Algo esencial para llegar a ser un verdadero discípulo de Jesucristo es tener un entendimiento claro de las identidades del Padre Celestial y Jesucristo y, en particular, “qué sienten por nosotros”, enseñó el élder Patrick Kearon, de la Presidencia de los Setenta, a los estudiantes de BYU-Pathway Worldwide durante un devocional el martes, 9 de noviembre.
Durante el devocional, que fue pregrabado como una conversación con Brian K. Ashton, presidente de BYU-Pathway Worldwide, el élder Kearon testificó que nuestro Padre Celestial y el Salvador “nos aman. Nos atesoran”.
“Casi puedo escuchar a alguien que se sintoniza hoy diciendo, ‘¡No, pero a mí no!’ Bueno, Ellos sí”, dijo. “Nos aman a todos y cada uno de nosotros, y el Padre Celestial anhela tenernos en casa de nuevo sanos y salvos después de este breve momento que tenemos aquí”.
En su propia relación con sus hijos, el élder Kearon no cuenta sus errores, dijo, sino que anhela que aprendan, crezcan y sean felices.
El Libro de Mormón muestra la “intimidad que tenemos con nuestro Salvador” cuando Jesucristo resucitado invita a los presentes a “venid a mí, para que podáis meter vuestras manos en mi costado, y para que también podáis palpar las marcas de los clavos en mis manos y en mis pies, a fin de que sepáis que yo soy el Dios de Israel y el Dios de toda la tierra, y que he sido muerto por los pecados del mundo (3 Nefi 11:14)”.
“No los miró como podría haberlo hecho y relató sus pecados”, explicó el élder Kearon. “Él dice: ‘Ven, este soy yo. He venido a tomar tus pecados sobre mí’. Y luego tienen este momento, cada uno de ellos, uno por uno con Él”.
El presidente Ashton le preguntó al élder Kearon qué debería hacer “mañana por la mañana” para empezar a sentir el amor de Dios. El consejo del élder Kearon fue “despertar confiando en que todos encajamos en un gran plan eterno, por muy accidentado que sea el día”, y “afrontar cada día con fe, con gozo y con oración y estudio de las Escrituras”.
Para aquellos que se sienten demasiado ocupados para agregar esfuerzos para convertirse en discípulos de Jesucristo a sus listas de tareas pendientes, el élder Kearon sugirió que los otros componentes de la vida cotidiana, como el colegio, el trabajo o el cuidado de los demás, no están separados del desarrollo espiritual. “Tenemos que aplicar nuestra fe a nuestro trabajo, a nuestros estudios, a nuestras relaciones, a cada compromiso que tenemos con alguien, y practicar eso. Y así es como comenzamos a superar la sensación de, ‘Oh, estoy demasiado ocupado para hacer eso’. No, nuestro comportamiento de fe debe volverse parte de nosotros en todo lo que hacemos”.
Otros dos elementos para convertirse en discípulos son la paciencia para seguir intentándolo a pesar de los errores de uno; y amabilidad en cualquier entorno, incluyendo las redes sociales, para “actuar como un contrapeso al discurso público, a menudo oscuro”.
El presidente Ashton señaló que uno de los desafíos de ser un discípulo de Jesucristo es amar a los que no son bondadosos e infligen dolor.
“Oh, eso requiere trabajo, ¿verdad que sí?” Respondió el élder Kearon. “El Salvador entendió esto con mayor claridad cuando pronunció el Sermón del Monte. Él dijo, ‘Pero yo les digo, Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen (Mateo 5:44)’. Eso es una tarea difícil cuando estás en medio de algo como eso, pero es la manera de encontrar la paz”.
El élder Kearon expresó su amor y gratitud a los estudiantes y los invitó a “tratar de equilibrar sus vidas y encontrar su camino de discipulado. Oro para que lo hagan”.