Algunos pueden haber asumido que la obra misional no podría continuar durante la pandemia. No solo ha continuado, sino que muchas misiones informan haber tenido más éxito durante 2020 que en 2019.
A pesar de los desafíos, nuestros misioneros han sido diligentes.
Cuando los jóvenes recitan el lema del cuórum del Sacerdocio Aarónico, dicen: “Me prepararé para ser en un misionero diligente, esposo fiel y padre amoroso al ser un verdadero discípulo de Jesucristo”.

Los mejores y más diligentes misioneros son ante todo verdaderos discípulos de Jesucristo. La palabra discípulo proviene del latín discipulus, que significa aprendiz o seguidor. Nuestro Salvador fue un modelo de cómo ser un discípulo al ser diligente y obediente en todo lo que hizo. “Y Jesús crecía en sabiduría, y en estatura y en gracia para con Dios y los hombres” (Lucas 2:52).
Para llegar a ser un verdadero discípulo de Cristo, debemos ser diligentes y constantes en nuestros esfuerzos por aprender, entender y hacer su voluntad. Los jóvenes pueden convertirse en verdaderos discípulos y prepararse para ser misioneros diligentes utilizando el programa Niños y Jóvenes.
A medida que guardan los mandamientos y son consistentes y tienen un propósito en el estudio de las Escrituras y la oración personal, están haciendo el programa Niños y Jóvenes. Mientras participan activamente en el estudio “Ven, sígueme” en el hogar, la Iglesia y en Seminarios, están haciendo el programa Niños y Jóvenes. A medida que los jóvenes cumplen fielmente las asignaciones del sacerdocio, están haciendo el programa Niños y Jóvenes.
Los jóvenes así involucrados, aprenderán la verdad de las palabras del Señor cuando dijo, “Daré a los hijos de los hombres línea por línea, precepto por precepto, un poco aquí y un poco allí; y benditos son aquellos que escuchan mis preceptos y prestan atención a mis consejos, porque aprenderán sabiduría; pues a quien reciba, le daré más; y a los que digan: Tenemos bastante, les será quitado aun lo que tuvieren” (2 Nefi 28:30).
¿Qué significa ser un misionero diligente?
La diligencia se puede definir como un esfuerzo constante y valiente, especialmente para servir al Señor y obedecer Su palabra.
Cuando era un joven misionero sirviendo en Japón, se me asignó junto con mi entrenador, abrir una nueva área que no había tenido misioneros durante muchos años. Nos levantamos diligentemente todas las mañanas y seguimos las pautas misionales. Todos los días tocábamos puertas, hablábamos con la gente en la calle y hacíamos cualquier cosa que se nos ocurriera para encontrar a alguien que estuviera dispuesto a escuchar nuestro mensaje.

Después de cuatro meses de esfuerzo, todavía no habíamos enseñado una lección completa a nadie. Me desanimé y le escribí una carta a mi padre, el presidente M. Russell Ballard, quien ahora se desempeña como presidente en funciones del Cuórum de los Doce Apóstoles, diciéndole que no estaba seguro de estar haciendo nada bien y que no sentía que era un misionero exitoso.
Mi padre me escribió una carta que nunca olvidaré:
“Hijo, ser un misionero exitoso tiene menos que ver con el número de personas que bautizas y más con tu compromiso y amor al Señor.
“Continúa siguiendo las reglas, sé diligente y sigue trabajando duro. Si puedes informarle al Señor en tus oraciones cada noche antes de irte a la cama que hiciste lo mejor que pudiste para ser obediente y diligente y que trabajaste duro, sentirás Su amor y aceptación por tus esfuerzos. Si haces eso cada día durante toda tu misión, llegarás a conocer y amar a tu Salvador como nunca antes”.
Me comprometí de nuevo a hacer lo mejor que pudiera para ser diligente y obediente — y no pasó mucho tiempo antes de que las cosas comenzaran a cambiar y empezáramos a ver el éxito en nuestros esfuerzos. Y lo que es más importante, llegué a conocer y a amar al Salvador como mi padre lo había prometido.
Los jóvenes que se esfuerzan por ser verdaderos discípulos de Cristo siendo diligentes y obedientes pueden sentir Su amor e influencia en sus vidas hoy en día.
¡Los jóvenes llenos del amor de Dios son poderosos misioneros! Mientras todos nos esforzamos por ser verdaderos discípulos ahora, el Señor nos bendecirá en nuestro deseo de ser misioneros diligentes.
Compartir el evangelio se convertirá en una parte natural de quienes somos — con o sin pandemia.