Babalo Pholose ahora puede “ir a donde quiera ir” después de recibir la semana pasada un nuevo equipo de movilidad de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Pholose, que sufre de tuberculosis en la columna o tuberculosis espinal, dijo: “Si no hubiera un equipo como este, estaría durmiendo en [mi] cama. No podría moverme. Así que ahora… puedo ir a la ciudad; ir al trabajo.”
Ashley Dirks también recibió una silla de ruedas especialmente equipada en el Centro de Rehabilitación de Western Cape en Lentegeur, Sudáfrica. Demostró cómo con su silla de ruedas avanzada podía maniobrar sobre bordillos, aceras irregulares y caminos de grava.
La donación de la Iglesia incluyó 900 sillas de ruedas, 1200 ayudas para la movilidad, ocho talleres rurales de reparación de sillas de ruedas, herramientas y capacitación para fisioterapeutas locales en el área, informó la Sala de Prensa de la Iglesia en Sudáfrica (en inglés). El programa se ejecuta en asociación con el Departamento de Salud de Western Cape.
Los informes muestran que aproximadamente dos de cada 100 personas en Sudáfrica viven con alguna forma de dificultad para comunicarse, para su cuidado personal o dificultad para caminar. Como insinuó Pholose, sin sillas de ruedas, las personas con discapacidades físicas a menudo se quedan atrás, ya sea confinadas en sus camas o en sus hogares, y sin poder asistir a la escuela o usar el transporte público.
La capacitación para los dispositivos de movilidad, y obtener el ajuste adecuado, es crucial. Los terapeutas y proveedores recibieron capacitación durante tres días para aprender a evaluar las necesidades de los pacientes y adaptarlos a las sillas de ruedas adecuadas para ellos.
Cynthia Engelbrecht, del Centro de Rehabilitación de Western Cape, dijo que el programa de la Iglesia significa que “la calidad de vida [de nuestros pacientes] mejora porque estamos entregando las sillas de ruedas adecuadas a la persona adecuada. Tener la oportunidad de establecer lugares y servicios ayuda mucho”.
La donación también incluyó 200 inodoros. El élder David Nish, quien junto con su esposa, la hermana Theresa Nish, es residente de Sudáfrica y misionero local que presta servicio en Latter-day Saint Charities, explicó que muchas personas en las áreas rurales de Sudáfrica no tienen baños dentro de sus hogares. “En medio de la noche, es peligroso y desagradable tener que subirse a una silla de ruedas, salir por encima de piedras y zanjas para llegar a la letrina”, dijo el élder Nish. “Esto les dará mucha más dignidad y mejorará la calidad de sus vidas”.
El presidente de la Estaca Bellville, Sudáfrica, Paul Kruger, explicó que la donación fue financiada con contribuciones de miembros de la Iglesia de todo el mundo. “Nuestro objetivo es empoderar a las personas… para que lleven vidas felices y productivas. Creemos que amar y servir a nuestro prójimo es una verdadera expresión del cristianismo para nuestro prójimo”.