el Instituto Weber en Ogden, Utah, durante un período de dos días en marzo de 2022. Herrick fue uno de los beneficiarios de las comidas cuando era niño en Ghana, África Occidental.
Kofi Herrick, estudiante de Weber State University, con camisa azul, sonríe mientras ayuda a empacar comidas para Feed My Starving Children en un proyecto de servicio realizado en el Instituto Weber en Ogden, Utah, durante un período de dos días en marzo de 2022. Herrick fue uno de los beneficiarios de las comidas cuando era niño en Ghana, África Occidental. | Crédito: Geminiano Sarmiento III

Un círculo completo

Herrick pasó un tiempo en dos orfanatos en Accra, Ghana, pero su vida cambió cuando una familia de West Haven, Utah, lo adoptó cuando tenía 14 años. Después de la escuela preparatoria, sirvió en la Misión Colorado Denver Sur.

Jugó fútbol universitario para Western Texas College por un tiempo y ahora asiste a Weber State. Un amigo lo invitó a tomar clases en el instituto de religión. 

“El Señor tiene su mano en todo. Es una locura cómo todo se ha unido hasta este punto”, dijo.

Realmente no había planeado levantarse para compartir su testimonio o su historia ese día de marzo, pero sabía que tenía que agradecer a todos por el gozo y el tiempo que dedicaron al servicio — dejaron de lado sus necesidades para poner primero las de los demás.

Y aunque los paquetes de comida que comía cuando era niño pueden haber sido lo mismo una y otra vez, sabía cada noche que tendría comida al día siguiente.

“No podía creer cómo todo cambió, para que algo con lo que sobreviví cerrara el círculo — ayudar a empaquetarlo, llevárselo a otros niños en Ghana o en algún lugar del mundo para que tuvieran comida”, dijo Herrick. “Fue una experiencia única que solo Dios pudo haber planeado para mí, tener esa oportunidad de servir como alguien me sirvió cuando estaba en necesidad”.

Estudiantes, miembros de la comunidad y otros se unen para empacar miles de comidas para Feed My Starving Children en un proyecto de servicio de dos días en el Instituto Weber en Ogden, Utah, en marzo de 2022.
Estudiantes, miembros de la comunidad y otros se unen para empacar miles de comidas para Feed My Starving Children en un proyecto de servicio de dos días en el Instituto Weber en Ogden, Utah, en marzo de 2022. | Crédito: Geminiano Sarmiento III
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