Un domingo de Pascua, el élder Dale G. Renlund, del Cuórum de los Doce Apóstoles, fue a la prisión estatal de Utah y se reunió personalmente con varios presos en máxima seguridad.
El élder Renlund recordó haberse reunido con un joven que, 13 meses antes, había culpado a un guardia en particular por algunos privilegios que le fueron quitados y lo atacó.
Durante el ataque, dos reclusos que eran ex miembros de la Iglesia intervinieron y sujetaron al joven. Aunque su sentencia de prisión se incrementó debido al altercado, podría haber sido más si esos dos hombres no lo hubieran restringido.
El joven le dijo al élder Renlund durante la visita que ser sujetado por esos dos hombres fue la primera vez en su vida que alguien había sido amable con él.
“Debido a este acto de bondad, pidió que un voluntario religioso se reuniera con él después de salir del aislamiento”, dijo el élder Renlund a Church News. “Se ha estado reuniendo regularmente con uno de nuestros obispos durante más de un año”.
Así como la acción caritativa de los dos reclusos cambió el corazón del joven, el apóstol dijo, “la lección es que el Señor puede usarnos dondequiera que estemos, si lo permitimos, para bendecir la vida de los demás”.
Dios ve a los que están encarcelados como Sus amados hijos e hijas, con una naturaleza divina y un destino eterno, que pueden ser salvos y exaltados mediante la Expiación de Jesucristo, dijo el élder Renlund.
“Pueden progresar siempre que estén dispuestos a arrepentirse, recibir más luz y conocimiento, y regirse por la ley que los preserva y santifica”, dijo, refiriéndose a Doctrina y Convenios 88:32-35.
“Muchos han dicho que la Iglesia es como un gran hospital y que todos estamos enfermos a nuestra manera. Venimos a la Iglesia para ser ayudados y sanados.
“Deberíamos estar emocionados cuando aquellos que están encarcelados progresan. Todavía debemos amarlos cuando no lo hacen. Debemos orar por la clase de amor que el Salvador otorga a todos los que son Sus verdaderos discípulos”.
Este amor y compasión por los afectados por el crimen es lo que Doug Richens, gerente del Ministerio de Prisiones de la Iglesia, ha visto en las últimas semanas cuando la revista Liahona de febrero publicó varios artículos sobre cómo el evangelio bendice la vida de los miembros encarcelados.
Muchos en todo el mundo se han acercado para saber cómo pueden participar — incluyendo las estacas en Alabama e Illinois que ahora han comenzado a ejercer ministerios de prisiones en sus áreas.
Entendiendo el encarcelamiento
Casi 2.3 millones de personas cumplen condenas en cárceles o prisiones en los Estados Unidos, según la Prison Policy Initiative[Iniciativa de Normas Penitenciarias]. A nivel mundial, ese número supera los 10 millones.
“Cada hogar tiene un punto de contacto en alguna parte con esto”, dijo Richens. “Cada estaca y cada barrio tiene a alguien recientemente liberado o un infractor que acaba de ser encarcelado — es mucho, mucho más común de lo que reconocemos”.
Como Richens se ha reunido con presos en más de 100 cárceles y prisiones, dijo que ha aprendido que “la línea entre los que están encarcelados y los que no lo están es a menudo muy, muy delgada.
“Los errores que se cometen a veces son atroces y terribles. Pero en muchos casos, los errores cometidos que llevaron al encarcelamiento no estaban tan lejos de los errores que cometemos en la vida cotidiana”.
Muchos podrían pensar que la mayoría de los que están encarcelados son “criminales sin corazón”, dijo Richens, “y ese no es el caso. La mayoría necesita tratamiento. Tienen adicciones, adicción a las drogas, adicciones al sexo. La enfermedad mental es muy prevalente”.
La mayoría de los adultos bajo custodia serán liberados en algún momento, agregó. “Tenemos la oportunidad de ayudarlos a prepararse y lograr una vida mejor mientras ministramos con bondad y no enjuiciamos — es algo hermoso”.
Richens dijo que quiere que los miembros de la Iglesia sepan que “la Expiación de Jesucristo y la influencia del Espíritu Santo penetran los muros de la prisión y bendicen a los hijos de Dios…
“El Señor ministra a través de muchos medios para traer luz a estos lugares oscuros”.
Ministrar a los que están encarcelados no se ha detenido con la pandemia del COVID-19. De hecho, la videoconferencia ha permitido un contacto más frecuente entre los presos y sus familias, dijo. Muchos de los que prestan servicios ministeriales penitenciarios también han utilizado la videoconferencia para comunicarse con los reclusos.
‘No han sido olvidados por el Señor’
Hace unos meses, el presidente de la estaca Gadsden Alabama, Jeffrey A. Cote, recibió un correo electrónico de un misionero adulto sirviendo en el ministerio de prisiones en la sede de la Iglesia. Un joven de una cárcel del condado de su estaca había escrito una carta a la Iglesia pidiendo una copia de los libros canónicos.
En el correo electrónico al presidente Cote había una copia de la carta. “Leí eso y me conmovió”, dijo.
“Me rompió el corazón que este joven tuviera que escribir una carta a las oficinas centrales de la Iglesia a 2.897 kilómetros de distancia en busca de las cosas que estaba pidiendo. Y la carta me informó que no teníamos las herramientas y el mecanismo para ministrar a este segmento de nuestra población”.
El presidente Cote dijo que le recordó un pasaje del Nuevo Testamento: “Porque tuve hambre, y me disteis de comer… estuve en la cárcel, y vinisteis a mí”, Mateo 25:31-40
“Pensé, nosotros, como miembros de la Iglesia, hacemos un muy buen trabajo alimentando al hambriento, ministrando al extraño, vistiendo al desnudo, visitando y bendiciendo a los enfermos. Pero, ¿y el prisionero?…
“Es una población que se olvida fácilmente. Y no están olvidados para el Señor”.
En enero, el presidente Cote y sus consejeros se acercaron a Richens y comenzaron el proceso de creación de un grupo de ministerios penitenciarios de estaca. Llamaron a tres parejas para servir.
“Hemos apoyado a estas buenas personas en unidades en toda la estaca, y ha generado una enorme cantidad de interés entre los miembros”.
Primero, las parejas están haciendo un inventario de todas las instalaciones correccionales en los límites de su estaca y tratando de ponerse en contacto con ellas. “Están desarrollando relaciones mientras hablamos con los funcionarios de la prisión, los capellanes”, dijo el presidente Cote.
También están aprendiendo los procedimientos y “sentando las bases” para acceder a las instalaciones.
“Preferiblemente, queremos predicar el evangelio”, dijo el presidente de estaca. “Queremos enseñar la Expiación de Jesucristo. Queremos enseñar el plan de salvación. Donde podamos hacer eso, lo haremos”.
Las herramientas de ministración que tienen en mente incluyen la historia familiar, los Servicios de Autosuficiencia de la Iglesia y el estudio del Evangelio “Ven, sígueme”. “Confiaremos en los administradores de la prisión y los capellanes y les preguntaremos cuáles creen que son sus necesidades, y trataremos de satisfacer algunas de sus necesidades… En última instancia, estamos interesados en brindar servicios de adoración”.
Poner en marcha en la estaca el ministerio en las prisiones llevará tiempo, dijo, pero “estamos absolutamente convencidos de que este esfuerzo producirá una gran cosecha…
“Es posible que nunca sepamos, en esta vida, el efecto positivo e influencia que tendrá en las vidas de los miembros de la familia y otras personas con quienes estas personas actualmente encarceladas tendrán contacto”.
El presidente Cote agregó: “No quiero que nadie tenga que escribir una carta a la sede de la Iglesia a 2.897 kilómetros de distancia porque yo no estaba en esa prisión, no estaba haciendo mi parte. El Salvador dijo: “Fui encarcelado y vinisteis a mí”. Queremos que nuestro ministerio sea el cumplimiento de Su mandato”.
‘Su dirección sigue siendo la misma’
Para el presidente de la estaca Buffalo Grove, Illinois, Eric L. Cieslak, el interés en iniciar un ministerio de prisiones de estaca fue impulsado por uno de sus consejeros, Blair K. Holbrook.
Cuando el presidente Holbrook leyó los artículos recientes en la Liahona sobre el encarcelamiento, inmediatamente pensó en la experiencia de sus padres sirviendo en un ministerio penitenciario — y les preguntó a sus compañeros miembros de la presidencia de estaca qué pensaban sobre comenzar uno. Apoyaron con entusiasmo la idea.
“Nuestro enfoque es tratar de asegurarnos de que si existe la oportunidad de ayudar a alguien a acercarse al Salvador, queremos aprovechar esa oportunidad, sin importar dónde se encuentre”, dijo el presidente Cieslak.
Los límites de su estaca incluyen los condados de Lake y McHenry, al noroeste de Chicago. La presidencia ya tiene conocimiento de algunas cárceles y prisiones en su área.
El plan inmediato es encontrar las parejas adecuadas y “comenzar a empoderarlas para que hagan lo que tenemos que hacer para cuidar de estas personas”, dijo el presidente Cieslak.
“Todavía estamos al comienzo de este viaje”, reconoció, “así que estamos aprendiendo sobre la marcha”.
Ministrar a los afectados por el crimen hace sentir bien al presidente Cieslak, ya que conoce personalmente a alguien que estuvo encarcelado y está trabajando en el camino de regreso a la “senda del convenio”.
“Es un viaje tan personal para todos”, dijo. “Creo que muchas veces tratamos de avanzar en el progreso en la senda del convenio con un enfoque formulado. El regreso de todos a su Padre Celestial tiene un sabor distintivo y único”.
Y ha visto de primera mano que nuestro Padre Celestial es un “Padre muy, muy bondadoso y amoroso”.
“Para estas personas que están encarceladas, tomaron malas decisiones, tienen una ruta diferente por la que van, pero su dirección sigue siendo la misma — que es tratar de regresar al Salvador”, dijo el presidente Cieslak.
Comenzando un ministerio de prisión
Para los Santos de los Últimos Días interesados en comenzar un ministerio de prisión en su área, Richens sugirió lo siguiente:
• Un ministerio de prisión es un programa de estaca y está bajo la dirección del presidente de estaca.
• Los presidentes de estaca pueden organizar un grupo de ministerio en la prisión llamando a dos o tres parejas para que sirvan.
• Identificar prisiones y cárceles dentro de los límites de la estaca y entablar relaciones con los capellanes de prisiones.
• Encontrar a aquellos que buscan el evangelio y proporciona apoyo ministerial continuo.
Para obtener más información sobre las responsabilidades de los llamados en el sistema de ministerio de prisión de la Iglesia, lea el Temas del Evangelio sobre el ministerio carcelario o visite Cómo brindar apoyo a quienes se encuentran en instituciones penales. Para obtener información adicional sobre el grupo de Ministerio de Prisión y cómo ayudar, envía un correo electrónico a prisonministry@ChurchofJesusChrist.org.