ENTERPRISE, Utah — De pie en el púlpito donde dio su primer testimonio y su primer discurso cuando era joven, la hermana Patricia Terry Holland declaró humildemente su testimonio del Salvador a los Santos de los Últimos Días en su pueblo natal al sur de Utah.
“He viajado por todo el mundo, me he parado en los púlpitos desde aquí hasta Zimbabue y la India, y voluntariamente, desde mi corazón, mi alma y mi fe, he sido testigo de Jesucristo, porque sé que Él es nuestro Salvador”, dijo la hermana Holland.
“He visto demasiado, he sentido demasiado, sé demasiadas cosas para decir lo contrario. Esta es Su Iglesia. Él está con nosotros y somos hijos de un amoroso Padre Celestial”.
El élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles, y su esposa, la hermana Holland, regresaron a las raíces de la hermana Holland para una conferencia de estaca en Enterprise, el domingo, 17 de octubre. La pequeña comunidad agrícola de unos pocos miles de residentes se encuentra a unos 56 kilómetros al norte de St. George, a través de las rocas rojas de Snow Canyon y las colinas del Dixie National Forest.
Muchos de los familiares de la hermana Holland se encontraban entre los 900 reunidos en el centro de estaca de Enterprise Utah, incluyendo dos de sus hermanos, una hermana, una tía y un tío, y numerosos primos y sus familias. “Puedo decir aquí que estoy agradecida de estar con mis hermanos y hermanas porque literalmente son mis hermanos y hermanas”, dijo a la audiencia. “¡Puedo reclamarlos a todos como familia porque lo son!”.
El élder Holland, que nació y creció en St. George, suplicó a los Santos en Enterprise que no dieran por sentado el evangelio de Jesucristo solo porque son una comunidad pionera multigeneracional. Todos necesitan ser fieles en tiempos confortables para que tengan la fuerza para ser fieles cuando lleguen tiempos difíciles. “Cualquier mano puede estar en el timón del barco cuando el clima está en calma”, dijo.
“Pero cuando hace mal tiempo y las olas son altas, necesitamos gente fuerte. Necesitamos personas que estén decididas a perseverar y creer, a confiar, a adorar y a dar gracias por lo que con demasiada frecuencia damos por sentado — la maravilla del evangelio de Jesucristo”.
Una comunidad de fe
Cuatro generaciones de la familia de la hermana Holland vivieron una vez en Enterprise. El bisabuelo de la hermana Holland, Thomas Sirls Terry, fue enviado por el presidente Brigham Young para llevar el ganado propiedad de la Iglesia al área del sur de Utah. Él y los demás buscaron buenos pastizales y finalmente viajaron hacia el oeste, a lo que ahora es Enterprise.
“Vieron esta hermosa tierra que estaba llena de pasto en ese momento, tan alto que llegaba hasta el vientre del ganado”, dijo en una entrevista después de la conferencia de estaca. “Eso es lo que dijo Brigham Young — ‘lo sabrán cuando lo encuentren’ — y lo encontraron, y estaba aquí”.
El antiguo Terry Ranch establecido en 1864, sigue en pie, a unos 16 kilómetros al oeste del centro de la ciudad, y la familia de la hermana Holland todavía lo llama hogar.
“Mi bisabuela era una mujer increíble”, dijo la hermana Holland. Su casa se convirtió en una parada para los mensajeros que repartían correo entre Nevada y Utah, “y ella realmente cocinaba para los que llegaban”.
Al crecer en Enterprise en la década de 1940, la joven Patricia Terry encontró seguridad en un pueblo muy unido. Cuando tenía 16 años, su familia se mudó a St. George, donde conoció a un joven llamado Jeff Holland. Ambos se hicieron novios en la secundaria y se casaron en el Templo de St. George en 1963.
“He sido bendecido por la herencia de ella y su infancia aquí”, dijo el élder Holland a Church News. “Es una comunidad de fe”.
Cuando él y la hermana Holland salían en citas, el élder Holland disfrutaba estar en su casa y pasar tiempo con su familia, personas llenas de fe. “Eran la personificación de la gente que perseveró, resistió y creyó, y el Señor siempre los bendijo de maneras magníficas —una de las cuales es la calidad de carácter que formó en ellos”, dijo.
La hermana Holland describió su pueblo natal como “una tierra de milagros”, “una ciudad santa” y un “refugio de la tormenta”.
Este verano, Enterprise se vio amenazada por un devastador incendio forestal y posteriormente enfrentó fuertes lluvias e inundaciones. La comunidad oró por milagros y éstos llegaron.
“Estoy agradecida de ser parte de una comunidad que cree en los milagros, que no tiene miedo de pedirlos y que tiene suficiente fe en que vendrán”, dijo la hermana Holland.
Un mensaje para la juventud
Tanto el élder como la hermana Holland ofrecieron consejos específicos a los jóvenes de la estaca en Enterprise.
El élder Holland compartió la historia de un hombre que una vez fue su oponente en el atletismo en la escuela secundaria. El hombre tuvo una infancia difícil y decidió ir a la Iglesia para encontrar consuelo y fortaleza. En la Iglesia, alguien hizo un comentario desagradable sobre su presencia. Él no volvió a ir.
Este hombre, ahora fiel y activo en la Iglesia, expresó su pesar por “lo que pudo haber sido” en esos años que perdió.
“Si fuera posible, con mucho gusto renunciaría a toda mi experiencia deportiva, todos mis premios y trofeos, todos mis listones y honores, solo por haber sido miembro del cuórum de diáconos y solo por una vez haber repartido la Santa Cena”, dijo el hombre.
“No crezcan con remordimientos”, dijo el élder Holland a los jóvenes. “No somos perfectos. Sus padres no lo son. Sus líderes no lo son. Sus maestros no lo son. … Pero estén agradecidos de tener personas en sus vidas que se preocupan por ustedes, que se sacrifican por ustedes y que les enseñan”.
La hermana Holland hizo eco de un sentimiento similar. “Ruego que sepan antes que yo lo supe que las personas son más parecidas que diferentes”, dijo. “Todos tenemos esperanzas y sueños similares”.
Las Escrituras no hablan de títulos universitarios, atletismo o belleza, señaló. Pero enfatizan dos cosas importantes: la capacidad de amar y la capacidad de ser humilde.
“Sus talentos, su belleza y su bondad son dados por Dios, pero no son las cosas que Él quiere de ustedes. Él solo quiere que tengan humildad, que vayan a Él a menudo, una y otra vez … y luego compartan con los demás el amor que sienten de Él. Crean, por favor crean que Dios tiene cosas maravillosas reservadas para ustedes si son humildes y dan testimonio de Su amor”, dijo la hermana Holland.
Dios es el sanador, no importa cuál sea la herida.
A pesar de lo desafiantes que fueron los incendios y las inundaciones en Enterprise este verano, el élder Holland reconoció que los incendios y las inundaciones personales que muchos enfrentan pueden ser más devastadores — la pérdida de empleo, problemas de salud, hijos rebeldes y otras dificultades.
“Las cosas se desmoronan, cosas que querían que fueran perfectas”, dijo el élder Holland. “La vida llega y destruye sueños, esperanzas e ideales. En momentos así quiero que sean fuertes y fieles porque hay bendiciones y promesas al final. No se dan listones azules al comienzo de una carrera, se otorgan en el otro extremo de la pista. Sigan corriendo. Sigan intentándolo. El Salvador dio ese ejemplo al perseverar incluso cuando estaba ‘corriendo’ completamente solo.
“No se rindan. Resistan y lleguen hasta el final. Sean creyentes y confíen. … Dios los ama. Él entiende cuando las cosas no van bien, pero si algo se rompe, Él puede devolverlos mejor. De hecho, Él se los devuelve a la perfección, mejor de lo que era originalmente”.
La hermana Holland honró a “los héroes y mentores” de su ciudad natal que la ayudaron a inspirar y fortalecer su fe. Concluyó con su testimonio: “Sé que Dios está con ustedes. Tomen Su mano, hablen con Él a menudo y caminen en paz”.
El presidente de la Estaca Enterprise Utah, Mark G. Evans, dijo que muchos de los que asistieron a la conferencia sintieron que el élder y la hermana Holland les hablaban individualmente. “Que vinieran y se dirigieran a nosotros como miembros de la estaca fue maravilloso — es una experiencia que no se olvidará, una experiencia verdaderamente conmovedora. … Todo el mundo deseó que hubiera durado más tiempo”.
