La Restauración del Evangelio comenzó con una pregunta cuando el joven José Smith quería saber qué iglesia era la verdadera y a qué iglesia unirse.
“La guía provino de las Escrituras. Fueron las Escrituras las que lo enviaron a orar”, dijo el élder Alvin F. “Trip” [apodo] Meredith III, Setenta Autoridad General, a los estudiantes de Ensign College durante un devocional el martes, 22 de marzo.
“Antes que el Padre y el Hijo le hablaran a José en el más sagrado de todos los bosques, le hablaron por medio de las escrituras”, dijo él.
Hay muchas promesas para aquellos que estudian las escrituras, entre ellas no ser engañados, más capacidad espiritual, poder resistir la tentación y superar las debilidades espirituales, dijo el élder Meredith.
“Mi mensaje de hoy, mi súplica, es escudriñar las Escrituras, diariamente. Haga del estudio de las Escrituras una disciplina diaria. Con toda la energía de mi corazón, los exhorto y les ruego que estudien las Escrituras todos los días sin falta”, dijo el élder Meredith.
Mientras compartía experiencias personales, Escrituras e instrucciones de los profetas, animó a los estudiantes a no sentirse culpables por los días pasados en los que no leyeron las Escrituras, sino a “comenzar hoy y seguir adelante, mirando hacia delante”.
‘Ancla para mi testimonio’
Fue en la escuela secundaria que el élder Meredith se dio cuenta de la importancia de estudiar las Escrituras.
En su escuela secundaria en Tennessee, formó parte de la Fraternidad de Atletas Cristianos, una “comunidad de atletas, de diferentes denominaciones, que compartían la fe en Cristo”, dijo él. Durante su tercer año, fue elegido para ser el presidente del capítulo de la escuela al año siguiente, su último año. Se estaba preparando para ir al entrenamiento de las nuevas presidencias, en Nashville, cuando se enteró que como miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días no podría ser presidente, ya que la organización nacional no reconocía a los Santos de los Últimos Días como cristianos.
“Bueno, no me importaba el título, pero mi mundo se sacudió un poco. En el lenguaje de hoy, podríamos haber llamado a eso una crisis de fe. Yo sabía lo que creía, pero alguien más me decía que yo creía en algo diferente y eso era inquietante para mí”, dijo él. “Lección aprendida: nunca permitan que personas que saben poco les digan lo que ustedes creen o lo que no creen”.
El élder Meredith, quien jugaba fútbol y era luchador, continuó siendo parte de la organización. “Continué activo en el grupo debido a la gente realmente buena que formaba parte de él”, dijo.
Al final de su último año, fue elegido por los miembros de la organización en su escuela secundaria para ser “Fellowship of Christian Athletes Athlete of the Year” [Atleta del Año de la Fraternidad de Atletas Cristianos].
“Ahora, para ser honesto, sentí que era una dulce justicia. El año anterior, ni siquiera me reconocieron como cristiano, y ahora estaba recibiendo su más prestigioso premio”, dijo él.
Después de llenar la información para enviar a la organización para el banquete de premiación, se enteró en la escuela por medio de su entrenador de lucha que él había recibido una llamada similar a la del año anterior y se disculpó porque pensó que el problema se había resuelto.
“Me dijo que no estaba seguro de lo que se enseñaba en mi Iglesia, pero me consideraba un verdadero cristiano”, dijo el élder Meredith. “Eso, por cierto, fue mejor que cualquier premio que me pudieran haber dado”.
El entrenador solicitó que alguien de las oficinas estatales de la organización viniera a visitar al joven élder Meredith.
“Entonces, un día, un hombre muy agradable y bien intencionado vino a reunirse conmigo”, dijo el élder Meredith. El hombre amablemente compartió 10 puntos sobre la doctrina de la Iglesia que eran inconsistentes con la definición de cristianismo de la confraternidad.
Después de que el hombre terminó y le preguntó si el élder Meredith tenía alguna pregunta, el élder Meredith pidió ver sus escrituras.
“Yo tenía un buen maestro de seminario. Y éramos muy buenos en la búsqueda de escrituras. En aquellos días, teníamos 40 versículos de dominio de las escrituras por año. Todos los viernes — cada viernes —, comíamos donas y buscábamos las escrituras”, dijo el élder Meredith.
El hombre compartió amablemente su Biblia y escuchó amablemente las escrituras que compartió el élder Meredith, incluyendo Mateo 3, Hechos 7, Santiago 2, 1 Corintios 15 y 1 Crónicas 29.
“En ese proceso se solidificó una conversión — no la suya, sino la mía. Las Escrituras se convirtieron en un ancla para mi testimonio”, dijo él. “Yo había tenido una prueba de fe. Pero después de eso, recibí un testimonio tranquilizador, tal como se nos promete en el libro de Éter. Ese testimonio vino a través del Espíritu, a causa de las Escrituras”.
Escrituras y enseñanzas
“En varios lugares de las Escrituras, cuando se describen los últimos días, cuando se mencionan las crisis de fe, hay una amonestación que acompaña al estudio de las Escrituras. ¿Por qué? Porque las Escrituras son clave para ayudarnos a permanecer en la senda, especialmente en el tiempo en que vivimos”, dijo el élder Meredith.
El Salvador enseña a aquellos que “…quien atesore [su palabra] NO será engañado” (véase José Smith–Mateo 1:37). En cartas a Timoteo, Pablo aconsejó “…ocúpate en leer, en exhortar, en enseñar” (ver 1 Timoteo 4:13).
En la visión de Lehi del árbol de la vida, aquellos que llegaron y se quedaron en el árbol fueron aquellos que “siguieron hacia adelante, asidos constantemente a la barra de hierro” (véase 1 Nefi 8:30). Y Nefi luego identificó que el hierro era la palabra de Dios (1 Nefi 15:24) y compartió esta promesa: “que quienes escucharan la palabra de Dios y se aferraran a ella, no perecerían jamás; ni los vencerían las tentaciones ni los ardientes dardos del adversario para cegarlos y llevarlos hasta la destrucción”.
Juan escribió que las escrituras fueron escritas “para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios; y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre” (ver Juan 20:31).
“Cuando escudriñamos las Escrituras, nuestra capacidad espiritual se expande. El Espíritu entra en nuestra vida cuando estamos en las Escrituras. Nuestros deseos de permanecer en la senda aumentan”, dijo el élder Meredith, agregando que el poder para resistir la tentación aumenta y las personas pueden superar las debilidades espirituales y pueden recibir tanto conocimiento como fortaleza.
“Estudiar las Escrituras invitará al Espíritu a su vida, el cual le enseñará. A veces, el Espíritu les enseñará acerca de lo que están leyendo”, dijo él.
Animó a los oyentes a establecer el hábito de estudiar las Escrituras en familia, para las familias actuales o futuras.
“El valor viene en ser constantes. No tiene que ser bonito, solo tiene que ser consistente”, dijo él, compartiendo ejemplos de la familia del presidente Russell M. Nelson y de su propia familia.
En una instrucción reciente, el presidente Nelson invitó y animó a estudiar las Escrituras.
En la conferencia general de abril de 2021, el presidente Nelson invitó a los oyentes a aumentar su fe en Jesucristo haciendo cinco cosas. “Primero, estudie. Conviértase en un estudiante comprometido. Sumérjase en las Escrituras para comprender mejor la misión y el ministerio de Cristo”.
En una publicación social el día de Año Nuevo, una de las resoluciones que sugirió el presidente Nelson fue: “Primero, decida fortalecer su base espiritual. Esto puede implicar establecer una hora y un lugar específico para estudiar las Escrituras”.
El élder Meredith reconoció que todos están haciendo malabarismos con los horarios ocupados con muchas cosas buenas, pero dijo que no dejen que las cosas buenas se interpongan en el camino de las mejores cosas.
“Escudriñar las Escrituras a diario les ayudará a alcanzar su capacidad, su potencial divino completo. Recuerden: no hay culpabilidad por los días que no leyeron en el pasado. Miren hacia adelante y escudriñen las Escrituras a diario”, dijo el élder Meredith.