No hay una conexión muy obvia entre derribar al mariscal de campo del equipo rival durante un partido de fútbol universitario televisado a nivel nacional y compartir humildemente el mensaje del evangelio con un investigador en Japón.
Sin embargo, el jugador de fútbol americano de la Academia de la Fuerza Aérea y misionero retornado, Ethan Erickson, es lo bastante maduro espiritualmente como para detectar una relación.
En el campo de juego y en el campo misional, observó, “los resultados pueden no llegar tan rápido como uno quisiera.
“Pero más adelante, puedes mirar hacia atrás y ver el verdadero impacto y la magnitud de las cosas que has hecho”.
Erickson será fundamental para que la Fuerza Aérea consiga los resultados futbolísticos deseados en 2021: En primer lugar, conquistar el título de la División Mountain West; y segundo recuperar el trofeo Commander-in-Chief el cual se otorga a la mejor academia de las fuerzas armadas del país.
“Este puede ser un gran año para nosotros”, le dijo a Church News. “Individualmente, solo estoy tratando de superarme cada día, progresar semana a semana y ser el mejor jugador de fútbol que pueda durante mi último año”.
El equipo lleva tres partidos jugados, de los cuales ganaron 2 y perdieron 1 — entre los que se incluye una memorable victoria contra la Marina durante la conmemoración del 20.o aniversario del 11 de septiembre.
Erickson, el defensa de South Jordan, Utah, es uno de los principales defensores del equipo. También es un buen maestro, especialmente para los jugadores jóvenes que todavía están pasando por el abrumador proceso de la doble adaptación al fútbol universitario y a la vida militar.
“[Ethan] ha mejorado cada año”, dijo el técnico de la Fuerza Aérea, Troy Calhoun, al periódico Colorado Springs Gazette. “Durante su primer año fue sólido. En el segundo año, se podía ver que realmente, realmente comenzó hacer progresos y a retomar el ritmo de jugar al fútbol. Ayudó muchísimo el año pasado, y lo hará este año también, en sus dos posiciones como defensa”.
El camino hacia su último año de fútbol del futuro oficial de la Fuerza Aérea ha seguido una trayectoria poco convencional — al menos en la academia.
Después de graduarse de la secundaria Bingham High School de South Jordan, Erickson, decidió responder al llamamiento de servir en la Misión Kobe Japón en lugar de pasar un año o dos jugando y estudiando en la Academia de la Fuerza Aérea en Colorado Springs, Colorado.
“Servir una misión era algo que realmente deseaba hacer, y no quería que nada surgiera y me hiciera cambiar de opinión”, dijo. “También quería pasar cuatro años consecutivos en la academia sin ninguna distracción”.
Como jugador de fútbol americano y un cadete/futuro oficial, Erickson está agradecido por competir, graduarse y comisionarse con el mismo grupo de compañeros con el cual cursó el entrenamiento básico de cadete como estudiante de primer año.
Erickson lleva varios años alejado del servicio misional de tiempo completo, pero todavía se inspira en los recuerdos que le cambiaron la vida cuando llevaba la camisa blanca y la corbata de un joven élder en Japón.
“El simple hecho de poder compartir mis creencias y experiencias — y después ver a otros crecer en el evangelio — afirmó mis propias creencias. Mi misión me ayudó a acercarme más a mi Salvador”.
Aprender japonés fue difícil, pero Erickson dependió de las mismas personas a las que estaba enseñando para “tutoría” informal.
“Había tanta gente que estaba dispuesta a ayudarme”.
Muchos japoneses, agregó, le enseñaron lecciones duraderas de gracia y agradecimiento. “Me enseñaron a estar agradecido por todo, ya sea una prueba o una bendición, he aprendido que puedes tomar todo con calma y estar agradecido por el viaje”.
Erickson se presentó en la Academia de la Fuerza Aérea tres semanas después de regresar a casa de Japón. Su transición marcó un cambio dramático.
“Pasar de un entorno completamente espiritual a un entrenamiento básico parecía ir a extremos opuestos del espectro. No fue fácil, pero me ayudó a crecer. Las lecciones que aprendí en mi misión me ayudaron a superar esos obstáculos y a tener la fortaleza para superarlos”.
Como jugador de fútbol, Erickson admite que le tomó más de un año volver a la forma previa a la misión. Da elogios a entrenadores y compañeros de equipo pacientes que conocían su potencial y deseo.
También está agradecido de ser parte de la pequeña pero unida comunidad de Santos de los Últimos Días de la Academia. Reunirse con sus amigos y los misioneros de relaciones militares para las noches de hogar semanales y las clases de Instituto lo animan durante los períodos difíciles. También son oportunidades para que el ex misionero vuelva a compartir sus creencias con los demás.
“Tratamos de apoyarnos unos a otros y dar un buen ejemplo a los demás”, dijo.
Los domingos, Erickson y sus compañeros cadetes Santos de los Últimos Días adoran con otros jóvenes adultos solteros en los barrios del área de Colorado Springs cerca de la academia.
Más allá del fútbol, el año académico 2021-22 en la academia será memorable para Erickson. Será nombrado segundo teniente en mayo y espera convertirse en analista de investigación de operaciones de la Fuerza Aérea. También planea asistir a la escuela de posgrado y aumentar sus habilidades en el idioma japonés.
“Es un momento emocionante”.