LAYTON, Utah — Una oración para saber cómo construir puentes en su comunidad llevó a una hermosa asociación y amistad entre diferentes iglesias.
Los miembros de la Estaca Creekside Layton, Utah de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y de la Iglesia Ortodoxa Etíope Tewahedo Santa María de Utah ahora se visitan con frecuencia, sirven juntos y se sirven unos a otros. Recientemente, ambas congregaciones participaron en un proyecto de SirveAhora y superaron su objetivo de armar 10.000 paquetes de despensa para familias necesitadas.
Cómo comenzó
La Iglesia Ortodoxa Etíope Tewahedo Santa María de Utah ha estado en Layton durante unos 15 años sin ningún visitante de la comunidad, hasta que un día llegaron Dan y Kris Beech.
“Todo comenzó cuando un domingo al azar, dos personas simpáticas entraron a nuestra iglesia”, dijo Michael Mamo, quien forma parte de la junta directiva de Santa María de Utah. “No sabíamos quiénes eran y ellos no sabían de nosotros. Simplemente vinieron”.
Resulta que estaban en una misión inspirada. Los Beeches sirven en el consejo de comunicaciones del Área de Weber para La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Habían estado orando por la oportunidad de hacer amistad con otras iglesias y vecinos a su alrededor. Y sintieron que necesitaban presentarse a la iglesia etíope.
Kris Beech dijo que cuando entraron ese domingo, el sacerdote se sorprendió, pero inmediatamente les dio la bienvenida. “Él preguntó, ‘¿Cómo nos encontraste?’ Yo dije, ‘El Padre Celestial nos envió’, y él me miró a los ojos y dijo, ‘Dios te envió’”.
Los Beeches ahora asisten a Santa María de Utah una o dos veces al mes, y lo han hecho desde esa primera visita.
“Fueron guiados por alguna clase de espíritu, que los llevó a asistir a nuestra iglesia. Y desde ese día — han pasado más de dos años — así que, desde ese día, hemos sido amigos”, dijo Mamo.
Etiopía y Utah
Muchos miembros de Santa María de Utah todavía tienen familia en Etiopía. Algunos emigraron a los Estados Unidos y otros son refugiados que se reasentaron en Utah. Todos están preocupados por la violencia actual y la guerra civil en el país.
“Es desgarrador para muchos de nosotros” dijo Mamo. “Las noticias que llegan todos los días no pintan bien. No es alentador. No solo mueren personas a causa de la guerra, sino que hay otras víctimas que no pueden volver al trabajo, personas que no pueden con la rutina diaria de la vida. Tienen que dejar su vida en suspenso, y muchos miles son desplazados y son refugiados en otros lugares”.
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Mamo vino a los Estados Unidos para hacer un posgrado. Ha enseñado economía en Westminster College durante 20 años y va a Layton para los servicios matutinos los domingos.
Dijo que otros miembros de la congregación viajan muchas millas en automóvil o transporte público, y a menudo comienzan su viaje el domingo temprano por la mañana para llegar a tiempo para la misa. También asisten familias de Utah que han adoptado niños de Etiopía.
“Ellos recorren esa distancia para adorar y estar con otras familias”, dijo Mamo. “Si pasas, verás que la mayoría de las personas que vienen son familias, refugiados, personas que pasan la mayor parte del día trabajando en dos trabajos, algunos de ellos en turnos nocturnos. A pesar de las dificultades de sustento, todavía llegan los domingos a la iglesia con sus hijos”.
Mamo dijo que hay muchas posibilidades de que más familias etíopes y refugiados encuentren su camino a Utah debido a lo que está sucediendo en ese país. Y sabe que Utah les dará la bienvenida y los ayudará, porque lo ha visto suceder en el pasado. También lo ve en la relación que ha crecido entre Santa María de Utah y Dan y Kris Beech.
“Creo que hemos encontrado un terreno en común en términos de servir a la comunidad y ayudar a las personas necesitadas”, dijo.
Ama, comparte e invita
A medida que los Beeches compartían sus experiencias con otros acerca de sus nuevos amigos en la iglesia etíope, crecieron las oportunidades para una mayor colaboración. Santa María de Utah se encuentra dentro de los límites de la Estaca Creekside Layton, Utah, y la presidenta de la Sociedad de Socorro de la estaca, Julia Hartvigsen, quería ver cómo podían fortalecer su relación. Así que asistió a su reunión dominical.
Hartvigsen es originaria de Jamaica y dijo que parecía que la comunidad etíope apreciaba conocer a otra persona que también es negra en un estado en el que son minoría.
“Fueron muy amables y acogedores. No entendimos nada de lo que decían, pero sentimos el espíritu y una conexión de inmediato”, dijo Hartvigsen.
Hartvigsen y sus consejeras fueron invitadas a un almuerzo con la iglesia etíope. A cambio, invitaron a las mujeres etíopes a la Conferencia de Mujeres de la Sociedad de Socorro. Todos sirvieron juntos en el proyecto del Día de Servicio del 11 de septiembre a través de SirveAhora.org.
Ese día hicieron 10.395 paquetes de despensa para que los niños de la escuela en el área de Layton se los llevaran a casa. Hartvigsen dijo que muchos niños solo pueden desayunar y almorzar en la escuela y necesitan más ayuda en casa. La comida extra se envió a Santa María de Utah y también se donó a la despensa de alimentos de la Escuela Secundaria de Layton.
Hartvigsen lo llamó una experiencia increíble. “Si no hubiéramos tenido este proyecto, no habría tenido contacto con ellos y no habría sentido su impacto en nosotros. Siento que somos amigos. Es una gran oportunidad para hacer lo que el presidente [Russell M.] Neson nos ha pedido que hagamos: amar, compartir e invitar”.
Una relación a largo plazo
Hartvigsen ahora está orando por la próxima oportunidad que puede usar para acercarse a Santa María de Utah, tal vez con un regalo o mensaje durante la temporada navideña. La familia Beech cree que la comunidad etíope también se acercará más a ellos.
“Son personas maravillosas, aman a nuestro Padre Celestial, aman al Salvador y es un privilegio poder asociarnos y adorar con ellos”, dijo Dan Beech.
Mamo dijo que hay muchas razones por las que es tan importante para su congregación en Santa María de Utah trabajar con los Santos de los Últimos Días. Y dijo que los Beeches fueron clave para cerrar esa brecha al entrar al edificio hace dos años.
“No fue solo una visita, sino que la visita resultó ser una oportunidad para colaborar, trabajar juntos por un fin común y compartir nuestras creencias, nuestros sistemas culturales y hacer la diferencia en la vida de las personas en todas partes”, dijo él.