La palabra “resiliencia” se ha encontrado en innumerables noticias durante el año pasado encabezado por pandemias, disturbios civiles y desastres naturales.
Resiliente describe acertadamente a todos los que han soportado los fuertes golpes del día — después se levantaron, cuidaron de sus vecinos y de alguna manera siguieron adelante.
Los Santos de los Últimos Días en Centroamérica seguramente han sido resilientes después de un par de huracanes devastadores —Eta e Iota— y, por supuesto, una pandemia en curso. Pero el presidente del Área Centroamérica cree que la fortaleza espiritual de los miembros con los que sirve va más allá de la mera determinación.
“Han enfrentado estas pruebas y desafíos con gran perseverancia y gran fe — y continúan siendo lo más humildes que pueden ser”, dijo el élder Brian K. Taylor, Setenta Autoridad General, al Church News.
Desde que llegó a Centroamérica hace casi un año, el COVID-19 se ha convertido en una crisis tanto de salud como humanitaria. Muchos han perdido vidas. Muchos más han perdido sus negocios. Los trabajos se han invertido.
Luego, en noviembre pasado, un par de poderosas tormentas azotaron varias naciones centroamericanas.
“Hubo áreas de Centroamérica devastadas por los huracanes. En algunas áreas, la inundación fue de 6 a 9 metros de altura”, agregó el élder Taylor.
El líder de la Iglesia lucha contra las emociones recordando visitas a las comunidades afectadas por la tormenta donde la destrucción fue dramática y aleccionadora.
Apenas unos días antes de la palada inicial del Templo de Cobán, Guatemala, el 14 de noviembre de 2020, “la gente navegaba en botes por un camino inundado”, dijo él, “a unos 180 metros de donde tuvimos la ceremonia de la palada inicial”.
Entre los muchos Santos de los Últimos Días que continúan sintiendo los efectos de los huracanes del año pasado se encuentran líderes locales del sacerdocio y de la Sociedad de Socorro llamados a cuidar de los demás.
Es probable que el élder Taylor nunca borre un mensaje de texto que recibió de un presidente de estaca en Honduras quien estaba viviendo temporalmente en un refugio con su familia después de que las inundaciones los forzaron a abandonar su hogar.
El presidente de estaca, su familia, y muchos en su estaca estaban pasando por una prueba que definió su vida. Pero su confianza en Dios les permitió ser resilientes. Incluso en medio del dolor, esperaron días mejores.
“Continuamos con la misma fe y esperanza”, decía el mensaje de texto, “de que saldremos más fuertes de esta experiencia: más humildes, más útiles — y más dispuestos a someternos a todo lo que el Señor juzgue prudente”.
Mientras tanto, la Iglesia continúa brindando ayuda temporal.
A finales del año pasado, la Iglesia y miembros locales entregaron un envío de suministros de emergencia y más de 120 toneladas de alimentos para ayudar a los muchos afectados por los desastres en varias naciones centroamericanas.
Y el lunes, 1 de febrero, la Iglesia entregó una donación significativa a los líderes de la ciudad de San Pedro Sula, Honduras, que se espera beneficie a más de 20.000 personas afectadas por los huracanes Eta e Iota.
La donación incluyó cinco contenedores con 17.000 kilos de ropa y 77.000 kilos de alimentos con un valor de más de $210.000, reportó la Sala de Prensa.
“En nuestro esfuerzo por seguir el ejemplo del Salvador de ayudar a los necesitados, entregamos a ustedes esta significativa donación de alimentos y ropa que beneficiará a nuestros hermanos de la zona norte de esta ciudad”, dijo el élder José Bernardo Hernández, un Setenta de Área y residente de San Pedro Sula.
El alcalde de San Pedro Sula, Armando Calidonio Alvarado expresó gratitud por la ayuda de la Iglesia.
“Este gran regalo para las personas que más lo necesitan es muy importante para nuestra ciudad”, dijo Alvarado. “Conocemos el gran espíritu de la Iglesia para ayudar al prójimo. Gracias por pensar en San Pedro Sula y por atender nuestro llamado”.
Mientras continúa siendo testigo de los muchos Santos de los Últimos Días en Centroamérica dedicados a ayudarse mutuamente durante las pandemias y los desastres naturales, el élder Taylor recuerda un versículo de las Escrituras: “Consuélense, pues, vuestros corazones en lo concerniente a Sión, porque toda carne está en mis manos; quedaos tranquilos y sabed que yo soy Dios”. (Doctrina y Convenios 101:16)
A pesar de los desafíos reales del día, el élder Taylor está seguro de que “el Señor está acelerando Su obra durante este tiempo. Está trabajando en los corazones. En Centroamérica, estamos viendo milagros ocurriendo en vidas individuales y en toda el Área”.