La vida para el recién comisionado oficial de la Marina de los Estados Unidos, Mason Wells, podría describirse acertadamente como fluida. El cambio está en todas partes para este marino de 24 años.
El viernes 28 de mayo, Wells se convirtió en un graduado del año 2021 de la Academia Naval de los Estados Unidos. Cambió las insignias(hombreras) de su uniforme de cadete por las llamativas insignias de una sola raya de un oficial de Marina. Y, después de cuatro años de saludar a todos los oficiales con los cuales se cruzaba cuando estaba afuera, ahora está recibiendo, él mismo, algunos saludos.
También está cambiando su dirección postal de Annapolis, Maryland, a Pensacola, Florida, donde pronto comenzará su capacitación como piloto. Incluso su estado civil cambiará. En unos pocos días se casará con su compañera, también graduada de la academia, Cassidy Hylton — a quién bautizó — en el templo de San Diego, California.
Sin embargo, algunas cosas no cambiarán. Las cicatrices en las manos y pies de Wells permanecerán, sin importar cuál sea su nuevo título — graduado de la Academia Naval, oficial, piloto o esposo. Y, por siempre será llamado un “sobreviviente”.
Los Santos de los Últimos Días de todo el mundo supieron por primera vez del élder Mason Wells en los días posteriores a los atentados terroristas del 22 de marzo de 2016 en Bruselas, Bélgica. El entonces joven de 19 años, procedente de Utah y tres de sus compañeros de misión — su compañero, el élder Dresden Empey, la hermana Fanny Clain, y el misionero mayor, el élder Richard Norby — resultaron seriamente heridos en el aeropuerto de Bruselas en Zaventem.
Wells pasaría dos meses en hospitales de Bélgica y Utah, sometiéndose a más de media docena de operaciones y procedimientos quirúrgicos. Su convalecencia le causó dolor físico y emocional. Un médico le dijo al ex atleta de secundaria que nunca volvería a correr bien.
Wells no le hizo caso. Al fin y al cabo, era nieto y bisnieto de dos miembros de la infantería de marina de los Estados Unidos. Uno de sus abuelos recibió la medalla de Purple Heart [Corazón Púrpura]. El otro, peleó en las playas de Iwo Jima. Wells estaba decidido a dejar registrado su nombre en el legado de servicio militar de su familia.
Su sueño era ser piloto.
“Desde mis primeros años en la secundaria” dijo a Church News en 2017, “sabía exactamente lo que quería hacer”.
Apenas un año después del atentado de 2016, Wells ingresó a la Academia Naval y comenzó sus estudios en la ilustre academia construida en la confluencia del Río Severn y la bahía de Chesapeake en Annapolis.
Aferrado a la fe en Cristo
Con frecuencia se utiliza una frase de dos palabras para describir la Academia Naval de los Estados Unidos: no es una universidad.
Aunque los estudiantes de esta institución de 176 años de antigüedad se preparan para obtener una licenciatura de cuatro años, su objetivo principal es formarse para dirigir a marinos e infantes de marina. Un cadete debe dominar la química y el cálculo, correr una milla tras otra y aprender lo esencial de la navegación marítima — todo ello en un entorno militar muy estructurado.
En los días previos a la graduación del viernes, Wells reflexionó sobre las pruebas a las que se enfrentó en Annapolis y otros lugares.
“Hubo momentos, tanto en mi recuperación [del atentado] como en la Academia Naval, en los cuales fue difícil mantener una actitud positiva”, dijo. “Pero es en esos momentos, cuando sentimos que estamos en el punto más bajo, cuando tenemos la oportunidad de brillar. La oportunidad de ser extraordinarios”.
Para Wells, el año 2021 estará marcado por acontecimientos extraordinarios, recuerdos y la realización de metas. Pero admite que unas pocas cosas le resultaban seguras en las semanas siguientes al atentado de Bruselas en 2016.
“Pero, de la única cosa de la que siempre estuve seguro es que me aferraría a mi fe en Jesucristo”, dijo. “Y después decidí que controlaría todos los demás resultados lo mejor que pudiera. Pondría el 100% de mi esfuerzo donde me fuera posible”.
Wells también recurrió a la fe esperanzada que lo fortificó mientras servía en la misión Francia Paris. Estaba decidido a alcanzar sus propias metas y a determinar cuál sería el límite de sus posibilidades.
“Confiaba en el plan de salvación y en que Dios siempre estaba dispuesto a compensar la diferencia en las áreas en las que nos quedamos cortos… Independientemente de las cosas que podemos y no podemos controlar, la trayectoria realmente depende de nosotros”.
El primer año en la Academia es una tarea ardua para todos los nuevos cadetes. Hay mucho para aprender. Hay pocos privilegios. Pero Wells considera que su propio primer año fue una época de muchas bendiciones. Fue en ese año académico cuando conoció a Cassidy Hylton, compañera de primer año del sur de California. Los dos se vieron por primera vez en el cuarto de un amigo mutuo en el edificio Bancroft Hall, el enorme edificio de dormitorios al cual todos los cadetes de la Academia llaman hogar.
Los dos se hicieron amigos rápidamente. Pero cuando comenzaron a salir, Hylton estableció una exigencia:
“Le dije a Mason, ‘Mira, sé todo sobre la Iglesia. No trates de convertirme. No estoy interesada. Todos mis amigos de la secundaria son miembros, y ya me he reunido con los misioneros’”.
Para el segundo año ya eran una pareja. Hylton acompañaba con frecuencia a su nuevo novio a las noches de hogar y a los servicios dominicales de la Iglesia. A veces veían juntos los videos de la Iglesia en casa de los miembros.
Una noche, después de una pequeña reunión social en la Iglesia, Hylton y Wells caminaban de regreso a Bancroft Hall. Ella le dijo en voz baja que estaba lista para reunirse con los misioneros. Wells estuvo presente en cada una de las charlas, pero tuvo cuidado de permitir que los misioneros cumplieran con su llamamiento sagrado de enseñar.
Hylton aceptó la invitación de los misioneros para el bautismo. Le pidió a Wells que realizara la ordenanza. La madre de Hylton, Amy Fender, viajó a Maryland para presenciar el bautismo de su hija el 12 de enero de 2019.
“Mi corazón estaba abierto al evangelio aún antes de reunirme con los misioneros. …El Padre Celestial sabía que necesitaba apoyarme en algo más fuerte de lo que había tenido hasta ahora”, dijo Hylton. “Necesitaba el evangelio”.
Hylton pronto supo que, incluso el Santo de los Últimos Días más nuevo, es necesario. Antes de que pudiera celebrar el primer aniversario de su bautismo, estaba sirviendo como presidenta de la Sociedad de Socorro en la rama de los Jóvenes Adultos Solteros de Annapolis que se reúne en la academia.
“Me echaron a los lobos”, dijo riendo. “Pero nuestro grupo de cadetes Santos de los Últimos Días es realmente fuerte, y todos hemos crecido juntos. Nuestra Sociedad de Socorro es pequeña, sin embargo, son unas mujeres increíbles. Y los misioneros mayores de la rama nos han ofrecido otro nivel de apoyo que nunca hubiera esperado recibir en la Academia”.
El presidente de la rama Joe DuPaix dijo que Wells y Hylton han desempeñado papeles esenciales al ayudar a la nueva rama a tener éxito. Y, agregó, ellos se complementan el uno al otro.
“Ellos son el uno para el otro”, dijo. “Mason y Cassidy se apoyan mutuamente. Cassidy siempre hace surgir lo mejor de Mason. … Y él tiene un gran dominio de las escrituras y un fuerte testimonio.
“Es muy lindo ver la gran conexión que hay entre ellos”.
Después de su bautismo, Wells y Hylton continuaron saliendo, y finalmente Wells le propuso matrimonio. Casarse con un oficial de la Academia es un desafío. Los graduados deben prestar, al menos, cinco años de servicio activo en las comunidades de servicio que les asignen en la Marina o en la Infantería de Marina después de ser comisionado.
Poco después de casarse y disfrutar de una luna de miel en Hawái, los Wells se presentarán en sus respectivos destinos. Mientras que él realiza su capacitación de vuelo en Pensacola, ella comenzará a servir como oficial de armas a bordo del USS Indianápolis, un buque de combate litoral cuyo puerto base es en Mayport, Florida.
“Hemos tenido que aceptar el hecho de que vamos a estar separados”, dijo Wells. “Pero esa separación no tiene por qué determinar la solidez de nuestra relación. Cada nuevo día será un día más para fortalecer nuestro matrimonio”.
Estar casado con un oficial de la marina también ofrece a la pareja una conexión de la que no disfrutarían si estuvieran casados con civiles, agregó Hylton. “Siempre podremos comprender por lo que el otro está pasando. Creo que eso será un punto fuerte para nosotros”.
Innumerables oraciones
Al igual que su hijo Mason Wells, Kymberly Wells es una atleta.
Por eso, cada vez que lo visita en Annapolis, Kymberly Wells aprovecha los numerosos senderos para correr frente al mar y caminos que bordean la Academia. Hace unos días, atravesaba un puente que ofrecía una vista espectacular del campus.
“De repente sentí la fuerte impresión de detenerme en ese puente y ofrecer una oración de gratitud”, dijo. “Me emocioné al darme cuenta de que Mason había superado estos duros años. Me llené de tanta gratitud que tuve que dar las gracias a mi Padre Celestial”.
Kymberly Wells y su esposo Chad, dicen que su comprensión de la oración y la gratitud alcanzaron una mayor profundidad después de recibir la horrible noticia en 2016, de que su hijo misionero estaba entre las muchas víctimas del atentado de Bruselas.
Los Wells soportaron días oscuros después de la tragedia.
“Hubo momentos en los que me pregunté, ‘¿De qué manera se va a curar Mason? ¿Volverá a correr alguna vez?’” dijo Chad Wells. “Y ahora, Mason corre más de un kilómetro y medio en seis minutos aquí en la Academia. Eso es un milagro.
“Ver las misericordias de Dios y las bendiciones que nos han llegado, son asombrosas”.
Estudiar en la Academia Naval de los Estados Unidos fue uno de los sueños de toda la vida de Mason Wells, añadió su padre. “Que haya superado la tragedia del atentado y ahora se haya graduado en la Academia es también un milagro de pura perseverancia”.
Kymberly Wells dijo que su testimonio de la oración fue también un milagro de la constancia. Ella y Chad se sienten conmovidos al saber de las muchas personas que pidieron al Señor en nombre de su familia. Descubrieron fuerza en las innumerables oraciones de amigos y desconocidos de todos los credos y orígenes.
“Creo sinceramente que el éxito de Mason al graduarse y conseguir esta victoria se debe a las oraciones y bendiciones que hemos recibido de tantas personas de todo el mundo”, dijo Chad Wells. “Sin esas oraciones, no estaríamos seguros que estaríamos aquí ahora”.
Kymberly Wells agregó que nunca podrá retribuir la amabilidad que tanta gente le brindó a su hijo. “Nunca sabré cuántas personas oraron, ayunaron y prestaron servicio por causa de Mason”
Tras la graduación y comisionado del viernes, Mason Wells se incorporará a su carrera militar como oficial de la Marina y futuro aviador. Pero, para Richard Norby y su esposa, Pam, Wells seguirá siendo el joven élder, entusiasta y enfocado, que llegaron a conocer y amar mientras servían juntos como misioneros en Europa.
Mucho antes del atentado, Richard Norby, un maestro de seminario jubilado, reconoció en el joven élder Wells la madurez que resultó esencial para su recuperación.
Ambos llevan cicatrices causadas por el odio. Sin embargo, Norby se apresura a añadir que ni él ni su joven amigo permitirán que el ataque de Bruselas los defina.
Los momentos más importantes de la vida de Wells están por venir, dijo Norby. “La trayectoria de Mason apenas comienza”.
Al igual que Norby, Wells considera sus propias cicatrices del atentado como las marcas de un sobreviviente. “Cada nuevo día es una bendición”, dijo. “Mis heridas no son el factor que define mi vida. Me definen las elecciones que hago cada día”.
Es habitual que los marinos que se embarcan se deseen suerte con la frase náutica “Buenos vientos y mar en popa”.
El oficial de la Marina estadounidense Mason Wells ha navegado valientemente y de frente a través de tormentas violentas y oscuras. Pero, va hacia adelante — empujado por una esperanza tenaz, el amor de su futura esposa y su familia, y las oraciones de sus amigos, compañeros de misión, y desconocidos.
Ahora, Wells tiene lo que los antiguos marinos siempre desearon. Tiene el viento a su favor.