La hermana Reyna I. Aburto participó en un panel de discusión sobre el rol social de las religiones y las comunidades de fe el viernes, 29 de octubre.
Mientras se encontraba en una asignación en Puerto Rico, la hermana Aburto, segunda consejera de la presidencia general de la Sociedad de Socorro, participó por videoconferencia y compartió experiencias personales sobre el rol que la religión ha tenido en su vida.
Más recientemente, en su llamamiento en la Sociedad de Socorro, la hermana Aburto ha visto los esfuerzos de los miembros de la Iglesia en todo el mundo.
“Hemos participado en proyectos que incluyen el suministro sostenible de alimentos, agua potable, respuesta ante catástrofes, inmunización, atención maternal y neonatal, apoyo a refugiados, cuidado de la vista, sillas de ruedas y proyectos comunitarios, tanto a nivel internacional como local”, dijo.
Esos proyectos han incluido el trabajo individual de muchos miembros de la Iglesia y también donaciones financieras.
Hablando específicamente sobre las donaciones a través de Latter-day Saint Charities (en inglés), la hermana Aburto dijo que, desde su fundación en 1985, “esa ayuda equivale a más de 2 mil millones de dólares estadounidenses” en 195 países y territorios.

Otros proyectos recientes incluyen esfuerzos para ayudar a los afectados por COVID-19, la asistencia a refugiados en 50 países y las donaciones de alimentos en varios países.
“Todo esto es posible gracias a nuestra estrecha colaboración con gobiernos y organizaciones religiosas y caritativas”, dijo. “De manera constante, hacemos a un lado nuestras diferencias en cuanto a doctrinas y prácticas religiosas para unir fuerzas en el servicio a los necesitados”.
Después del panel de discusión de la hermana Aburto como parte del primer Foro sobre Libertad Religiosa del Cono Sur, el élder D. Todd Christofferson, del Cuórum de los Doce Apóstoles, pronunció el discurso de clausura del evento de dos días.
Él habló sobre el importante rol que desempeña la libertad religiosa en el tipo de servicio que describió la hermana Aburto.

“Estos actos de bondad y caridad son una parte integral de nuestra fe”, dijo. “La libertad religiosa nos permite servir de maneras que son consistentes con la fe que nos motivó a servir en primer lugar”.
La cantidad de tiempo donado por los miembros de la Iglesia y otros voluntarios que participan en la labor humanitaria organizada por Latter-day Saint Charities es enorme, dijo la hermana Aburto.
“Nuestros proyectos son en gran parte llevados a cabo por medio de millones de horas de trabajo voluntario ofrecido por cientos de miles de personas, que pueden poner manos a la obra de inmediato, cuando se les necesita”.
Hablando de su propia experiencia como una niña de 9 años en Nicaragua, dijo que su familia recibió ayuda de muchas personas después de un terremoto.
“Durante meses, recibimos ayuda de distintas organizaciones, en su mayoría religiosas, lo que nos permitió empezar de nuevo y lograr cierta estabilidad”, dijo.

El sentimiento que tuvo después de recibir la ayuda en ese entonces, y en otros momentos de su vida, la ha impulsado a ayudar a otros a superar sus dificultades.
“Sé en carne propia el sentimiento de gratitud, esperanza y amor que uno siente al recibir ayuda de manera desinteresada”, dijo. “Es difícil explicar con palabras el sentimiento que brinda el hecho de saber que de alguna manera estoy poniendo un grano de arena a fin de ayudar a personas menos afortunadas que yo y de retribuir algo de la asistencia que yo he recibido”.
Esos esfuerzos no se hacen solos, dijo para terminar. Cuando se hacen en grupo, proporcionan un propósito.
“Pertenecer a una comunidad en la que tratamos de ayudarnos unos a otros de manera espiritual y temporal nos brinda un sentido de identidad y de propósito que nos permite olvidarnos de nosotros mismos para centrarnos en las necesidades de los demás y buscar el bien común”.