Con el creciente — y exitoso — uso de los dispositivos digitales, la tecnología y la prédica en línea, los días en que los misioneros de tiempo completo de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días pasaban su tiempo tocando puerta tras puerta para encontrar personas interesadas a quienes enseñar, posiblemente han seguido el mismo camino de las carpetas de láminas rotativas y el franelógrafo.
Y, aunque parezca una medida bastante reciente el que los misioneros de todo el mundo estén equipados con lo último en teléfonos inteligentes y tengan acceso a las plataformas de las redes sociales como Facebook, Instagram y WhatsApp, los inicios del uso de la tecnología digital y las actividades en línea se remontan a más de una década.
A finales del año 2000, algunas misiones contaban con élderes y hermanas que tenían teléfonos móviles plegables para comunicarse con los miembros y con aquellos a los que enseñaban.
En la Misión China Hong Kong, por ejemplo, los misioneros a menudo tenían un contacto limitado con las personas a las cuales enseñaban, como era el caso de los trabajadores domésticos quienes no podían recibir a los misioneros, abrirles la puerta o incluso atender las llamadas debido a las exigencias del trabajo o a los acuerdos sobre la vivienda.
Así que los misioneros se “plegaron” a las escrituras, recordatorios y expresiones de ánimo a través de mensajes de texto como parte de su contacto habitual e incluso a diario.
Y, durante años, la Iglesia ha tenido sus centros de atención telefónica — para las personas que respondían a los anuncios impresos, televisivos y, más tarde en línea, que respondían a los anuncios donde se ofrecían un Libro de Mormón, una Biblia o la oportunidad de reunirse con los misioneros — atendidos por “misioneros en línea” que por una u otra razón eran los indicados para ese tipo de asignación en lugar de las exigencias diarias de la obra misional tradicional.
Los dispositivos digitales han permitido que los misioneros puedan trabajar en línea de maneras que antes no podían. Y el servicio celular de bajo costo y el acceso a internet permitieron a los misioneros pasar de las comunicaciones semanales por correo electrónico con sus padres, a las llamadas telefónicas o videoconferencias semanales a partir de 2019.
Cuando los dispositivos digitales para los misioneros pasaron a ser teléfonos inteligentes a finales de la década de 2010 y con la llegada de la pandemia de COVID-19 al comienzo de la nueva década, la utilización de los distintos recursos que ofrece de la tecnología digital en la obra misional aumentó; de ese modo la comunicación, la enseñanza en línea y las videoconferencias de la misión se convirtieron en la norma.
Y ahora, el formulario para los futuros misioneros se puede llenar en línea, el llamamiento llega en línea y la capacitación misional comienza en línea.
A continuación, se encuentran algunos comentarios sobre el tema y anécdotas centradas en la tecnología digital y la obra misional en línea desde 2010.
Un comienzo desde el Cerro Cumorah
En marzo de 2020, Michael Hemingway estaba en los últimos meses de su asignación de tres años como presidente de la Misión Nueva York Rochester, y se disponía a volver a trabajar en el Departamento Misional. Lo habían aceptado para ocupar un nuevo puesto — director de proselitismo por internet — ya que los líderes de la Iglesia expresaron su interés en explorar las redes sociales para la obra misional, con un enfoque en Facebook. Recuerda que le dijeron, “Será mejor que empiece mientras todavía tenga misioneros a quienes les pueda decir lo que tienen que hacer”.
Aunque no era un fanático de Facebook, abrió su cuenta allí y encontró que la plataforma era “el sueño de un especialista en mercadotecnia” — proporcionaba información personal, intereses, antecedentes y conexiones con los amigos. Pero, se preguntó, ¿funcionaría para la obra misional?
Hemingway comenzó con un puñado de compañeros — los asistentes del presidente, un par de hermanas y una pareja de misioneros mayores — y las primeras reuniones se celebraron en el Centro de Visitantes del Cerro Cumorah.
“Tuve la idea de que, si el Señor había hecho salir el Libro de Mormón del Cerro Cumorah para iniciar la restauración del evangelio, [entonces] las primeras reuniones [para hablar] sobre el uso de los medios sociales, lo cual cambiaría la forma de llevar a cabo la obra misional en el futuro, se deberían celebrar en el Cerro Cumorah”, recordó Hemingway, actualmente el secretario ejecutivo del Centro de Capacitación Misional de Provo.
Los misioneros comenzaron con blogs y cuentas en Facebook, y rápidamente entendieron que buscar personas interesadas (tracting)en Facebook no funcionaba mejor que golpear puertas. “También descubrimos que, a través de Facebook, el Señor había conectado a millones de sus hijos de maneras que nunca antes habían ocurrido”, dijo él. “Solo teníamos que ser lo suficientemente inteligentes como para utilizar esas conexiones para hacer algo más que hablar de lo que habíamos comido en el almuerzo”.
Como los misioneros no tenían computadoras o dispositivos digitales, comenzaron a trabajar en las bibliotecas públicas o en los centros de historia familiar de la Iglesia que tenían conexión a internet y usaban las redes sociales para comunicarse con aquellos a quienes enseñaban. “Rápidamente nos dimos cuenta que las redes sociales resolvían el problema de mantenerse en contacto diariamente con los amigos a quienes ensenaban”, dijo Hemingway. “También aprendimos que, al trabajar en línea podían compartir mensajes, contestar preguntas e invitar a los miembros locales a que se hicieran amigos de los que estaban enseñando”.
La obra en línea se expandió (en inglés) hasta incluir a más misioneros del consejo de líderes de zona y a los líderes de capacitación de hermanas. “No solo tuvieron éxito en su trabajo con los que estaban enseñando en línea, sino que también hicieron contactos adicionales con personas que conocieron en las bibliotecas”, dijo él. “Y como trabajaban en lugares públicos, no tuvimos ninguna preocupación de que los misioneros fueran a sitios inapropiados”.
Cuando los Hemingway regresaron a su hogar después de su misión en Nueva York a finales de junio de 2010, presentaron a los líderes de la Iglesia y del Departamento Misional lo que habían aprendido y sus éxitos; así, las primeras pruebas de proselitismo en línea se extendieron a siete misiones.
A principios de 2013, seis misiones de Utah y Arizona iniciaron programas piloto, no solo para el uso de las plataformas en línea para el proselitismo, sino también para probar los dispositivos digitales — al principio utilizando iPhones y iPads, después solo los iPads. Los misioneros podían usar los iPads en su trabajo, no solo para la comunicación en línea sino para múltiples aplicaciones aprobadas o desarrolladas por la Iglesia — mapas, calendarios, libros de área, reproductores de video para mostrar clips durante las lecciones y más.
Los dispositivos digitales se expandieron a dos docenas de misiones en todo el país y después a otras más …
Maestros de la tecnología, pero no sus esclavos
Al comenzar su servicio como Setenta Autoridad General en el liderazgo del Departamento Misional en 2014, el élder Brent H. Nielson recuerda cuando el presidente Russell M. Nelson — entonces del Cuórum de los Doce Apóstoles — presidía el Consejo Ejecutivo Misional, asistido por el élder David A. Bednar, también de los Doce.
Ese año, el entonces élder Nelson presentó el concepto del uso de dispositivos móviles (ahora teléfonos inteligentes) por parte de los misioneros en su labor misional diaria. Al mismo tiempo, el élder Bednar pronunció un discurso en la semana de la educación (Education Week) de BYU en el cual compartió con la Iglesia la bendición que podrían representar las redes sociales si se utilizaban adecuadamente.
“Debo decirles que hubo muchos, incluidos los padres de algunos misioneros que comenzaban su servicio, que no estaban contentos con que sus hijos misioneros recibieran teléfonos inteligentes”, recordó el élder Nielson en un devocional transmitido en febrero de 2022 a los Santos de los Últimos Días en California. “A través de los años, recibí varias cartas de padres que no querían que sus hijos estuvieran expuestos a los teléfonos inteligentes”.
El presidente Nelson, como ex cirujano, dice que hay que “inocular” (vacunar) a los misioneros contra los males de las tentaciones en línea, y dejó en claro que, con las suficientes garantías, “nuestros jóvenes tienen que aprender a ser maestros de la tecnología, y no convertirse en esclavos de ella”
Comenzando con 20 de las 400 misiones, el Departamento Misional trató de descubrir cómo llevar a cabo la obra misional utilizando los dispositivos móviles y las redes sociales. Para el 2015 se habían expandido a 80 misiones.
“Continuamos aprendiendo, creciendo y encontrando maneras en que nuestros misioneros pudieran encontrar, enseñar y bautizar utilizando internet, al tiempo que se convertían en maestros de la tecnología. En unos pocos años llegamos a las 160 misiones y nos quedamos con esas misiones durante dos o tres años, aprendiendo, creciendo y determinando la mejor manera en que los misioneros pudieran encontrar a la gente y enseñarles utilizando estos dispositivos, todo esto mientras permanecían espiritualmente a salvo de la influencia del mundo”, recordó.
En enero de 2020, bajo la dirección del presidente Nelson, entonces presidente de la Iglesia, se aprobó que cada misionero de la Iglesia tuviera acceso a un teléfono inteligente.
“Piensen en enero de 2020, pero lo más importante es que piensen en lo que ocurrió en marzo de 2020”, dijo el élder Nielson. “El 11 de marzo de 2020, casi todos los países del mundo cerraron sus fronteras, sus aeropuertos y se cancelaron los vuelos internacionales. Se les recomendó o se les ordenó a las personas que permanecieran en sus hogares, y casi todos nuestros misioneros en todo el mundo no pudieron salir de sus apartamentos. Nos surgieron muchas preguntas en el Departamento Misional sobre cómo íbamos a hacer para seguir adelante con la obra misional; pero tengo que decirles que estábamos preparados.
“Ya en el año 2014, bajo la dirección de dos inspirados miembros del Cuórum de los Doce Apóstoles, habíamos comenzado el proceso de averiguar cómo llevar a cabo la obra misional utilizando estos dispositivos. Cuando el mundo se cerró, nuestros misioneros dieron un paso adelante y realizaron un milagro”.
Durante la pandemia de COVID-19
Los teléfonos inteligentes y las comunicaciones digitales han estado impregnados en la obra y en la coordinación de los misioneros durante la pandemia de COVID-19 que azotó a todo el mundo a principios de 2020 y sigue teniendo repercusiones hasta hoy.
En el caso de la Misión China Hong Kong, los teléfonos inteligentes le permitieron al presidente Dennis L. Phillips instruir a los misioneros de las zonas periféricas para que se reunieran en la ciudad y comenzaran la evacuación. La frase de confirmación — Jell-o Nation — que era la contraseña secreta de los misioneros marcó el comienzo del proceso de evacuación de tres pasos: no comunicarse con nadie, hacer las maletas, limpiar el apartamento.
El presidente Philips utilizó mensajes de texto en grupo por WhatsApp para transmitir su amor y preocupación: “Me hubiese gustado decírselo a cada uno de ustedes personalmente, pero fue imposible. La Iglesia acaba de anunciar que, debido al impacto del virus, todos los misioneros que sirven en Hong Kong serán reasignados temporalmente. En breve, me comunicaré con cada uno de ustedes, pero les ruego que no avisen a sus padres ni hagan llamadas. No es que esto sea un secreto, sin embargo, complicará nuestro esfuerzo por llevarlos a casa. Aquí está el comunicado de prensa. Por favor, léanlo y después hablaremos. Los amamos a todos y los abrazaríamos ahora mismo si estuviéramos con ustedes”.
Los teléfonos móviles ayudaron a crear una “conferencia telefónica especial” para la Misión Tahití Papeete, cuando las precauciones debido a la pandemia restringían los grupos a un máximo de 10 personas e hizo que se cerraran los centros de reuniones de la Iglesia. Los misioneros no pudieron ver la conferencia general de abril de 2020 y tampoco la pudieron escuchar, ya que los modelos de teléfono que la misión entregaba en aquella época no permitían el acceso a internet.
La semana anterior, 80 misioneros habían regresado a casa, así que la misión tenía un excedente de 19 teléfonos. Una pareja mayor de la oficina configuró las computadoras de la misión y luego colocó los teléfonos sobrantes para que los misioneros pudieran llamar por líneas separadas y así acceder a las sesiones de la conferencia en inglés o en francés.
Y, durante la primavera de 2020, la Misión Portugal Lisboa fue una representación de las otras en toda Europa y en el mundo.
Las conferencias de zona pasaron a ser en línea a través de Zoom. La misión llamó a los misioneros para que fueran a la tienda a comprar comida y provisiones para dos semanas — y así permanecer en sus casas, como medida de protección, por un período que excedía con creces esas dos semanas.
‘Como una reunión mundial por Zoom’
En febrero de 2021, el élder Dieter F. Uchtdorf del Cuórum de los Doce Apóstoles — y entonces director ejecutivo del Consejo Misional Ejecutivo de la Iglesia — junto con su esposa la hermana Harriet Uchtdorf, grabaron un devocional para los misioneros sobre la tecnología en la obra misional.
El escenario y el ambiente no podían haber sido más apropiados para el tema principal, ya que los Uchtdorf se encontraban rodeados de cámaras de video, apuntadores, monitores que mostraban videoclips de misioneros de tiempo completo que hacían y respondían preguntas, y otras pantallas en las cuales se veían, como en un collage, a los misioneros en Utah y Washington que se unían en vivo a la videoconferencia.
Todo para un devocional que se transmitirá a los misioneros de tiempo completo que sirven en todo el mundo.
El élder Uchtdorf lo llamó “casi como una reunión mundial de Zoom”.
En el devocional, que se publicó el 25 de febrero de 2021 en el portal en línea de los misioneros, el élder Uchtdorf saludó a los élderes y a las hermanas de la era de la pandemia de COVID-19 como aquellos que aprendieron a utilizar la tecnología y las redes sociales de manera eficaz e innovadora para proclamar el evangelio a todo el mundo.
“Cuando las restricciones a nuestra obra misional disminuyan nuevamente, no regresen a las viejas costumbres. Regresen al futuro”, dijo él. “Avancen y asciendan a medida que aplican lo que han aprendido durante la pandemia”.
‘Terreno sagrado’
Lo que fue una herramienta que se utilizó por necesidad durante la pandemia se ha convertido en un estándar, no solo de coordinación y comunicación sino de enseñanza; estas herramientas digitales también facilitan la participación de los miembros en la obra misional.
“Esta es una temporada de milagros”, dijo el élder Marcus B. Nash, un Setenta Autoridad General que sirve como director ejecutivo del Departamento Misional, durante un pódcast de Church News en octubre de 2021. “Estamos viendo a los miembros participar a un nivel y alcance que no creo que hayamos visto nunca, al menos en la era moderna de la Iglesia”.
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El uso de las herramientas digitales también extiende la obra misional en el campo, y “ha hecho una gran diferencia y seguirá haciendo la diferencia”, dijo el élder Nash. “Hemos aprendido que se puede enseñar en línea mediante el poder del Espíritu, y es la misma experiencia que sería cara a cara”.
Los presidentes de misión también emplean tecnología para mejorar el trabajo — a través de Zoom y otras herramientas, los presidentes de misión pueden tener capacitaciones más breves y frecuentes con los misioneros, dijo David N. Weidman, el director administrativo del Departamento Misional. “Los misioneros retienen mejor las cosas cuando son cortas y sencillas. Además, las arraigan en su corazón cuando salen y las aplican inmediatamente”.
Aunque los misioneros disponen de más recursos y medios en línea, su propósito sigue siendo el mismo. “Estaba hablando con una hermana en Morristown, Nueva Jersey, y me estaba explicando el uso de la tecnología”, recuerda Weidman. “Ella me dijo: ‘Cuando entro en Facebook, estoy entrando en terreno sagrado’”.
La hermana explicó que los que necesitan el evangelio de Jesucristo están en Facebook y quienes buscan respuestas a las oraciones están en las redes sociales. “Mi propósito es encontrarlos y ayudarlos a encontrar al Salvador, y por eso es terreno sagrado para mí”, dijo ella.