El coronel Gail S. Halvorsen — un amado aviador Santo de los Últimos Días conocido por legiones como “el bombardero de dulces de Berlín” — murió el 16 de febrero de 2022 en un hospital en Provo, Utah.
Tenía 101 años.
“Es con profunda tristeza que anunciamos el fallecimiento del coronel Gail S. Halvorsen — el bombardero de dulces de Berlín”, anunció el jueves la Fundación de Educación de Aviación Gail S. Halvorsen en su página de Facebook (en inglés). “Gail falleció tranquilamente anoche, 16 de febrero de 2022, a las 20:32 h MST (horario de Salt Lake City) en el Hospital Utah Valley después de una breve enfermedad. Estaba rodeado por la mayoría de sus hijos”.
Los arreglos fúnebres están pendientes.
Los generosos esfuerzos de Halvorsen para brindar un poco de alegría a los niños que experimentaban los horrores de la guerra lo convirtieron en un símbolo mundial de esperanza y reconciliación. Él estaba motivado por un impulso cristiano de buscar a otros en necesidad.
La historia del “bombardero de dulces”
La historia del coronel Gail S. Halvorsen es bien conocida — especialmente entre los alemanes.
El piloto bombardero y Santo de los Últimos Días, ganó renombre por dejar caer, o “bombardear”, chocolates y otros dulces para los niños alemanes cansados de la guerra durante el puente aéreo de Berlín después de la Segunda Guerra Mundial.
Sus esfuerzos por alegrar las vidas de niños y niñas pequeños que eran ciudadanos de lo que una vez había sido una nación enemiga se ha convertido en un relato trascendente de amistad y compasión sin fronteras.
Una nueva generación conoció al “bombardero de dulces” en la película de 2014 producida por la Iglesia “Conozca a los mormones”.
“Estoy agradecido de estar aquí en este lugar especial donde las personas de muchas naciones, llamados por sus gobiernos a servir, han dado sus vidas por la causa a la que fueron llamados”, dijo él en 2014, mientras hablaba en el Día Nacional Alemán del Recuerdo en Utah en el Cementerio de Fort Douglas (en inglés).
El coronel retirado de la Fuerza Aérea de EE. UU. habló sobre el cambio interno que experimentó cuando él fue asignado para entregar provisiones para mantener la vida en Alemania — una nación que alguna vez había considerado como territorio enemigo.
“Fue el cambio que ocurre al seguir el ejemplo de servicio del Salvador antes que a uno mismo”, dijo él.
Mientras estaba en sus misiones de vuelo durante el puente aéreo de Berlín, él a menudo veía a niños alemanes empobrecidos alineados en las vallas fuera de los aeródromos. En una ocasión él sacó dos chicles de sus bolsillos y se los ofreció a una gran multitud de niños. Para su sorpresa, los pequeños no se pelearon por su diminuto regalo, sino que compartieron lo que pudieron unos con otros.
Él resolvió dar más a los niños en futuras visitas. Pronto él estaba lanzando en paracaídas las barras de chocolate que había reunido de sus raciones personales a los niños del aeródromo que esperaban en tierra. Cuando otros se enteraron de lo que estaba haciendo, se unieron al esfuerzo y la cantidad de chocolate y otros tipos de dulces en las “carreras de bombardeo” regulares aumentaron dramáticamente.
Su empeño por ofrecer un poquito de placer a estos niños de la guerra brindó a los chicos unos momentos de alegría y esperanza. Los niños, dijo él, sabían que a alguien le importaba.
“Las heridas de la guerra fueron sanadas”, dijo él, “y los enemigos se hicieron amigos”.
Homenajes al “bombardero de dulces”
El élder Dieter F. Uchtdorf, del Cuórum de los Doce Apóstoles, un compañero aviador Santo de los Últimos Días, rindió homenaje a su amigo el jueves a través de Facebook:
“El coronel Halvorsen, el hermano Gail, o bombardero de dulces, como quizás lo conozcan, era un hombre querido, y compartimos la emoción de haber ‘desprendido las hoscas ataduras de la Tierra y danzado en los cielos con alas plateadas por la risa’ (John Gillespie Magee Jr., “High Flight” [Alto Vuelo]). Hoy mi amigo ha volado a alturas aún mayores y ha regresado a su hogar celestial. Será recordado con amor y extrañado por muchos.
“Él vivió una vida ejemplar de bondad y representó el Evangelio y la Iglesia de Jesucristo en todo el mundo de una manera única y auténtica. Harriet y yo lo extrañaremos, pero esperamos verlo de nuevo. Nuestras oraciones están con la extensa familia Halvorsen mientras celebran su vida y lamentan su fallecimiento. Oramos para que se sientan consolados al saber que volverán a ver a este querido hombre.
“Buena suerte, mi querido amigo”.
En una publicación de Twitter del jueves, el gobernador de Utah, Spencer J. Cox (en inglés), rindió homenaje a su conciudadano de Utah:
“El coronel Gail Halvorsen es un héroe para muchos. Su valentía y compasión en los tiempos más difíciles han inspirado a generaciones y nos recuerdan a todos que la amabilidad y la bondad pueden ganar.
Descanse en paz, coronel Halvorsen. Nunca olvidaremos su servicio”.
La Embajada de Alemania en los Estados Unidos también saludó a Halvorsen.
“El ‘bombardero de dulces’ de Berlín, ha pasado a los 101 años de edad. Cuando escasearon los suministros durante el puente aéreo de Berlín, él dejó caer dulces desde su avión para los niños de la ciudad… Gracias por su amabilidad, coronel”.
El senador de Utah, Mitt Romney, escribió en Facebook: “Desde Garland, Utah, hasta los cielos de Berlín, el coronel Gail S. Halvorsen, el ‘bombardero de dulces’, personificó las características definitorias de la Gran Generación. Que él nos recuerde que la esperanza siempre existe, incluso en nuestra hora más oscura. Descanse en paz, uno de los mejores hombres del mundo”.