NOTRE DAME, Indiana — La libertad religiosa “es esencial para la dignidad de la persona humana y el florecimiento de todo lo que es noble” en ellos, dijo el cardenal Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York, durante la Cumbre de Libertad Religiosa de Notre Dame el 28 de junio.
Ofreciendo un discurso de apertura a los líderes religiosos reunidos en defensa y apoyo por la libertad religiosa, el cardenal Dolan tituló sus comentarios “Corrigiendo la narrativa”.
“¿Por qué? Porque me temo que lo que solía ser una obviedad, algo no controvertido” — defender la libertad religiosa, algo tan estadounidense como mamá, tarta de manzana, la bandera y Knute Rockne — ahora se ha caracterizado … como una cruzada opresiva, partidista, de derecha y no iluminada”.
En sus comentarios, el cardenal Dolan expresó su temor de que “nuestra cultura pueda haber pasado de sus antiguas posturas de fomentar un lugar en la plaza pública para los creyentes” a “la neutralidad sobre el papel de la fe en la plaza pública” y ahora “un antagonismo absoluto a cualquier voz que inspirada por la fe sea bienvenida a la luz pública”.
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“Tanto los republicanos como los demócratas han estado de acuerdo durante mucho tiempo en que la garantía de libertad religiosa de la Primera Enmienda incluye no sólo lo que sucede dentro de las cuatro paredes de la iglesia, sino también los actos de servicio motivados por la religión que cumplen la misión de esa iglesia. Ahora me temo que a menudo escuchamos que debemos dejar atrás nuestra conciencia cuando entramos en la plaza pública”.
La conferencia coincidió con la celebración católica de la “Semana de la Libertad Religiosa”, que comienza con la “fiesta de los dos mártires de los derechos de conciencia”, Santo Tomás Moro y San Juan Fisher, y finaliza el 4 de julio, día festivo que marca la independencia de Estados Unidos.
Al pedir “la libertad de llevar las convicciones de una conciencia armada por la fe a nuestras vidas públicas”, el cardenal Dolan dijo que la defensa de la libertad religiosa es “la causa estadounidense por excelencia”.
Citando a San Ireneo, el cardenal Dolan dijo: “La gloria de Dios es el hombre plenamente vivo”. Añadió: “El hombre está plenamente vivo cuando tiene la libertad de reconocer la gloria misma de Dios”.
Después de sus comentarios, el cardenal Dolan participó en un panel de diálogo interreligioso con el élder Quentin L.Cook del Cuórum de los Doce Apóstoles de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, la Dra. Jacqueline Rivers del Instituto Seymour para la Iglesia Negra y Estudios Políticos y el rabino Meir Soloveichik de la Congregación Shearith Israel.
Durante sus comentarios, el élder Cook expresó su preocupación por el hecho de que las bendiciones que fluyen del “impulso religioso a menudo se consideran antitéticas a lo que más se valora en nuestra Sociedad”.
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“Mi ruego hoy es que todas las religiones trabajen juntas para defender la fe y la libertad religiosa de una manera que proteja a las personas de fe diversa, así como a las que no tienen fe”, dijo el élder Cook.
“Católicos, evangélicos, judíos, musulmanes, Santos de los Últimos Días y otras religiones deben ser parte de una coalición de religiones que socorren, actúen como un santuario y promulguen la libertad religiosa en todo el mundo. No sólo debemos proteger nuestra capacidad de profesar nuestra propia religión, sino también proteger el derecho de cada religión a administrar sus propias doctrinas y leyes”.
En sus comentarios, la Dra. Rivers hizo eco de algunos de los mismos sentimientos sobre la libertad religiosa del cardenal Dolan y el élder Cook, pero habló de ellos desde una “perspectiva ligeramente diferente”. La discusión sobre la libertad religiosa no siempre mira, “la perspectiva de la Iglesia Negra”, dijo.
Para la Iglesia Negra — un término utilizado para describir las iglesias protestantes que tienen congregaciones predominantemente negras, la libertad religiosa ha “sido tanto un beneficio como una carga”, agregó, y señaló que la libertad religiosa se utilizó tanto para perpetuar la esclavitud como para promover la abolición.
Hablando del Movimiento de Derechos Civiles en los Estados Unidos, la Dr. Rivers dijo que lo que hizo que el Rev. Martin Luther King Jr. tuviera tanto éxito fueron las miles de personas que salieron a las calles para defender la causa que él promovió. Pero, preguntó, ¿qué motivó a los negros que salieron a las calles? Noche tras noche en las iglesias negras hubo “este derramamiento de fe, esta alabanza, esta adoración, este canto, estos sermones inspiradores que les dieron el valor para salir a las calles”.
Los cristianos negros tienen una “efusión de fe poderosa, activa y apasionada”, dijo. Son “un gigante dormido”, un importante recurso sin explotar, en lo que respecta a la libertad religiosa.
“Si podemos superar algunas de estas barreras y comprometernos plenamente con la Iglesia Negra, podemos hacer mucho para promover la causa de la libertad religiosa”, dijo. “Tenemos que tener la libertad de vivir de acuerdo con nuestra fe. Y los que no tienen fe, de igual manera, deben tener la libertad de vivir de acuerdo con su conciencia. Tenemos que despertar al gigante dormido”.
Hablando desde un lugar remoto, el rabino Soloveichik comenzó sus comentarios recordando la clasificación bíblica que hizo Abraham de sí mismo en Canaán: “Soy un extraño y un vecino entre ustedes”.
“Nosotros, como judíos, buscamos ser vecinos; buscamos ser parte integral de la sociedad, la sociedad en la que nos encontramos”, dijo. “Pero también exigimos, ante todo, que tengamos el derecho a ser vistos como extraños, apartados por nuestra fe y por nuestros principios, involucrando al mundo como prójimo, pero también, como Abraham en Canaán, hablando con franqueza y elocuencia acerca de por qué somos diferentes. … Siempre hemos buscado ser vecinos, pero también hemos buscado ser extraños mientras somos vecinos, leales a nuestra fe mientras somos parte de la Sociedad”.
El rabino Soloveichek hizo referencia a un pequeño libro de Maria Poggi Johnson, católica y profesora de teología en la Universidad de Scranton. En el libro, titulado “Extraños y vecinos: lo que he aprendido sobre el cristianismo al vivir entre judíos ortodoxos”, la autora escribe sobre cómo “el compromiso común con la fe que comparten ella y sus vecinos fue la base de su amistad mientras que, al mismo tiempo, mostraban respeto por sus diferencias”.
El libro ilustra que cuando “las cosas se ponen difíciles”, las comunidades de fe se han encontrado, y eso es “algo para celebrar”, dijo.
Hablando durante la cumbre de libertad religiosa, el decano Marcus Cole de la Facultad de Derecho de Notre Dame, dijo que la libertad religiosa es “la libertad fundamental más importante en nuestras vidas, y una que muchos dan por sentada”.
El decano Cole dijo que el fallecido presidente de Estados Unidos, Lyndon Johnson, dijo una vez que “en lugar de ganar una discusión, preferiría ganar a un converso”.
“Aquellos de nosotros que comprendemos la importancia fundamental de la libertad religiosa para nuestra supervivencia y nuestras almas debemos persuadir, y debemos ganar conversos. … Como cristiano y como católico, me pregunto, ¿cómo puedo hacer esto, si no puedo dar testimonio de mi fe, a través de mis acciones y mis palabras? En resumen, debemos defender la libertad religiosa, en los Estados Unidos y en todo el mundo, porque nuestras mismas almas dependen de ella”.
El reverendo John I. Jenkins, presidente de la Universidad de Notre Dame, alentó a los participantes a pelear la batalla por la libertad religiosa “valiente e inquebrantablemente, pero también con un espíritu generoso que respeta y defiende las decisiones conscientes de todos y muestra amor por todos”.
Añadió: “A medida que la Iniciativa de Libertad Religiosa nos alinea con socios de todo el espectro político y religioso, y con pueblos de todo el mundo, se vuelve más obvio que no estamos defendiendo intereses estrechos, sino derechos humanos universales”.