Sentado junto a su esposa y sus tres hijos en los terrenos de la antigua Academia Dixie de ladrillo rojo en St. George, Utah, el élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles, recordó cómo conoció a la hermana Patricia Holland.
El joven Jeff, que en ese momento era un estudiante de décimo grado, escuchó que una hermosa joven llamada Patricia Terry de Enterprise, Utah, se había mudado recientemente a St. George. Los dos pronto se conocieron. “No pensé que tuviera la oportunidad de conocerla o salir con ella”, dijo el élder Holland. “Ella era el centro de atención de todos y yo era bastante tímido”.
La hermana Holland intervino con una sonrisa, “Nunca fuiste tímido”.
Unos meses después de conocerse, la hermana Holland dijo que le escribió una carta a su primo sobre un chico popular y “demasiado seguro de sí mismo” llamado Jeff Holland al que le encantaba bromear. “No me agrada en lo absoluto”, recuerda haber escrito. “Pero tengo este profundo sentimiento de que algún día me casaré con él”.
La antigua Academia Dixie fue una de las muchas paradas que hicieron el élder y la hermana Holland, mientras conducían por su ciudad natal de St. George con sus tres hijos — el élder Matthew S. Holland, un Setenta Autoridad General y ex presidente de la Universidad Utah Valley; Mary Alice Holland McCann, madre de cinco hijos y esposa del Dr. Lee McCann, presidente de la estaca Orem, Utah Hillside; y David F. Holland, decano interino de Harvard Divinity School y presidente de la estaca Worcester, Massachusetts.
Este viaje evocador se mostró como parte de la presentación del élder y la hermana Holland en el Día de Descubrimiento Familiar de RootsTech Connect, el sábado, 27 de febrero.
Nacidos a solo 56 kilómetros de distancia y con un año de diferencia, el élder y la hermana Holland fueron novios en la secundaria y se casaron en el histórico Templo de St. George. Desde los majestuosos árboles en la montaña Pine Valley hasta los estrechos en el Parque Nacional Zion, “este pequeño rincón del cielo en la tierra fue el mundo de nuestra infancia”, dijo el élder Holland.
Al animar a los espectadores a mantenerse conectados a la familia y las escenas que “proporcionaron el telón de fondo” para sus vidas, también enfatizaron la conexión con Dios, como la conexión más importante de todas.
“Nos falta algo importante si, cuando estudiamos nuestras raíces familiares, no reconocemos nuestras raíces divinas — nuestro fundamento y nuestra conexión con nuestro Padre Celestial”, dijo la hermana Holland.
Al conectarse con Dios primero, todas las demás conexiones encajan, dijo el élder Holland. “Entonces, y realmente sólo entonces, encuentran su verdadero lugar y su pertenencia eterna”.
Preciados recuerdos familiares
Después de visitar la antigua Academia Dixie, el élder y la hermana Holland y sus hijos cruzaron la calle hacia Judd’s Store, donde de adolescentes solían comprar refrescos y dulces. Esta vez, compraron algunos para sus nietos.
“Cuando surgen problemas y se encuentran en dificultades en este mundo, tienen tres cosas: tienen su fe, tienen sus amigos y tienen su familia”, les recordó el élder Holland a sus nietos mientras disfrutaban juntos de los refrigerios. “En nuestra niñez tuvimos abundancia de los tres”, dijo.
Reunidos alrededor de una mesa, con sus padres en la oficina construida junto a la casa de invierno de Brigham Young, Mary, David y Matthew compartieron una experiencia de la infancia que les ayudó a fortalecer sus testimonios.
Mary recordó que una vez que la familia planeó una cena para “personas realmente especiales”. Cuando su padre llevó a los niños a recogerlos y regresó a casa sin invitados, los niños estaban confundidos. Luego dijo: “Ustedes son nuestras ‘personas especiales’. De hecho, son las personas más importantes que conocemos”.
“Nunca lo he olvidado”, dijo. “Ese tipo de amor e identidad crea una seguridad, creo, en un niño que no se puede igualar. Eso es algo que sé y que siempre he tratado de transmitir a mis propios hijos al asegurarme que sepan que son mis personas más importantes”.
David recordó una vez que él y su padre recibieron respuestas separadas a sus oraciones mientras leían un versículo del Libro de Mormón en el automóvil. Las Escrituras también jugaron un papel importante en los primeros años de Matthew, ya que aprendió de su madre a “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33).
Otros lugares que los Holland visitaron en St. George incluyeron las casas de la infancia del élder y la hermana Holland, el cementerio donde están enterrados los miembros de la familia del élder Holland, un parque del vecindario, el templo de St. George y el tabernáculo de St. George.
Fue en el Tabernáculo de St. George donde el élder Holland fue bendecido cuando era un bebé, donde asistió a la Primaria, donde repartió la Santa Cena por primera vez después de ser ordenado al Sacerdocio Aarónico, y donde se paró en el púlpito para informar sobre su misión en Inglaterra.
Mientras estaba de pie en el tabernáculo, el élder Holland dijo a los espectadores, “Si el Salvador del mundo puede usar al pequeño Jeff Holland del pequeño St. George, Utah, para realizar Su obra, Él puede y ciertamente los usará a ustedes. …
“A medida que sirvan, les prometo que encontrarán su propio lugar en la familia de Dios. La realidad de su conexión con Él y con los demás se profundizará en su corazón y en su mente. Ese conocimiento los cambiará, tal vez los cambie dramáticamente, a medida que se acerquen cada vez más a Él y se parezcan más a Él”.
‘Ninguna familia es perfecta’
Después de su paseo en automóvil por St. George, el élder Holland dijo, “No se dejen engañar por lo que han visto hoy. Ninguna familia es perfecta, y ciertamente la nuestra no lo es”.
Momentos de duelo, dolor y prueba “han forjado lazos aún más fuertes a medida que confiamos el uno en el otro y en el Señor”, dijo él.
Reconociendo que hay quienes luchan con la idea de la familia “perfecta” o “tradicional” debido al abuso, el divorcio, no tener cónyuge o hijos, identificarse como LGBT u otras razones, dijo, “Por favor, todos ustedes, sepan esto: los vemos a todos y los amamos a todos”.
“Si son fieles y guardan sus convenios con el Señor, les prometo que todas las oportunidades y bendiciones disfrutadas por los demás les serán concedidas en el calendario divino del Señor”.
No importa cuándo se otorguen esas bendiciones futuras, “ahora son —y serán— parte de una familia”, dijo el élder Holland.
“Ahora escúchenme en este punto crucial: les prometo que es [a través de] participar en nuestra historia familiar personal, y la experiencia del templo, lo que nos lleva a descubrir la realidad de nuestra relación eterna como hermanos y hermanas en la familia de Dios”.
“Ese gran descubrimiento puede reparar las divisiones familiares, si las hay. Puede curar corazones lastimados, si los hay. Y puede unificar relaciones que de otro modo serían tensas, si las hubiera — todo de una manera indudablemente poderosa.
Si entendiéramos esta verdad, cuánto mejor nos trataríamos unos a otros, cómo fortaleceríamos las manos caídas y las rodillas debilitadas. No nos llamemos simplemente ‘hermano’ y ‘hermana’ — mostrémonos lo que significa cuando nos demos cuenta de que somos una gran familia eterna”.
Vea la presentación del élder y la hermana Holland en ChurchofJesusChrist.org/broadcasts.