Al empezar su ministerio global como el líder de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, el presidente Russell M. Nelson se presentó ante reporteros en Londres, Inglaterra, y proclamó su deseo de recorrer el mundo.
“Cuando me encuentro cómodamente en mi hogar, estoy en el lugar equivocado”, dijo en abril de 2018. “Necesito estar donde las personas están”.
Durante los siguientes 20 meses, el presidente Nelson viajó 185.075 kilómetros a 35 naciones en seis continentes. Se reunió con miembros en grandes y pequeños grupos —a menudo dirigiéndose a ellos en su propio idioma— y con líderes mundiales. También se ha acercado a víctimas de crímenes, ha consolado a los afligidos y saludado a docenas de niños. Logrando todo esto en su 10ª década de vida, el presidente Nelson llamó al desfase de horario “como un lujo que no podemos permitirnos”.
Aunque la pandemia del COVID-19 interrumpió la ambiciosa agenda de viaje del presidente Nelson en el 2020, él continuó dando su mensaje central —“que Dios vive, que Jesús es el Cristo, y que esta es Su iglesia restaurada en su plenitud”.
Este es el mensaje que ha mantenido desde el inicio de su ministerio global —el cual incluyó una parada histórica en la Tierra Santa.
El presidente Nelson “decisiva e instantáneamente” determinó que su primer gran acto más allá de la sede de la Iglesia sería una visita a Jerusalén, explicó el élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles.
“Él quería caminar donde el Salvador caminó y estar donde los profetas estuvieron y sentir lo que todos sentimos aquí”, dijo el élder Holland, quien acompañó al presidente Nelson en su primera gira de ministración.
El presidente Nelson dijo que tuvo razones simbólicas para planear el viaje global de la forma como lo hizo. “Queríamos empezar en Jerusalén para fortalecernos a nosotros mismos con el mensaje del Señor Jesucristo desde sus inicios, aquí donde nació, donde vivió, donde ministró y donde fue crucificado”, dijo el presidente Nelson. “Su mensaje es para todos los hijos de Dios”.
‘Algo magnífico’
Seis meses después, el élder Gary E. Stevenson, miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles, quien acompañó al presidente Nelson por Sudamérica, llamó al amor que los santos de los últimos días tienen por el presidente Nelson “palpable”.
El presidente Nelson, quien se dirigió a los santos de los últimos días en español durante su viaje, dijo que es por ese motivo que él habla a los miembros en su lengua materna.
“Ha sido extraordinario”, dijo el élder Stevenson. “Nunca imaginé que vendría y tendría que utilizar audífonos, durante la traducción, para escuchar las palabras del presidente Nelson. Esa fue una sorpresa para mí”.
Él dijo que mientras el presidente Nelson habla en español, “toca tu corazón. Existe una reverencia, un silencio, y después todos están secándose los ojos. Las lágrimas fluyen, y es simplemente maravilloso. Es una señal de que los santos de los últimos días aman a su profeta, y de que el profeta ama a los santos de los últimos días”.
Después, el élder Gerrit W. Gong, quien acompañó al presidente Nelson al Pacífico en mayo de 2019, también habló de presenciar “algo magnifico”.
“Esta ha sido llamada ‘la gira ministerial del Pacífico’. He sido conmovido profundamente por cómo el profeta de Dios ministra a 10.000 personas y a una sola familia que está en duelo por la pérdida de su madre. Existe un sentido de conexión, y un convenio de pertenencia, que hace que cada uno sienta que es para ellos de forma individual, para sus familias, y para grupos grandes—países— al mismo tiempo. Eso es algo extraordinario de sentir y ver”.
El presidente Nelson vino aquí para “estar con las personas de una manera que brinda el amor, la doctrina y los mandamientos del Señor”.
Observar al presidente Nelson es un recordatorio de que el Padre Celestial ama a todos Sus hijos de todos los rincones lejanos de la tierra y en todas sus circunstancias —aunque “ellos no están lejos [de los miembros] ni tampoco están lejos de nuestro Padre Celestial”.
Al final de un viaje a Centro y Sudamérica en agosto de 2019, el presidente Nelson lamentó no haber podido ir a más lugares.
“Por cada país al que vamos, hay 199 en los que no estamos”, dijo el presidente Nelson. “Y ellos desearían que pudiéramos visitarlos. Pero poco a poco, haremos lo mejor que podamos”.
El élder Quentin L. Cook dijo que algo pasa cuando los santos de los últimos días ven al profeta en persona. “Llegan a sentir que es el profeta del Señor”, dijo el miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles. “¿Y qué podría ser más precioso que eso?”.
El presidente Nelson agregó: “No se trata de nosotros. La adulación no es para nosotros. Es para el Señor. Y en el proceso, aprendes a amar a las personas”.
Unos meses después, en un evidente contraste a las enormes reuniones de miles de personas en Centro y Sudamérica, el presidente Nelson se dirigiría a cientos de personas en el Sureste Asiático en noviembre de 2019.
‘Mucho más por venir’
Ver al profeta viajar tan lejos para ministrar a pocos “es un testimonio de que cada alma es preciosa. Ellos son recordados”, dijo el élder D. Todd Christofferson, quien acompañó al presidente Nelson en el viaje.
El presidente Nelson llamó al viaje como un tiempo “para mirar hacia adelante con entusiasmo por el futuro”.
Fue reminiscente de otros tiempos, cuando viajar y conocer a los santos de los últimos días alrededor del mundo revitalizaba al líder.
En Concepción, Chile, en octubre del 2018, el presidente Nelson dijo que hay mucho más por venir.
“Esperen hasta el año que viene, y luego el que sigue”, dijo el presidente Nelson. “Tomen sus vitaminas. Descansen. Va a ser emocionante”.
A comienzos del 2019, el presidente Nelson llamó a la dedicación del Templo de Roma, Italia “un momento decisivo en la historia de la Iglesia”.
“Las cosas van a avanzar a un ritmo acelerado”, dijo él. “La Iglesia va a tener un futuro sin precedentes, sin paralelo. Ahora estamos solamente preparándonos para lo que vendrá”.
Y a medida que el 2020 llegaba a su fin, el presidente Nelson habló del año descomunal, cuando virtualmente cada persona en el mundo ha sufrido los efectos de una pandemia global. Su sentimiento reflejaba cada discurso que ha dado durante su histórico ministerio global de tres años.
Él dijo que no hay nada más importante que los santos de los últimos días puedan hacer “que fijar nuestro enfoque en el Salvador y en la dádiva de lo que realmente significa Su vida para cada uno de nosotros”.