En La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en la actualidad, un día de reposo cada mes — por lo general el primero — se reserva con el propósito de ayunar.
Los miembros de la Iglesia se abstienen de alimentos y agua durante dos comidas consecutivas en un período de 24 horas y luego contribuyen el dinero que se habrían gastado para tales alimentos para ayudar a los necesitados.
El élder L. Tom Perry, un miembro fallecido del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó que la ley del ayuno tiene tres propósitos (en inglés): “En primer lugar, ofrece ayuda a los necesitados por medio de la contribución de las ofrendas de ayuno, que tiene el valor de las comidas de las cuales nos abstenemos. En segundo lugar, un ayuno es beneficioso para nosotros físicamente. En tercer lugar, sirve para aumentar la humildad y la espiritualidad por parte de cada persona”.
En los primeros días de la Iglesia, el día de ayuno solía ser el jueves. En un discurso de la conferencia general de octubre de 1985 titulado “El día de ayuno” (en inglés), el élder Howard W. Hunter, entonces miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles, explicó que la Primera Presidencia y el Cuórum de los Doce Apóstoles tomaron la decisión en 1896 de que la reunión de ayuno debía llevarse a cabo el primer domingo de cada mes.
El primer domingo de diciembre de 1896 fue la fecha fijada para ese cambio.
En vista del aniversario N.°125 de este año en el que el día de ayuno se pasó al domingo, lea ocho citas de los líderes de la Iglesia sobre el ayuno:
1. Recordar el sacrificio supremo del Salvador.
“La doctrina del ayuno es antigua; la han practicado los héroes bíblicos desde los primeros días. Moisés, David, Esdras, Nehemías, Ester, Isaías, Daniel, Joel y muchos más ayunaron y predicaron en cuanto al ayuno. Mediante los escritos de Isaías, el Señor dijo: ‘¿No es más bien el ayuno que yo escogí: desatar las ligaduras de la maldad, soltar las cargas de opresión, y dejar libres a los quebrantados y romper todo yugo?’ (Isaías 58:6) …
“¿Cómo ayunamos? La costumbre es dos comidas o un periodo de 24 horas, pero decidan lo que constituiría un sacrificio para ustedes, al recordar el sacrificio supremo que el Salvador hizo por ustedes. … Sé que Él responderá a las súplicas de Su pueblo”.
— Presidente Russell M. Nelson, presidente de la Iglesia, “Abrir los cielos para recibir ayuda”, conferencia general de abril de 2020.
2. ‘Una gran promesa’ de ayuno
“Desconocemos todas las razones por las que Jesucristo fue al desierto a ayunar y orar, pero sí sabemos al menos uno de los efectos: el Salvador resistió por completo las tentaciones de Satanás de usar incorrectamente Su poder divino.
“Tal vez el breve tiempo que ayunemos cada mes y la pequeña cantidad que ofrezcamos a los pobres produzca sólo una pequeña parte del cambio en nuestra naturaleza para no tener más el deseo de hacer lo malo. Sin embargo, existe una gran promesa cuando hacemos todo lo razonablemente posible para orar, ayunar y hacer una donación para las personas necesitadas: ‘Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salud se manifestará pronto; e irá tu rectitud delante de ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia. Entonces invocarás, y te responderá Jehová; clamarás, y dirá él: Heme aquí’ (Isaías 58:8-9)”.
— Presidente Henry B. Eyring, entonces primer consejero de la Primera Presidencia, “¿No es [éste] más bien el ayuno que yo escogí?”, conferencia general de abril de 2015.
3. Aprecien ese ‘sagrado privilegio’
“Testifico de los milagros, tanto espirituales como temporales, que reciben quienes viven la ley del ayuno. Testifico de los milagros que he recibido yo. Verdaderamente, como escribió Isaías, he clamado en mi ayuno más de una vez y realmente Dios me ha respondido: ‘Heme aquí’. Aprecien ese sagrado privilegio, al menos mensualmente, y sean tan generosos como sus circunstancias lo permitan con las ofrendas de ayuno y con otras donaciones humanitarias, educativas y misionales. Les prometo que Dios será generoso con ustedes, y las personas que reciban alivio de sus manos les llamarán bienaventurados para siempre”.
— Élder Jeffrey R. Holland del Cuórum de los Doce Apóstoles, “¿No somos todos mendigos?”, conferencia general de octubre de 2014.
4. Prestar atención al consejo profético
“Recientemente, los profetas vivientes nos han aconsejado que ‘[nos acordemos] del día del reposo para santificarlo’ y vivamos la ley del ayuno. La obediencia a este consejo profético proporciona una manera para que seamos obedientes al mandamiento de Dios de amarlo a Él y a nuestro prójimo al aumentar nuestra fe en Jesucristo y extender nuestra mano para amar y cuidar a otras personas”.
— Hermana Carole M. Stephens, entonces primera consejera de la presidencia general de la Sociedad de Socorro, “Si me amáis, guardad mis mandamientos”, conferencia general de octubre de 2015.
5. Ayunar nos ayuda a llegar a ser más como el Salvador
“Cuidar del pobre y del necesitado es inherente al ministerio del Salvador; es parte de todo lo que Él hace. Él extiende su mano hacia todos y nos eleva. Su yugo es fácil y ligera Su carga. Invito a cada uno de nosotros a que cuidemos del pobre y del necesitado cumpliendo fielmente la ley del ayuno y contribuyendo con una generosa ofrenda para que lleguemos a ser más como el Salvador. Testifico con humildad que cuidar fielmente del pobre y del necesitado es un reflejo de madurez espiritual y bendecirá tanto al que da como al que recibe”.
— Obispo Dean M. Davies, entonces segundo consejero del Obispado Presidente, “La ley del ayuno: Una responsabilidad personal de cuidar del pobre y del necesitado”, conferencia general de octubre de 2014.
6. Ayunar con un propósito
“El propósito de nuestro ayuno podría ser muy personal. El ayuno nos ayuda a vencer defectos y pecados personales; nos sirve para superar nuestras debilidades. Hace que nuestras debilidades se conviertan en fortalezas. El ayuno nos ayuda a ser más humildes, menos orgullosos, menos egoístas y a preocuparnos más por las necesidades de los demás. Nos ayuda a ver más claramente nuestros propios errores y debilidades, y a ser menos propensos a criticar a otras personas; o nuestro ayuno podría tener como propósito afrontar un desafío familiar. Un ayuno familiar podría aumentar el amor y el aprecio entre los miembros de la familia y reducir la contención en ella, o podríamos ayunar como pareja a fin de fortalecer nuestro matrimonio.
— Élder Carl B. Pratt, entonces Setenta Autoridad General, “Las bendiciones de un ayuno apropiado”, conferencia general de octubre de 2004.
7. Sin la oración, es simplemente pasar hambre
“Sin la oración, el ayuno no es en realidad un ayuno completo; es simplemente pasar hambre. Si deseamos que nuestro ayuno sea algo más que simplemente el abstenernos de comer, debemos elevar nuestros corazones, nuestras mentes y nuestras voces en comunión con nuestro Padre Celestial. El ayuno, combinado con la oración fervorosa, tiene gran poder; puede llenar nuestra mente con revelaciones del Espíritu y fortalecernos contra los momentos de tentación”.
— Élder Joseph B. Wirthlin, entonces del Cuórum de los Doce Apóstoles, “La ley del ayuno”, conferencia general de abril de 2001.
8. Creado por sabiduría divina
“Piensen, hermanos míos, en lo que sucedería si los principios del día de ayuno y la ofrenda de ayuno se observaran en todo el mundo. Se daría de comer al hambriento, se vestiría al desnudo, se protegería al desamparado. … Una nueva medida de preocupación y desinterés crecería en los corazones de las personas en todas partes. ¿Alguien puede dudar de la sabiduría divina que creó este programa que ha bendecido a las personas de esta Iglesia, así como a muchos que no son miembros de la Iglesia?”.
— Presidente Gordon B. Hinckley, entonces primer consejero de la Primera Presidencia, “El estado de la Iglesia (en inglés)”, conferencia general de abril de 1991.