Resumen del discurso:
Los tiempos difíciles son parte de la jornada terrenal, pero el mensaje tranquilizador de Cristo es que Él es “nuestro refugio y fortaleza, [nuestra] ayuda muy presente en [tiempos de] angustia”. El Salvador advirtió que en los últimos días habría “guerras y rumores de guerras”. Hoy en día, abundan los conflictos, la contención y la incivilidad general.
Aunque la generación actual no ha tenido una Tercera Guerra Mundial que pelear, “nos enfrentamos a una especie de Tercera Guerra Mundial que no es una lucha para aplastar a nuestros enemigos, sino un reclutamiento, reuniendo a los hijos de Dios para que se preocupen más unos por otros y ayuden a sanar las heridas que encontramos en un mundo tan conflictivo”.
Los instrumentos necesarios para “crear un día más brillante” se pueden encontrar en el evangelio de Jesucristo. “No podemos permitirnos —el mundo no puede permitirse— nuestro fracaso en poner en práctica estos conceptos del Evangelio y los convenios fortalecedores en forma personal y pública”.
En la cultura del siglo XXI en general, y con demasiada frecuencia en la Iglesia, hay demasiados corazones y convenios rotos. “En cuestión de pureza covenantal, con demasiada frecuencia lo sagrado se hace común y lo santo se hace profano”.