Justo después del mediodía, el 6 de abril de 1892, un mensajero apurado llegó al Templo de Salt Lake con materiales para depositar dentro de la piedra angular del templo —la gran esfera de granito sobre la cual descansa la estatua de 3,78 metros del ángel Moroni.
Cuatro paquetes envueltos en hule de seda fueron depositados cuidadosamente en las partes norte, sur, este y oeste de la piedra, según un artículo del periódico Salt Lake Herald-Republican publicado al día siguiente. Los paquetes del lado sur y este fueron depositados en compartimientos de concreto; los paquetes del lado norte y oeste fueron depositados directamente en el concreto.
“Aquí hay una moneda de diez centavos, pónganla dentro”, dijo alguien. En cuestión de minutos, cada hombre en la plataforma arrojó monedas dentro de la piedra angular, declara el artículo.
Pocos minutos después, una multitud de 40.000 personas observó mientras el presidente Wilford Woodruff, cuarto presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, colocaba la piedra angular presionando un botón para activar un motor eléctrico y ponerla en posición. La ceremonia representó el fin de la construcción del Templo de Salt Lake, y el edificio sagrado fue dedicado un año después.
Más de 128 años después, una mañana a fines de mayo, la Primera Presidencia —el presidente Russell M. Nelson y sus consejeros, el presidente Dallin H. Oaks y el presidente Henry B. Eyring— utilizaron mascarillas y observaron mientras Emiline Twitchell, conservadora de la Biblioteca de Historia de la Iglesia, extraía cuidadosamente los elementos del compartimiento sur de la piedra angular.

Twitchell señaló la tapa de cuero de un libro y los fragmentos de hule en los que estaba envuelto. Twitchell y Emily Utt, curadora de sitios históricos de la Iglesia, mostraron a la Primera Presidencia la firma de Parley P. Pratt en el libro “Una voz de amonestación” y algunas páginas de la Perla de Gran Precio.
“No esperábamos encontrar demasiado porque sabíamos que los contenidos de la piedra angular no habían estado aislados del clima durante los 128 años que habían transcurrido”, dijo el presidente Nelson. “Pero queríamos estar allí de todos modos, solo para estar cerca y rendir homenaje a los líderes y valientes trabajadores pioneros que, contra todo pronóstico, edificaron este templo magnífico”.
Apertura de la cápsula del tiempo
Los equipos de trabajo retiraron la piedra angular —junto con la estatua del ángel Moroni que descansaba sobre ella— de la aguja central este del Templo de Salt Lake el 18 de mayo. Tienen un peso de 2.270 kilogramos o 2,5 toneladas y descansaban a 49 metros de altura, y ambas fueron transportadas en el aire hacia el suelo por medio de una grúa a fin de preservarlas y reacondicionarlas. La remoción de la estatua y la piedra angular es parte de la renovación estructural y antisísmica de cuatro años del templo.

La piedra angular con la cápsula del tiempo se estabilizó mediante un tubo de metal de más de 9 metros que se extiende longitudinalmente a través de la estatua del ángel Moroni, la piedra angular y la torre.
“La piedra angular se creó en dos mitades, y luego se aplicó mortero en la unión alrededor de la circunferencia”, dijo Twitchell. “Teníamos la esperanza de poder cortar alrededor de esa unión de mortero y simplemente separar las dos partes de la esfera, y luego extraer la cápsula del tiempo que sabíamos que estaba dentro”.
Pero el proceso de extraer la cápsula del tiempo fue más difícil de lo esperado, ya que descubrieron que la piedra angular estaba completamente llena de cemento, dijo ella.

En su libro de 1912 llamado “La casa del Señor,” el élder James E. Talmage enumeró lo que se creía que había en la piedra angular, incluidos los libros que Twitchell y Utt mostraron a la Primera Presidencia y otros, así como documentos, fotografías, y una placa de cobre grabada con los nombres de los líderes de la Iglesia.
Tal como describía el artículo del periódico, se hallaron cuatro paquetes de material en las direcciones cardinales de la piedra angular, con los restos de varios elementos enumerados en el registro de Talmage.
Hasta mediados de julio, se han encontrado los siguientes elementos en la piedra angular:
Paquete del lado sur (mitad superior de la piedra angular):

- “Una voz de amonestación”, por Parley P. Pratt
- “Clave de la ciencia de la teología”, por Parley P. Pratt
- Libro de Mormón
- Perla de Gran Precio
- “Los mártires: un bosquejo de las vidas y un relato completo del martirio de José y Hyrum Smith”, por Lyman O. Littlefield
- Libro sin identificar
- Documento sin identificar
Paquete del lado este (mitad superior de la piedra angular):
- La Santa Biblia
- Cartas de Spencer (Correspondencia de Orson Spencer con el reverendo William Crowell en la que se explica la doctrina de la Iglesia)
- 3 libros sin identificar
Paquete del lado norte (mitad inferior de la piedra angular):Placa de cobre revestida de oro con la inscripción “Santidad al Señor”, fechas importantes de la construcción del Templo de Salt Lake, y los nombres de autoridades generales de la época de la palada inicial en 1853 y tal como estaban constituidas el 6 de abril de 1892
Paquete del lado oeste (mitad inferior de la piedra angular): Sobre de papel que contenía aproximadamente siete fotografías montadas, conocidas como tarjetas de gabinete, sin identificar

A medida que Utt y Twitchell se movían alrededor de una mesa larga en la que estaba expuesto el contenido de la cápsula, explicaban el significado de los elementos —los cuales pueden haber sido colocados por los trabajadores de la construcción y personas que recorrieron el andamio.
“Los materiales que están dentro de esta cápsula del tiempo en particular reflejan verdaderamente las motivaciones de las personas que la prepararon”, dijo Utt. “Pusieron cosas que tenían al alcance de la mano y que reflejaban su vida en ese momento”.
Los libros no eran raros, sino fáciles de encontrar durante ese período de tiempo, añadió Twitchell. Aunque apenas son legibles, se los puede identificar por su lomo o la impresión visible en el interior.
Acerca de las tarjetas de gabinete, Utt dijo que eran una forma popular de montar fotografías en la década de 1890. Una impresión fotográfica de alta calidad montada en papel grueso, “eran fáciles de comerciar y de vender. Podían montarse en un álbum de fotos”.
Debido a que se encontraban laminadas por la humedad del concreto, no quedó ninguna imagen fotográfica en las tarjetas de gabinete, dijo Utt. Sin embargo, en el revés hay una inscripción identificable del estudio de C.R. Savage. C.R. Savage era uno de los fotógrafos más conocidos en Salt Lake City en esa época, y su estudio estaba en la calle principal frente a templo.

El Salt Lake Herald-Republican y otros periódicos informaron en ese momento que la cápsula de la piedra angular incluía una fotografía del profeta José Smith, pero no fue hallada.
El élder LeGrand R. Curtis Jr., un setenta autoridad general que actualmente sirve como historiador y registrador de la Iglesia, estuvo presente con la Primera Presidencia al momento de la apertura de la cápsula. “No hay ninguna fotografía conocida de José Smith”, dijo él. “Si realmente hubiera una fotografía de José Smith, sería un hallazgo”.
Monedas
Se encontraron muchos otros materiales en el concreto que rodea a los cuatro paquetes, incluidos los restos de un lápiz, una cuerda, un trozo de metal, papel enrollado alrededor de una vara de madera, papel depositado en el concreto y aproximadamente 400 monedas.
En su mayoría, las monedas son de cinco y diez centavos, con algunas de un centavo y unas pocas de veinticinco centavos. También se ha encontrado una moneda con valor de cinco centavos, una pieza de 3 centavos, seis peniques, tres peniques y algunos medallones. Aún hay monedas que no se han extraído del concreto.

Quizás la parte más interesante de la cápsula del tiempo sean las 15 monedas con nombres inscritos, dijo Twitchell. “Ahora tenemos nombres que podemos vincular con historias. … Es una sensación genial encontrar una moneda con el nombre de alguien, en especial cuando has estado observando un grupo de libros deteriorados”, dijo entre risas.
De los nombres identificados en las monedas inscritas, hasta ahora, Twitchell y Utt han descubierto dos familias: los Hull, que vivían en las avenidas en Salt Lake City, y los Hillam, que vivían cerca de la calle 400 sur. Los nombres incluyen a Florence “Flossy” Hull, de 10 años; Alice Hillam, de 17 años; su hermana, Emily Hillam; y su hermano, R. Hillam Jr.
Los primos hermanos del abuelo de Bonnie H. Cordon, la presidenta general de las Mujeres Jóvenes, pertenecen a la familia Hillam.
3 lecciones que la presidenta Cordon aprendió de la moneda de un antepasado en la cápsula del tiempo del Templo de Salt Lake
“No estamos seguros si esas familias subieron al andamio juntas o alguien subió y arrojó todas las monedas dentro”, dijo Utt.
Utt dijo que esperan publicar los nombres de quienes se hallaron en las monedas una vez que todos hayan sido identificados.
Lecciones aprendidas
Las ceremonias de la piedra angular y las cápsulas del tiempo son prácticas comunes en los proyectos de construcción, dijo Utt. La cápsula del tiempo del Templo de Salt Lake fue una forma de celebración por parte de los primeros santos. “Este fue un momento para reflexionar sobre los últimos 39 años de construcción y dar a las personas una última cuota de motivación para terminar este edificio”.
Sin embargo, “las cápsulas del tiempo en verdad no están hechas para almacenar archivos a largo plazo”, dijo ella.
Twitchell coincidió. “Las cápsulas del tiempo son una tradición importante y tienen valor en su curación y en su ceremonia, pero, como forma de preservar materiales, son muy ineficaces”.
Todo el material que había dentro de la cápsula del tiempo estaba muy humedecido debido al concreto que lo rodeaba. “A medida que el concreto se cura, libera mucha agua y calor”, explicó Utt. Pero el agua y el calor no atraviesan el concreto ni el granito. Los elementos atrapados causaron que los materiales se desintegraran.
Los libros fueron “esponjas” en el proceso de curado del cemento, ya que absorbieron la humedad, dijo Twitchell. “Los paquetes de hule no parecieron hacer mucho en lo que se refiere a aislar del agua o proteger”.
Aunque verter cemento alrededor de la cápsula del tiempo no fue ideal para el material, casi no hay evidencia de permeación ambiental externa de la cápsula del tiempo, añadió.

“Aun cuando estaba ubicada en la cima del templo, sobre la aguja, no vemos evidencia de lluvia, nieve, ni ningún elemento”, dijo ella. “Su deterioro se produjo exclusivamente por el concreto que se vertió a su alrededor, y por haber estado en ese ambiente interno, ese microclima por tanto tiempo”.
La cápsula del tiempo de la piedra angular es una de las dos cápsulas del tiempo oficiales del Templo de Salt Lake de las que se tiene conocimiento. La otra está en la piedra de los registros, que se colocó en los fundamentos y se excavó en agosto de 1993 junto con los esfuerzos de restauración por el centenario del templo y la celebración subsecuente.
Los fragmentos restantes hallados en la piedra de los registros —incluido un Libro de Mormón traducido al francés y al italiano, así como publicaciones de periódicos como Deseret News, Millennial Star y Times and Seasons— están guardados en la Biblioteca de Historia de la Iglesia.
Planes futuros
En referencia a la placa de cobre con los nombres de los líderes de la Iglesia, Utt dijo: “Estamos teniendo conversaciones sobre cuánto limpiarla. ¿O en qué medida dejarla así? ¿Es estable como está? ¿Nuestros esfuerzos por limpiarla podrían causar más daño?
“Y estamos teniendo esas mismas conversaciones sobre todo lo demás que salió de esta esfera”.

Por ahora, todos los materiales de la cápsula del tiempo se conservarán en su estado actual, se catalogarán en las colecciones del Departamento de Historia de la Iglesia y estarán disponibles para otros investigadores, dijo Utt.
“Esperamos poder ponerlas en exhibición para que las personas puedan verlas. Aún no sabemos lo que tenemos. Así que, en verdad, el próximo paso es la investigación”.
Utt dijo que actualmente se están teniendo conversaciones y haciendo planes para el reemplazo de la mitad superior de la piedra angular.
— Sarah Jane Weaver, editora de Church News, contribuyó a este artículo.