La singularidad de este tiempo en la historia del mundo no cambia los principios fundamentales necesarios para dirigir la obra misional, dijo el presidente Dallin H. Oaks, el viernes, 25 de junio.
Al dirigirse a 109 nuevos presidentes de misión y sus esposas en el Seminario 2021 para nuevos líderes de misión, el primer consejero de la Primera Presidencia de la Iglesia les agradeció por aceptar sus nuevos llamamientos.
“Ustedes son excelentes modelos a seguir, por la forma en que han respondido a sus convenios de consagración al entregar sus vidas al Señor durante tres años”, dijo.
A continuación, el presidente Oaks habló sobre los aspectos únicos de la obra misional en este tiempo y sobre algunos aspectos que son eternos y vitales.
Una época complicada
“Al considerar estas circunstancias inusuales desde el punto de vista de los misioneros, deben anticipar que algunos de sus misioneros están sintiendo una ansiedad y una decepción inusual”, dijo. “Necesitan ayuda especial”.
Independientemente de las circunstancias cambiantes de la obra, dijo el presidente Oaks, los nuevos líderes de misión deben seguir las pautas y programas que provienen de los líderes de la Iglesia.
“Las interrupciones causadas por el COVID también han requerido algunos cambios fundamentales en las formas en que podemos compartir el Evangelio”, dijo. “Ninguno de nosotros y ninguno de nuestros misioneros debería considerar estos cambios como nuevos obstáculos. Deberíamos verlos como ventajas que nos ayudarán a perfeccionar nuestras prácticas para que sean más efectivas”.
Esos cambios en la obra y las oportunidades de aprender y adaptarse tendrán beneficios más allá de los que se vieron durante el tiempo de servicio misional, dijo el presidente Oaks.
“Debido a lo que deben hacer en este nuevo entorno, estarán mejor preparados para el liderazgo en el mundo actual, en sus hogares, en la Iglesia y en el mundo”, dijo.
Lo más importante no cambia
Centrarse demasiado en los ajustes que se están haciendo a la obra misional durante la pandemia puede diluir los “aspectos fundamentales”, dijo el presidente Oaks.
Destacó cuatro principios fundamentales del liderazgo misional:
- Comprensión y compromiso con Jesucristo.
- Internalizar el poder del Libro de Mormón.
- Aprender a enseñar según las diferentes necesidades de los contactos.
- Acoger el doble papel de predicar el Evangelio restaurado y preparar a la nueva generación para el futuro.
“Nuestro recurso más importante es nuestro testimonio del Señor resucitado y Su Expiación”, dijo. “Él es el centro del plan de salvación del Padre. Él es la Luz y la Vida y la única esperanza del mundo. Él es el centro del Evangelio restaurado”.
Enfatizado el jueves 24 de junio por el presidente de la Iglesia, Russell M. Nelson, el segundo principio fundamental es el Libro de Mormón. El presidente Oaks dijo que los misioneros deben aprender a usar el Libro de Mormón personalmente para poder enseñar de manera eficaz su poder a los demás.
Dijo que los misioneros necesitan “aprender sus verdades, cómo meditar y orar por ellas, y cómo testificar de ellas”.
El tercer principio fundamental que describió el presidente Oaks es la importancia de estar preparado para compartir el Evangelio de diferentes maneras según las necesidades de la persona a la que se enseña.
“Algunos de sus misioneros pueden prosperar con las comunicaciones digitales, pero necesitan ayuda en las comunicaciones cara a cara. Siempre será fundamental aprender cómo enseñar a diferentes contactos”.
Los diferentes enfoques y estilos de enseñanza pasan a un segundo lugar después de ser dignos de la compañía del Espíritu, dijo el presidente Oaks.
“Espero que todos los misioneros del mundo comprendan lo vital que es para sus labores misionales participar de la Santa Cena con regularidad y de la manera apropiada”.
“Predicad Mi Evangelio”, que cada misionero estudia diariamente, enseña que participar de la Santa Cena “nos ayuda a permanecer dignos de tener la compañía constante del Espíritu”.
Como cuarto principio fundamental, el presidente Oaks enseñó que los líderes de misión, en última instancia, tienen que comprender su doble función de predicar el Evangelio y enseñar y preparar a la nueva generación.
“Al orar por inspiración, podrán manejar los problemas individuales como líderes inspirados, informados, sabios y amorosos”.
Los líderes de misión con frecuencia tienen la oportunidad de fortalecer a la nueva generación ayudando a los misioneros a superar sus miedos y ansiedades.
“Es muy común que los misioneros sientan nostalgia en sus primeros meses de servicio e incluso que anuncien que quieren irse a casa de inmediato”, dijo. “Escuchen atentamente el consejo que se les de [en este seminario] … sobre cómo ayudar a los misioneros a mantener sus compromisos personales, servir durante toda la duración de su llamamiento y, por lo tanto, convertirse en siervos del Señor maduros y exitosos”.
La oposición no es nueva
La pandemia no es el único desafío para la obra misional en la actualidad. El presidente Oaks dijo que hay “muchos otros desafíos” y que esta no es una situación nueva.
Dijo que los líderes necesitan conocer los desafíos que enfrentan sus misioneros.
“Deben familiarizarse con la oposición más actual que enfrentan sus jóvenes misioneros — el tipo de cosas que les preocupan más”, dijo.
Parte de esa oposición no solo la enfrentan los misioneros, dijo.
“Un desafío general para todos nosotros es comprender y vivir los principios del Evangelio, a pesar de la oposición de las personas y de los valores mundanos”.
La Iglesia y sus doctrinas no se ajustarán a los deseos actuales de aquellos que no son miembros de la Iglesia, dijo, citando al presidente Joseph F. Smith.
Por esa razón, es importante tener motivos puros al compartir el Evangelio.
“El motivo por el que enseñan los misioneros será evidente para muchos de sus contactos”, dijo. “Si esos motivos son puros, animarán a las personas a escuchar”.
¿Cuál es ese motivo?
“Necesitamos tener claro nuestro verdadero motivo en nuestra labor misional — bendecir la vida de los hijos de nuestro Padre Celestial, a quienes amamos”, dijo el presidente Oaks.
Ese motivo es diferente al de bautizar estrictamente a muchas personas, dijo.
“Queremos que nuestro esfuerzo misional produzca un crecimiento real, lo que significa traer personas a la Iglesia y nutrirlas para que desarrollen relaciones significativas con su Salvador y con los miembros”.
El presidente Oaks dijo que la Iglesia debe ser más eficaz en sus esfuerzos misionales entre los miembros. Los miembros no deben juzgar por sí mismos si un amigo o vecino está listo para recibir el Evangelio, dijo.
“El Señor conoce el corazón de todos Sus hijos, y si oramos constantemente en busca de inspiración, Él nos ayudará”.
Esa oración constante requiere la voluntad de actuar, dijo el presidente Oaks.
“Para ser más efectivas, las oraciones para este tipo de inspiración deben demostrar ‘verdadera intención’ al prometerle al Señor que si Él los inspira a hablar con alguien sobre el Evangelio restaurado, ustedes lo harán”.