Antes de ser llamada como presidenta general de la Primaria de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, Camille Neddo Johnson nunca había conocido a las mujeres que se convertirían en sus consejeras.
Sin embargo, cuando respondió a una invitación para enviar nombres a los líderes de la Iglesia para sus posibles consejeras, sus nombres le llegaron rápida y claramente.
No fue hasta que la hermana Susan H. Porter y la hermana Amy A. Wright fueron llamadas a servir en la presidencia general de la Primaria, que las mujeres tuvieron la oportunidad de conocerse. Sin embargo, no eran desconocidas.
“Mis primeras palabras fueron: ‘Es tan bueno verles de nuevo’”, recordó la presidenta Johnson. “Y así es como me sentí, que me estaba reuniendo y reencontrando con amigas que había tenido durante la eternidad”.
Esa experiencia es una de las muchas en su vida en las que la presidenta Johnson se dirigió al Señor en busca de guía y siguió adelante con fe.
Camille Neddo nació en Pocatello, Idaho, el 12 de septiembre de 1963 — es la mayor de los tres hijos de Hal y Dorothy Neddo.
La madre de la presidenta Johnson recibió educación y trabajó como enfermera antes de quedarse en casa con sus hijos. Su padre trabajaba en el negocio de seguros de vida y como reservista del Ejército de EE. UU.
Sus antepasados de ambos lados cruzaron las llanuras hacia el oeste de Estados Unidos; algunos fueron investidos en el Templo de Nauvoo, y otros trabajaron para construir y adornar el Templo de Salt Lake. La presidenta Johnson creció escuchando historias sobre sus fieles progenitores. Ella siempre supo que a través de su propia fe y fidelidad tenía acceso a las mismas bendiciones prometidas que impulsaron a sus antepasados hacia el oeste.
Antes del séptimo grado, se había mudado de Idaho a Alemania, a Texas y a Utah.
Después de recibir su título en Inglés de la Universidad de Utah, trabajó en Washington, D.C., para un miembro del Congreso. Fue allí donde concluyó que debería estudiar derecho. No había abogados en su familia, pero sintió que tal vez sus fortalezas y atributos coincidían bien con los requeridos para ser un abogado. Con fe, continuó por ese camino, y se matriculó en la Facultad de Derecho S.J. Quinney de la Universidad de Utah en 1986.
Durante su primer año en la facultad de derecho, un amigo en común le presentó a Douglas R. Johnson; se casaron el 31 de julio de 1987 en el Templo de Salt Lake y son padres de tres hijos.
Durante más de 30 años, la presidenta Johnson ejerció la abogacía, principalmente como litigante. La mayor satisfacción la encontró en su vida profesional ayudando a empresas, municipios y particulares a resolver problemas. Con la ayuda de su esposo — que trabajaba en el negocio de automóviles antes de tener su propio concesionario — y de otros, hizo todo lo posible por controlar su propio horario y siempre tenía tiempo para escuchar a sus hijos, reír con ellos y asistir a sus juegos, actividades y funciones del colegio y de la Iglesia. “Mi familia es, y siempre fue, mi prioridad número uno, y me aseguré de que todos lo supieran”, dijo.
Su familia disfrutaba ver y practicar deportes, incluyendo cientos de juegos y partidos en los que sus hijos compitieron, pasando tiempo al aire libre y paseando en bote. “Hay algo hermoso en estar desconectado y todos juntos, resolver problemas en un bote”, dijo.
Cada semana después de la cena del domingo, se reunían alrededor de un calendario y hacían planes. “Siempre estábamos proyectando hacia adelante”, dijo la presidenta Johnson. “Mis hijos no sabían que estábamos teniendo un consejo de familia, pero cada semana estaba bien orquestada y planificada, y cada miembro de la familia participaba en el éxito de los demás. Aconsejamos como familia sobre cómo hacer que eso sucediera”.
A la presidenta Johnson le gusta leer, caminar y trabajar en su jardín, pero su mayor alegría en la actualidad es pasar tiempo con sus tres nietos.
Apoyándose en su fe, colgó su maletín en 2016 y se ausentó de la abogacía cuando ella y su esposo fueron llamados como líderes de misión de la Misión Perú Arequipa.
La presidenta Johnson ha pasado su vida interesándose y amando a las personas. Y fue bendecida con un amor inmediato por los 552 misioneros de la misión — el 70% de los cuales no hablaba inglés. También había pasado décadas estudiando palabras como estudiante de inglés y usando palabras para defender la posición de sus clientes en memorandos y escritos legales. Pero como nunca había estudiado español, se encontró en la misión añorando las palabras. Oró para poder comunicarse con los misioneros y los miembros, y para que ellos sintieran su amor por ellos y su testimonio de la veracidad del Libro de Mormón. Fue una “hermosa lucha” en la que el Señor “intervino y llenó los vacíos”, dijo.
“Confié en el Señor y me apoyé en el Espíritu para comunicar mi amor y mi testimonio cuando las palabras me fallaban. Qué lección tan dulce y conmovedora”, dijo. “Aprendí a no apoyarme en mi propio entendimiento, sino a entregarlo todo a mi Salvador”.
A lo largo del camino, volvió a aprender la simple verdad del evangelio. “Se trata de amar al Salvador, amar como el Salvador y dejar que el amor y la Expiación de Jesucristo obren en nuestras vidas”.
Mientras estaban en Perú, los Johnson observaron con alegría cómo la Iglesia construía el Templo de Arequipa Perú. Antes de que se dedicara el templo, los Santos de los Últimos Días de la ciudad viajaban más de 16 horas en autobús para asistir al Templo de Lima, Perú; regresaban tan a menudo como podían permitirse hacer el viaje. “Esos santos son un gran ejemplo de vivir una vida centrada en Jesucristo y Su evangelio”, dijo la presidenta Johnson.
El templo se dedicó el 15 de diciembre de 2019 — después de que los Johnson completaron su misión. El élder Ulisses Soares, leyendo una oración dedicatoria escrita por el presidente Russell M. Nelson, oró por la tierra y el pueblo de Perú durante la dedicación del templo: “Ahora hacemos un convenio contigo, oh Dios Padre Eterno, de que volveremos a consagrar nuestra devoción a Ti, al dedicar este hermoso Templo de Arequipa, Perú”.
Un cuadro de Arequipa y del templo allí cuelga en su casa y le recuerda a la presidenta y al hermano Johnson “los devotos Santos de los Últimos Días peruanos, sus amados misioneros y los convenios y ordenanzas del templo”.
Después de regresar a casa de su misión, la presidenta Johnson fue nombrada presidenta del bufete de abogados Snow Christensen & Martineau en Salt Lake City. Ella renunció a ese cargo el lunes después de ser sostenida como presidenta general de la Primaria.
En su primera entrevista con Church News como oficial general de la Iglesia, la presidenta Johnson habló sobre la fe. “Confío en que la mano del Señor me moldeará para ser el instrumento que Él necesita”, dijo. “Confío en que algo de mi experiencia será útil para la Iglesia”.
El hermano Johnson dijo que la fe es parte de la naturaleza de su esposa.
“Tengo mucha fe. He sido bendecida con eso”, dijo la presidenta Johnson.
Mientras la presidenta Johnson mira hacia adelante con fe, siente que su corazón se expande para amar al millón de niños de los que es responsable. “Disfruto esta oportunidad de aprender de los niños que son un reflejo del amor puro de Jesucristo”, dijo.
Una de sus cosas favoritas de la Primaria es la “oportunidad única y especial” para que los niños “reconozcan la influencia del Espíritu Santo”.
“Creo que es particularmente importante como padres, líderes, mentores y responsables de la nueva generación, que ayudemos a los niños a identificar el Espíritu cuando es evidente. Si creamos oportunidades para que el Espíritu esté presente y ayudamos a nuestros hijos a reconocer y poner un nombre a lo que sienten, les proporcionaremos una reserva de experiencias espirituales a las que podrán recurrir durante toda la vida”, dijo.
Información biográfica
Familia: Nació el 12 de septiembre de 1963 en Pocatello, Idaho; hija de Hal y Dorothy Neddo; se casó con Douglas R. Johnson el 31 de julio de 1987 en el Templo de Salt Lake. Tienen tres hijos.
Educación: Se graduó de la Universidad de Utah en Inglés en 1985 y de la Facultad de Derecho S.J. Quinney de la misma universidad en 1989.
Empleo: Trabajó más de 30 años como abogada, más recientemente como presidenta del bufete de abogados Snow Christensen & Martineau en Salt Lake City, Utah.
Servicio en la Iglesia: Sirvió como presidenta de las Mujeres Jóvenes de barrio, instructora de doctrina del evangelio y miembro de las presidencias de la Sociedad de Socorro y la Primaria de barrio. Sirvió con su esposo mientras dirigían la Misión Perú Arequipa de 2016 a 2019.