WAKEFIELD, Inglaterra — El sistema de calefacción de la organización de ayuda City of Sanctuary del Distrito de Wakefield en Yorkshire del Oeste, Inglaterra (en inglés), había dejado de funcionar, pero el trabajo no se detuvo.
Linda Fielding, la coordinadora del santuario, no le dio importancia.
Rodeada de cajas con artículos donados, ella y las otras voluntarias se pusieron los abrigos y sombreros, y siguieron adelante con su causa de apoyo a los refugiados y a los que buscan asilo. En un esfuerzo conjunto para fomentar la unidad en la comunidad y crear una cultura de hospitalidad, el centro — y los voluntarios que lo apoyan — ofrece ropa, alimentos y amistad.
“Servimos a personas [que se encuentran] en grupos marginados de la sociedad”, dijo Fielding. “Personas que lo han perdido todo — han perdido su país, su familia”.
En 2007, cuando Fielding se enteró de las necesidades, supo que tenía que ayudar, pero no sabía por dónde empezar. Entonces preparó té para compartir. “Así comenzó todo”, dijo ella. Años más tarde, todavía sigue allí, coordinando los esfuerzos con el apoyo de Alison Boome y Linda Whelan, ambas de la Estaca Huddersfield Inglaterra.
Cuando Boome supo de la difícil situación de algunos refugiados, organizó una campaña de recolección de alimentos entre los Santos de los Últimos Días locales, cargó su camioneta y “caminó por el barro” para entregar personalmente los productos a los refugiados en los campamentos de Calais y Dunkerque, Francia. Después, como presidenta de la Sociedad de Socorro de la estaca, dejó los campamentos con la determinación de continuar con la causa en Inglaterra; Wakefield cuenta con un gran centro de alojamiento para refugiados y solicitantes de asilo, muchos de los cuales no tienen con apoyo financiero, zapatos o ropa, ni alimentos.
Trabajando con los representantes de Latter-day Saint Charities (en inglés) en el país, Boome recibió la aprobación y el apoyo para un proyecto inicial en 2016. Como parte de ese proyecto, entregaron un paquete de emergencia, que incluía ropa nueva y artículos de aseo personal para los que llegaban al centro de alojamiento. También proporcionaron ropa de segunda mano. Los jóvenes de la estaca clasificaron y armaron los paquetes.
“Ese fue nuestro primer proyecto”, dijo Boome. “En lo que a nosotros respecta, ese ha sido un proyecto que continúa hasta ahora”.
Uno de estos esfuerzos incluyó un baby shower patrocinado por los Santos de los Últimos Días, que dio a los miembros locales de la Iglesia la oportunidad de donar artículos para las nuevas madres y sus bebés. “Cuando uno viaja, no puede prepararse para la llegada de su bebé”, dijo Fielding. “Recibir al niño y aceptar a la madre es realmente importante. Da a la gente esa sensación de esperanza”.
Otro acontecimiento especial tuvo lugar cuando las familias Santos de los Últimos Días se reunieron con familias de refugiados en un parque local, donde compartieron una comida y forjaron amistades. Desde esos primeros esfuerzos en 2016, el número de los que necesitan ayuda y apoyo ha aumentado, dijo Fielding.
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Con el correr del tiempo, la organización de ayuda City of Sanctuary del Distrito de Wakefield ha funcionado en varios lugares, mudándose cuatro veces en dos años por razones de necesidad, a medida que los espacios disponibles se abrían o se necesitaban para otros fines. Las mujeres hablan de la gratitud y el optimismo que sienten por el edificio donde ahora funciona la organización y que es propiedad de la Iglesia de Inglaterra (Church of England). En un entorno “humilde” se lleva a cabo una “labor maravillosa”, dijo Boome, señalando que el sitio alberga el banco de alimentos y tiene espacio para almacenar ropa, juguetes y algunas computadoras para coordinar los esfuerzos. Hay lugar para que los refugiados y los solicitantes de asilo puedan sentarse y llenar formularios.
Con entusiasmo informan que podrán arreglar la calefacción y obtener las suficientes donaciones para cubrir todas las necesidades. Estos esfuerzos comunican que “todo el mundo es tu prójimo”, dijo Boome. “Desde un punto de vista cristiano, eso es lo que se nos ha aconsejado hacer, amar al prójimo”.
Gente de varios credos y grupos comunitarios se han unido a la causa. “No son ellos [por un lado] y nosotros [por el otro]”, dijo Fielding. “Todos lo hacemos juntos”. “Todos dicen: ‘¿Qué más podemos hacer?’”. Boome describió la colaboración para ayudar a los demás como una “cosa hermosa”.
Es importante que la gente se dé cuenta que pueden ayudar de diferentes maneras, continuó.
Linda Whelan, por ejemplo, ha sido la “incondicional de las compras” de alimentos para el Asylum Seeker Support Fund (Fondo de Apoyo a los Solicitantes de Asilo) desde los comienzos de la pandemia.
Fielding dijo que, cuando los suministros eran limitados, Whelan recurría a su red de amigos para comprar los artículos limitados disponibles. Habla de la compra de azúcar, arroz, tomates, aceite y garbanzos y de complementar esos esfuerzos con patatas, huevos, maíz, zanahorias y atún. “Todos trabajamos juntos para ayudar a la gente”, dijo Whelan.
Ella todavía hace compras todos los miércoles — compra los artículos y arma los paquetes de alimentos. Es lo mínimo que puede hacer, dijo ella. “Es algo pequeño, ir de compras, comprar algo de comida y llenar algunas bolsas”, dijo ella. “Te rompe el corazón ver la situación en la que se encuentra la gente”. También la ha ayudado a olvidarse de sus propios problemas.
Mientras estaba sentada con las mujeres hablando sobre aquellos a quienes tratan de servir, Whelan pensaba en su excursión de compras de esa tarde. “Es poco, pero es algo que puedo hacer”, dijo ella. “La comida es una necesidad básica”.
Jennifer Brummitt, la recién nombrada directora de la tienda de ropa y del banco de alimentos, también ofrece su tiempo como voluntaria. Al igual que Fielding, empezó con un simple deseo de ayudar. Así que preparó el té.
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Sus momentos favoritos incluyen capacitar a los refugiados. Por ejemplo, a uno de los usuarios se le dio un juguete que podría compartir con su sobrino. “Eso lo convierte en un tío adorable”, dijo ella. “Se trata de compartir la alegría. … El propósito es hacer que la gente se sienta valorada”.
Brummitt dijo que el servicio la ha ayudado a sentirse más capaz como persona, “le ha dado la sensación de que es capaz de hacer la diferencia”.
El trabajo, dijo Boome, le ha ayudado a definir su lugar en la comunidad y el país, y a estar agradecida por todo lo que tiene.
También ha estado agradecida de ver la respuesta de los Santos de los Últimos Días locales. “No importa cuál es la necesidad, podemos llevarla a nuestro barrio y los miembros responden”.
Apretando su abrigo con fuerza en el frío edificio, Fielding está de acuerdo. “Esta es la buena vida”, dijo ella.