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El presidente de BYU-I, Henry J. Eyring, enseña cómo ‘mantenerse por delante de la curva de poder espiritual’

El presidente Henry J. Eyring se dirige a los estudiantes durante un devocional de BYU-Idaho, el 20 de abril de 2021. Crédito: Captura de pantalla
El presidente Henry J. Eyring usa como ejemplo el pilotar un avión en una tormenta para demostrar un principio durante un devocional de BYU-I, el 20 de abril de 2021. Crédito: Captura de pantalla
La hermana Kelly Eyring se dirige a los estudiantes durante un devocional de BYU–I, el 20 de abril de 2021. Crédito: Captura de pantalla
La hermana Kelly Eyring se dirige a los estudiantes durante un devocional de BYU–I, el 20 de abril de 2021. Crédito: Captura de pantalla

El cambio duradero suele ocurrir gradualmente, enseñó el presidente Henry J. Eyring en un devocional reciente de BYU-Idaho, “a menudo en una danza de dos pasos hacia adelante y uno o más pasos hacia atrás”. Estos “pasos hacia atrás” pueden llevar a la frustración y a la sensación de que las ventanas del cielo están cerradas.

Las tentaciones y debilidades terrenales también pueden ser un desafío, como demostraron los apóstoles Pedro, Santiago y Juan en el Jardín de Getsemaní, donde lucharon por mantenerse despiertos mientras el Salvador llevaba a cabo Su Expiación. Después de encontrarlos dormidos, Cristo dijo, “¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora? Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil” (Mateo 26: 40-41).

Cuando el presidente Eyring era un padre joven, estaba “frustrado en sus ambiciones profesionales (y) dejó que la angustia se apoderara de él”.

El campus de BYU-Idaho y el Templo de Rexburg Idaho en Rexburg, el lunes, 23 de septiembre de 2019.
El campus de BYU-Idaho y el Templo de Rexburg Idaho en Rexburg, el lunes, 23 de septiembre de 2019. | Crédito: Jeffrey D. Allred, Deseret News

“Y no pude ocultar esa angustia, cuando se manifestó en mi cabello, que se cayó de la cabeza a los pies, incluidas las pestañas y las cejas”, recordó. Le pidió a su esposa que buscara la ayuda del cielo en su nombre. Varios días después, ella regresó y le dijo, “He recibido una respuesta clara. Me dijeron, ‘Henry debería llevar un diario’”.

Aunque no era la respuesta que esperaba, el presidente Eyring encontró “salvación emocional y espiritual” en el diario cuando comenzó a reconocer señales de esperanza e incluso pequeños milagros en sus actividades diarias.

“Todavía tenía la sensación de estar cayendo y fracasando espiritualmente”, relató. “Sin embargo, el ritmo de la caída fue más lento”.

Las historias de Alma hijo y Pablo y sus conversiones rápidas y milagrosas son la excepción y no la regla de la “superación personal incremental y, a veces, frustrantemente lenta”. Sin embargo, es importante notar que su conversión espiritual y capacitación en el evangelio no terminaron ahí.

“Pablo parece haber pasado varios años en lo que puede haber sido una especie de experiencia personal del CCM en un lugar llamado Arabia. Del mismo modo, Alma y los hijos de Mosíah invirtieron mucho tiempo y esfuerzo, durante toda su vida, para cimentar sus testimonios”, señaló el presidente Eyring.

La mejora personal es un proceso gradual y a menudo lento que es guiado y ayudado por el Espíritu. El presidente Eyring dijo, “He aprendido por experiencia que es difícil hacer cambios grandes y permanentes rápidamente. También me cuesta hacer más de uno o dos cambios personales a la vez”.

El presidente Henry J. Eyring usa como ejemplo el pilotar un avión en una tormenta para demostrar un principio durante un devocional de BYU-I, el 20 de abril de 2021.
El presidente Henry J. Eyring usa como ejemplo el pilotar un avión en una tormenta para demostrar un principio durante un devocional de BYU-I, el 20 de abril de 2021. | Crédito: Captura de pantalla

Él ilustró este principio usando un escenario que los pilotos encuentran durante las turbulencias. 

“Imaginemos que ustedes y yo estamos pilotando un avión a través de una tormenta. Después de una breve consulta, comenzamos un descenso pronunciado, para situarnos por debajo de la tormenta”, dijo. “Pero, cuando finalmente emergemos de las nubes y del aire turbulento, vemos que estamos más cerca del suelo de lo esperado. La inclinación natural en ese punto es tirar hacia atrás con fuerza la palanca de mando del avión, o volante, con la esperanza de subir. Sin embargo, ese movimiento podría levantar la nariz del avión y ralentizar hasta el punto de causar una parada y posiblemente un accidente. En otras palabras, reaccionar de forma exagerada a una trayectoria descendente, en particular tirando hacia arriba, podría ser fatal. Los pilotos llaman a esto ‘estar detrás de la curva de potencia’”.

“Algo similar puede suceder al establecer metas de superación personal. “Particularmente al final de un año mediocre y al comienzo de uno nuevo, he tendido a hacer listas ambiciosas de tareas y objetivos de rendimiento”, dijo el presidente Eyring. Sin embargo, tratar de cambiar demasiado de una vez puede ser contraproducente, “a medida que se amplía la brecha entre mis elevadas ambiciones y mis capacidades actualmente limitadas”.

“Un ‘estancamiento’ emocional es casi inevitable, lo que resulta en más caídas en la seguridad en uno mismo”, explicó.

En las Escrituras y en la historia de la Iglesia se proporcionan ejemplos de un “cambio lento pero constante”, como el del profeta Enós, el hijo pródigo, el apóstol Pedro del Nuevo Testamento y José Smith.

La vida consiste en aprender a intentar “volar espiritualmente”. Mantenerse por delante de la “curva de poder” espiritual requiere la ayuda del cielo y nuestros mejores esfuerzos.

“Volar a veces significa caer por debajo de nuestra altitud y trayectoria preferidas”, enseñó el presidente Eyring. “Cuando eso sucede, tenemos que bajar la nariz de nuestro avión espiritual y agregar fuerza, en lugar de retroceder y arriesgarnos a quedarnos estancados”.

Mostró una fórmula que le ayuda a aplicar este principio: Menos Pecados (o Arrastre) + Más Servicio (o Empuje) = Mayor Poder Espiritual (o Aeronáutico).

“Al aplicar esta fórmula, podemos mantenernos delante de la curva de poder espiritual, edificando a otros a medida que avanzamos y llegamos a salvo a nuestro destino espiritual, en el reino celestial con nuestro Padre Celestial y nuestro Salvador Jesucristo”.

La hermana Kelly Eyring se dirige a los estudiantes durante un devocional de BYU–I, el 20 de abril de 2021.
La hermana Kelly Eyring se dirige a los estudiantes durante un devocional de BYU–I, el 20 de abril de 2021. | Crédito: Captura de pantalla

A medida que los estudiantes comienzan un nuevo semestre, la hermana Kelly Eyring ofreció palabras de ánimo y sabiduría sobre el aprendizaje y el dominio de nuevas habilidades. Compartió videos de sus nietos aprendiendo a caminar y haciendo un desastre mientras comían. 

“Afortunadamente, nuestro Salvador ha pagado el precio de todos nuestros desastres y agradecerá nuestros esfuerzos por limpiar tanto como sea posible”, dijo. “En última instancia, sin embargo, Él vendrá a nuestro rescate”.

Mientras el presidente y la hermana Eyring estaban sirviendo en una misión en Japón, se encontraron con desafíos y su antigua vida y amigos parecían estar muy lejos. “Recuerdo haber pensado, ‘Espero que cuando regresemos a casa todo pueda ser como antes’”, relató. Rápidamente se dio cuenta de que no quería intercambiar las experiencias que habían disfrutado durante la misión por la monotonía que ella creía anhelar.

Recientemente, la hermana Eyring ha escuchado a la gente decir, “No puedo esperar a que las cosas vuelvan a ser como antes”.

“Podemos decir eso o pensar eso, pero no es posible, ni queremos realmente eso”, dijo. “Tenemos que seguir adelante, llevándonos las cosas que hemos aprendido”.

Invitó a los estudiantes a aprender y avanzar este semestre, y a hacerlo “de una manera que incorporemos lo que hemos aprendido este último año, y que estemos abiertos a aprender mucho más”.

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