Cuando las familias se reúnan este Día de Acción de Gracias, quizá vayan alrededor de la mesa y cada uno diga por lo que está agradecido — pero en lugar de hacer una lista de cosas, no olvide agradecerle a Dios.
Una nueva investigación de BYU sugiere que la gratitud a Dios — y estar en deuda con Él — es mucho más significativo e impactante que la simple gratitud. En otras palabras, contar las bendiciones sin reconocer su origen no dará verdadera felicidad.
“Le hemos restado importancia al estar en deuda y hemos exagerado la gratitud y ambas cosas van juntas”, explicó Jenae Nelson, candidata al doctorado en la Universidad Brigham Young. Pronto se publicarán sus dos investigaciones con los profesores de BYU Sam Hardy y Dianne Tice.
Descubrieron que un sentido de deuda con Dios hacía que las personas fueran más empáticas, más caritativas y más felices.
“La gratitud se convierte en una virtud cuando te hace querer ser una mejor persona y expresar tu gratitud”, dijo Nelson. “Si solo estás agradecido por las cosas, no hay nadie a quien expresarle esa gratitud. Pero si estás agradecido con Dios, puedes expresarlo en oración, en la superación personal o pagándole de vuelta”.
Nelson encuentra estas enseñanzas en el sermón del rey Benjamín en el Libro de Mormón y en las palabras de los profetas y apóstoles de los últimos días.
Mosíah 2:20-21 dice: “Os digo, mis hermanos, que si diereis todas las gracias y alabanza que vuestra alma entera es capaz de poseer, a ese Dios que os ha creado, y os ha guardado y preservado, y ha hecho que os regocijéis, y os ha concedido que viváis en paz unos con otros —
“os digo que si sirvieseis a aquel que os ha creado desde el principio, y os está preservando día tras día, dándoos aliento para que podáis vivir, moveros y obrar según vuestra apropia voluntad, y aun sustentándoos momento tras momento — digo que si lo sirvieseis con toda vuestra alma, todavía seríais servidores improductivos”.
El Padre Celestial dio a Su Hijo Unigénito y lo hizo por todos, por lo que todos estamos eternamente en deuda con Él, dijo Nelson. “Hay humildad ahí, y ahora estamos hablando de regalos que no tienen nada que ver con tus circunstancias externas. Por eso, te hace querer ser una mejor persona. Quieres hacer el bien con el regalo que Él te está dando”.
“Le hemos restado importancia al estar en deuda y hemos exagerado la gratitud y ambas cosas van juntas”.
En la investigación que involucró a estudiantes de BYU, Nelson y Hardy examinaron las circunstancias de su vida en ese momento y cómo eso se relacionaba con la gratitud. Es decir, si estaban pasando por cosas difíciles, eran menos agradecidos. Por ejemplo, si sus padres se habían divorciado, o si estaban reprobando sus clases o no podían pagar sus cuentas. Y Nelson dijo que los estudiantes que estaban agradecidos con Dios aún podrían tener situaciones malas y estresantes y seguir teniendo gratitud.
“Te ayuda a superar los momentos difíciles. Ellos tenían un bienestar más positivo, se sentían más cerca de Dios y tenían más espiritualidad”, dijo. “La parte de la gratitud a Dios es la constante. Siempre puedes estar agradecido por quién es Él y por lo que ha hecho por ti. Esas cosas nunca cambiarán, incluso si todo lo que nos rodea cambia”.
Es lo que el élder Dieter F. Uchtdorf, entonces miembro de la Primera Presidencia, enseñó en la conferencia general de abril de 2014 en su discurso, “Agradecidos en cualquier circunstancia”.
“Es cierto que es importante ‘contar nuestras bendiciones’ con frecuencia — y cualquiera que lo haya tratado sabe que son muchas — pero no creo que el Señor espere que seamos menos agradecidos en tiempos de dificultades que en tiempos de abundancia y comodidad. De hecho, en la mayoría de los pasajes de las Escrituras no se habla de estar agradecidos por las cosas, sino más bien se sugiere un espíritu o actitud general de gratitud”, dijo el élder Uchtdorf.
La investigación que Nelson hizo con Tice tuvo una muestra más representativa a nivel nacional. Descubrió que la gratitud y el estar en deuda con Dios conducían a una mayor empatía, más donaciones caritativas y un comportamiento más prosocial.
Este es el tipo de gratitud que los padres deberían enseñar a sus hijos, explicó. No se trata de presumir de lo que se tiene ni de contar cosas. Se trata de reconocer el origen y pagarlo de vuelta. Entonces los individuos se cambian a sí mismos para parecerse más a Dios.
Episodio 58: El poder positivo de la invitación #DaGracias del presidente Nelson un año después (en inglés)
Nelson señaló el discurso del élder Dale G. Renlund, del Cuórum de los Doce Apóstoles, en la conferencia general de abril de 2020, titulado “Considerad la bondad y la grandeza de Dios”. Describió cómo todos han recibido dádivas de nuestro Padre Celestial y Jesucristo que no podían adquirir por sí mismos.
“Cada vez que utilizamos o nos beneficiamos o incluso pensamos en estas dádivas, deberíamos considerar el sacrificio, la generosidad y la compasión de quienes nos las han brindado. Sentir reverencia por los dadores hace más por nosotros que solo volvernos agradecidos. Reflexionar en Sus dádivas puede y debe transformarnos”, dijo el élder Renlund.
Nelson espera que su investigación ayude a las personas y las familias a reconocer cómo pueden tener una gratitud más profunda y abundante. “La fe centrada en Jesucristo es el tipo de fe más poderosa. Esto es lo que estamos encontrando con la gratitud y el estar en deuda. La gratitud centrada en Jesucristo es el tipo de gratitud más poderosa”, dijo.