Como tataranieto de Hyrum Smith, bisnieto del presidente de la Iglesia Joseph F. Smith y nieto de dos apóstoles — el élder Hyrum Mack Smith por parte de su madre y el élder Melvin J. Ballard por parte de su padre — uno podría pensar que el presidente M. Russell Ballard habría tenido el Evangelio arraigado profundamente en su corazón cuando era adolescente.
“Sin embargo, no lo tuve”, dijo el presidente Ballard, presidente en funciones del Cuórum de los Doce Apóstoles, a los instructores de Seminarios e Institutos durante una capacitación en línea transmitida el viernes, 21 de enero.
Cuando tenía 10 meses de edad, los desafíos económicos resultantes de la Gran Depresión hicieron que su padre se alejara de la actividad en la Iglesia. Aunque el joven Russell Ballard asistía a los servicios de adoración con amigos, su familia no asistía a las reuniones de la Iglesia y él no asistía a Seminario.
Sin embargo, cuando el presidente Ballard estaba en su penúltimo año de la escuela secundaria, su amiga Nedra Mortensen preguntó por qué él no estaba asistiendo a Seminario. De ese momento en adelante, comenzó a llegar a la escuela secundaria East High a las 6:30 h, incluso en las mañanas frías y nevadas, para participar en el Seminario matutino y finalmente fue elegido presidente de Seminarios durante su último año.
“Mi asistencia a Seminario es una de las cosas que puso mi vida en la dirección correcta. En Seminario mi corazón fue tocado y las semillas del testimonio fueron plantadas en mi alma”, dijo el presidente Ballard. “Yo no recuerdo todo lo que se enseñó, pero sí recuerdo cómo me sentí cuando estaba allí. También recuerdo sentirme como si perteneciera allí”.
El presidente Ballard dijo que la asistencia a Seminario lo ayudó a obtener un testimonio y a avanzar en la senda de los convenios. Los amigos que ganó en Seminario lo animaron a ir a la misión. Después de su misión, él animó a sus padres a asistir a las reuniones de la Iglesia. “Mis padres optaron por regresar y ser miembros activos de la Iglesia y durante el resto de sus vidas aceptaron varios llamamientos y asignaciones”.
El presidente Ballard compartió sus experiencias personales con el programa de Seminario mientras ofrecía consejo y aliento durante la capacitación en línea a los 45 000 maestros de Seminarios e Institutos de la Iglesia en todo el mundo.
El élder Clark G. Gilbert, Setenta Autoridad General y comisionado de educación de la Iglesia, y Chad H. Webb, administrador de Seminarios e Institutos de la Iglesia, también ofrecieron comentarios.
Además de bendecir su propia vida, el presidente Ballard dijo que estaba consciente de las bendiciones que Seminarios e Institutos han traído a la vida de sus hijos, nietos e incluso bisnietos.
“En nombre de todos los padres y abuelos de toda la Iglesia, les agradezco los sacrificios que hacen para preparar, enseñar, amar e invitar a cada uno de los hijos del Padre Celestial a venir a Su Hijo, el Señor Jesucristo”, dijo él.
En el mundo conflictivo de hoy, los jóvenes necesitan el gozo y la paz que ofrece el Salvador Jesucristo a través de Su evangelio. “Ellos necesitan sentir en sus corazones el amor que nuestro Salvador tiene por cada uno de ellos”, dijo el presidente Ballard.
Luego él compartió cuatro puntos de asesoramiento específico.
Construyan futuros líderes
Los jóvenes y jóvenes adultos de hoy liderarán la Iglesia en 20 o 30 años. Servirán en la Primaria, las Mujeres Jóvenes o la Sociedad de Socorro, o en obispados, presidencias de estaca o como líderes de misión.
“Para ser buenos líderes de la Iglesia, nuestros jóvenes necesitan primero liderar bien en sus propios hogares”, enseñó el presidente Ballard.
Los maestros de Seminarios e Institutos no solo están preparando a los jóvenes para servir en una misión o ir a la universidad. “Ustedes los están preparando para que se conviertan en buenos padres. Los están preparando para que lleguen a ser buenos miembros y líderes de la Iglesia. Los están preparando para tener éxito en todos los esfuerzos futuros”, dijo el presidente Ballard. “Al mirar a cada uno de sus alumnos, visualicen lo que estarán haciendo en 5, 10 o 20 años, y luego busquen inspiración del cielo para saber cómo pueden ayudarlos a prepararse para ese momento”.
El presidente Ballard animó a los educadores a brindar a sus estudiantes oportunidades para liderar. “Ayuden a cada alumno a exigirse un poco más. No dejen que simplemente los alumnos hagan lo que quieran y luego esperen que sepan liderar. Más bien, enséñeles a liderar, luego permítanles liderar y luego continúe enseñándoles cómo liderar incluso mejor”.
Respondan con precisión a las preguntas
Haciendo preguntas es una “manera maravillosa” para que los alumnos aprendan, dijo el presidente Ballard. “Por favor, alienten a los alumnos a hacer preguntas y luego ayúdelos a entender cómo pueden encontrar respuestas mediante el estudio y la oración”.
El Evangelio brinda respuestas a la mayoría de las preguntas de la vida. Sin embargo, en situaciones en las que surge una pregunta en la que no haya suficiente información para una respuesta adecuada, “no especule”, aconsejó el presidente Ballard.
“No pasa nada si decimos ‘No sé’ o ‘No lo sabemos’. Siempre estaremos seguros y protegidos si enseñamos la verdad, cuando enseñamos las cosas que sí sabemos”, dijo él.
En la mayoría de los casos, los maestros pueden brindar una interpretación fiel, meditada y exacta de las Escrituras y la doctrina del Evangelio, la historia de la Iglesia u otros temas. “Los aliento a ceñirse al curso de estudio que se les ha proporcionado y a usar las fuentes autorizadas”.
Simplifiquen
El presidente Ballard dijo que ha usado tanto la frase “simplifiquen” a lo largo de su vida que sus hijos la pusieron en la lápida donde yace su amada esposa y donde algún día él también yacerá.
“Mantengan la simpleza del Evangelio. Es simplemente hermoso, claro y maravilloso. Al enseñar el Evangelio, simplifiquen y testifiquen a menudo del ministerio y de la misión divina de nuestro Salvador, el Señor Jesucristo”.
Es posible que los alumnos no recuerden exactamente lo que se enseñó, pero ellos nunca olvidarán cómo se sintieron, enseñó el presidente Ballard. “Que [aquellos a quienes enseñamos] nunca olviden cómo se sintieron cuando les enseñábamos la simple y hermosa doctrina de Jesucristo”.
La responsabilidad más importante
El presidente Ballard dijo a los oyentes que, aunque sus responsabilidades como maestros y administradores son importantes y necesarias, sus responsabilidades para con sus propias familias son más importantes.
“Cualquiera que sea su circunstancia, por favor, nutran y edifiquen esas relaciones familiares. Para aquellos que están casados, pasen tiempo con su cónyuge. Busquen el consejo de su cónyuge y síganlo”.
Para aquellos que no están casados, el líder de la Iglesia los animó a buscar el consejo de los padres, familiares o seres queridos de confianza.
“Sus responsabilidades o llamamiento como maestro en este programa terminarán, pero sus relaciones familiares son eternas”, dijo el presidente Ballard.
El presidente Ballard testificó del gozo y la importancia de enseñar el evangelio de Jesucristo. “El mundo de hoy es inestable debido a los desengaños, los desacuerdos, la insatisfacción, la discriminación, la falta de respeto, el desánimo y la angustia. El evangelio de Jesucristo puede llevarnos a través estos tiempos difíciles”, prometió él.
En conclusión, bendijo a los educadores para que encuentren gozo en sus familias, en el Evangelio y en sus responsabilidades como maestros o administradores. “De nuevo expreso mi amor por y para todos y cada uno de ustedes y sus alumnos”.
El evangelio es asombroso
El élder Gilbert recientemente trasladó una pintura de su casa a su oficina en las Oficinas Generales de la Iglesia. “De alguna manera, ver la pintura en un nuevo lugar me ha permitido detenerme a reflexionar de nuevo sobre su asombroso diseño e importancia espiritual”, dijo el élder Gilbert.
La pintura, “La vocación de San Mateo” de Caravaggio, describe el momento en que Cristo extiende el llamamiento a su discípulo Mateo. “Caravaggio ha capturado a Mateo en el momento preciso de su decisión de dejarlo todo y seguir a Jesucristo. Cada vez que me detengo a observar esta pintura me asombro de su mensaje”, dijo a los maestros durante la capacitación en línea.
El evangelio de Jesucristo es igualmente asombroso, declaró el élder Gilbert, y, sin embargo, las personas pueden “pasar por alto” su asombroso mensaje, incluso cuando buscan ayudar a otros que están pasando por dificultades.
Muchos alumnos hoy en día tienen preguntas e inquietudes reales que no deben ser ignoradas, dijo el élder Gilbert. Él animó a los educadores a utilizar muchos de los recursos disponibles, incluyendo el recurso de Seminarios e Institutos de Religión “Adquirir conocimiento espiritual” y los Temas del Evangelio de la Iglesia.
Pero al ayudar a los alumnos a resolver sus inquietudes, los maestros también deben tener cuidado de no centrarse tanto en preguntas específicas de religión, perdiendo la oportunidad de enseñar cuán asombroso es realmente el evangelio de Jesucristo, dijo el élder Gilbert.
Él hizo referencia a un discurso dado por el élder Lawrence E. Corbridge, ahora un Setenta Autoridad General emérito, durante un devocional de BYU (en inglés). Las preguntas secundarias — tales como las preguntas relacionadas con la historia de la Iglesia, la poligamia, las personas de ascendencia africana y el sacerdocio, las mujeres y el sacerdocio, y los diferentes relatos de la Primera Visión, pueden ser interminables, dijo el élder Corbridge.
“Si responden las preguntas principales, las preguntas secundarias también recibirán respuesta, o perderán importancia y podrán tratar cosas que entienden y cosas que no, y cosas con las que están de acuerdo y cosas con las que no lo están, sin abandonar el barco por completo”, dijo el élder Corbridge.
El élder Gilbert continuó: “Por lo tanto escuchen las inquietudes de sus alumnos, creen un entorno seguro para que hagan preguntas y recurran a recursos de confianza. Pero en ese proceso, no pierdan de vista la naturaleza asombrosa del evangelio de Jesucristo. Al igual que con mi historia sobre la obra maestra de Caravaggio, no se pierdan la naturaleza asombrosa de lo que tienen justo delante de ustedes”.
Sus representantes
Hace algún tiempo, después de una interacción en un aeropuerto, el hermano Webb sacó una hoja de papel y comenzó a escribir, comenzando con las sencillas palabras “Yo soy…”. Luego él escribió todo lo que le vino a la mente.
Anotó características, relaciones, llamamientos de la Iglesia, asignaciones de trabajo, preferencias, etc. Antes de terminar, había escrito casi 300 formas de responder a la pregunta “¿Quién soy?”.
Más recientemente, él estaba meditando en esta pregunta y su aplicación a los alumnos. Sacó otra hoja de papel y comenzó a escribir, esta vez con las palabras, “Nuestros alumnos son…”.
“Creo que nuestros alumnos son quienes los profetas han dicho que son. Son hijos amados de padres celestiales, que eligieron seguir el plan del Padre y vencieron al adversario por su fe en el Cordero de Dios y el poder de su testimonio”, dijo el hermano Webb durante la capacitación del 21 de enero para maestros de Seminarios e Institutos. “El Señor los reservó, como dijo el presidente Russell M. Nelson, para venir a la tierra ‘en este preciso momento, el momento más crucial de la historia del mundo’”.
En una tercera y última lista, el hermano Webb escribió página tras página sobre las características y atributos que aprecia de los maestros de Seminarios e Institutos. “Mientras escribía, me encontré volviendo a una idea crucial. Yo creo que la respuesta más importante a la pregunta de quiénes somos es que se nos pide que seamos representantes de Jesucristo”, dijo él.
El enfoque de los esfuerzos de los educadores es ayudar a los jóvenes y jóvenes adultos a conocer a Jesucristo y confiar en Él y en Su sacrificio expiatorio.
“Mi oración es que nuestros jóvenes y jóvenes adultos lleguen a conocer a nuestro Padre Celestial y que al saber quién es Él, comprendan quiénes son ellos en realidad”, dijo el hermano Webb.
Como representantes de Jesucristo — que enseñan Su doctrina y comparten Su amor — los maestros podrán ayudar a sus alumnos a reconocer su identidad eterna. “Eso no significa que ustedes siempre vayan a ser perfectos. No tienen que serlo. Al esforzarse por enseñar el Evangelio restaurado — centrado en Jesucristo, enfocado en sus alumnos y arraigado en la palabra de Dios — el Espíritu Santo le dará vida y relevancia, y testimonio de su veracidad”, prometió él.