Nota del editor: Esta es la novena parte de una serie de consejos de los miembros del Cuórum de los Doce Apóstoles durante el brote de COVID-19. Lea el consejo del presidente M. Russell Ballard, el élder Jeffrey R. Holland, el élder Dieter F. Uchtdorf, el élder David A. Bednar, el élder Quentin L. Cook, el élder D. Todd Christofferson, el élder Neil L. Andersen y el élder Dale G. Renlund.
En los días posteriores a la Conferencia General Anual N.o 190 de la Iglesia, al élder Gerrit W. Gong a menudo se le preguntaba cómo era discursar en un auditorio vacío.
Para reflejar las pautas gubernamentales por la pandemia, las sesiones de la conferencia solo incluyeron a los líderes de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días que estaban en el programa, todos sentados a 2 metros de distancia.
Sin embargo, el élder Gong fue claro en cuanto a su experiencia.
“No estaba hablándole a un auditorio vacío”, dijo él. “En mi mente, podía ver a amigos y vecinos, miembros y líderes, y a otras personas en todo el mundo”.
Para el élder Gong, del Cuórum de los Doce Apóstoles, la imagen del auditorio casi vacío para la conferencia general es una metáfora. “Puede haber un poco de distancia física”, dijo él, “pero no significa que estemos espiritualmente distantes”.
El élder Gong y su esposa, la hermana Susan Gong, hablaron por teléfono con Church News, y reflexionaron sobre un mundo cambiado por el distanciamiento debido al coronavirus. “Una de las cosas que he sentido profundamente durante este tiempo es que el Señor está cerca de nosotros y podemos estar cerca los unos de los otros”, dijo el élder Gong.
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Por ejemplo, el apóstol dijo que ha tenido sesiones frecuentes de videoconferencia con líderes del sacerdocio y líderes mujeres, miembros en circunstancias muy diversas, líderes de misión y misioneros en muchos lugares. Él dijo que se ha sentido muy cerca de cada uno.
“Hemos estado en los hogares de los miembros por medio de la tecnología — es como si visitáramos hogares y familias, uno por uno. Compartimos sentimientos espirituales profundos y hablamos sobre cómo estamos. No estamos hablándole a un auditorio vacío. Estamos hablando unos con otros y estamos profundamente conectados, aun cuando tengamos algo de distancia física”.
Unidad de propósito
A medida que el mundo reaccionaba ante la pandemia del COVID-19, el élder Gong dijo que la Primera Presidencia y el Cuórum de los Doce Apóstoles se han tomado el tiempo para deliberar juntos en consejo — incluso con el distanciamiento social y por medio de la tecnología — acerca de preguntas que impactan a la Iglesia y a nuestros miembros, vecinos y amigos en todo el mundo.
“Tal como dijo el presidente [Russell M.] Nelson, todos queremos dos cosas”, señaló el élder Gong. “Queremos saber lo que el Señor desea y queremos saber cómo bendecir a Sus hijos”.
Esa unidad de propósito, el tiempo y la capacidad de reflexionar juntos — de deliberar en consejo — ha sido “muy dulce e importante”. Ha habido armonía y claridad al sentir la guía del Señor para estos tiempos y saber del cuidado y las bendiciones para Sus santos e hijos en todas partes.
“El Señor está al tanto de [los hijos de Dios] y nos está bendiciendo y ayudando en las cosas que ocurren todos los días”, dijo él.
En los días venideros, el élder Gong dijo que los santos de los últimos días reflexionarán con una nueva perspectiva sobre la Santa Cena y la obra del templo, y lo que significa ser buenos vecinos y sentir cercanía en la familia.
En el futuro, “podemos tener confianza en que, a medida que las cosas sigan cambiando, el Señor seguirá guiándonos”, dijo él.
La ministración
La hermana Gong reconoció que el distanciamiento social requerido durante la pandemia del COVID-19 ha sido difícil para todos. “Nos amamos. Pertenecemos unos con otros. Hemos hecho convenio de bendecirnos y ayudarnos mutuamente”, dijo ella. “Usualmente, eso ocurre cara a cara y en grupo. No poder estar juntos ha sido un desafío para todos”.
Este es un momento, dijo ella, para que los santos de los últimos días “busquen revelación personal tanto como el consejo que se nos ha dado por medio de líderes sabios e inspirados sobre cómo conectarnos con la inspiración recibida y actuar de conformidad con ella”.
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El élder y la hermana Gong dijeron que piensan en quienes han sido afectados por el virus física, emocional y económicamente, y oran por ellos.
“Nos corresponde a todos tender una mano a las personas, no solo en nuestros círculos inmediatos, sino más allá de ellos, y ver cómo podemos ayudarlos mejor”, dijo ella. “Especialmente en esta circunstancia, ministrar es un atributo muy decisivo de un seguidor de Jesucristo”.
Puede que eso signifique “llamar a personas con las que no han hablado durante largo tiempo o contactarse con personas que solo conocen de forma casual”.
Una de las cosas que los Gong han intentado hacer es crear una lista de personas para contactar cada domingo. Aun cuando no pueden hacer visitas, han descubierto que hay cosas que se pueden hacer para alentarlos y ayudarlos. “Esto es algo pequeño”, dijo la hermana Gong, “y muchas otras personas están haciendo mucho más”.
“No necesitan estar en los hogares de los demás para estar en sus corazones”, dijo el élder Gong.
Un corolario de eso es que podría pasarse por alto a algunas personas. “En nuestro evangelio, en nuestra Iglesia, está bien decir que necesitamos ayuda — un poco de atención, un poco de apoyo”, dijo la hermana Gong. “Pidan lo que realmente necesitan a sus hermanas o hermanos ministrantes. … Cuando nos amamos y confiamos los unos en los otros, podemos hacer eso”.
Esta época de aislamiento es una “oportunidad para el corazón, alma, mente y fuerza” durante la cual los miembros deben “usar su imaginación, inteligencia y energía” para ministrar a la manera del Salvador, dijo la hermana Gong.
“Vamos a superar esto y vamos a poder estar juntos nuevamente, y mostrar amor y aprecio los unos por los otros, cara a cara, otra vez”, dijo la hermana Gong.
Cuando acabe la pandemia, ella también espera que todos recordemos “la necesidad de interacción significativa que todos hemos sentido durante esta época y sigamos atesorando nuestras relaciones con cada uno de los hijos de Dios”.
‘Florece donde sea que estés’
Los santos de los últimos días no solo honran, obedecen y sostienen las pautas gubernamentales apropiadas durante la pandemia, sino que también “mantienen en marcha la obra de la Iglesia”, dijo el élder Gong. “Esto incluye las ordenanzas esenciales, las bendiciones, la ministración y el llevar adelante otras funciones de la Iglesia a fin de bendecir a las familias y las personas de formas apropiadas y necesarias”.
El élder Gong dijo que, en lo personal, una de las cosas que ha sido “más tierna para mí” es que “he experimentado la primavera de manera distinta este año”.
Ya que no ha estado viajando en asignaciones de la Iglesia los fines de semana, ha estado aprendiendo jardinería con la hermana Gong. “La hermana Gong adora la jardinería”, dijo el élder Gong. “Cuando estoy en el jardín con ella, mi amor por los jardines y por ella crece. Estoy aprendiendo sobre las plantas, el mantillo y cómo mezclar la tierra. He podido oler las flores y oír los pájaros de forma diferente”.
La hermana Gong dijo que el tiempo ha sido un resultado positivo de la pandemia. “El tiempo juntos es un regalo — tiempo para meditar, orar y estudiar cosas importantes”.
Hay mucho por lo que estar agradecidos y “mucho que aprender y experimentar — incluso en situaciones como esta”, dijo ella. “Espero que recordemos las lecciones que tuvimos aquí y que nos acordemos de atesorar el tiempo que pasamos juntos y sin apuros”.
El élder Gong recordó con una sonrisa la forma en que los miembros apoyaron a los misioneros y a los graduados de seminario, entre muchas otras cosas.
Cuando una estaca local llevó a cabo una bienvenida en automóviles para seis misioneros que habían regresado a casa, los Gong hicieron un cartel para su automóvil que decía: “Florece donde sea que estés”.
“No necesitan estar en los hogares de los demás para estar en sus corazones”.
El élder Gong dijo que el cartel simboliza la fe y flexibilidad de los misioneros. Él contó que una joven misionera, que no es de los Estados Unidos, fue reasignada cuatro veces debido al COVID-19; fue llamada a California, luego Camboya y luego Filipinas, y en cada ocasión no pudo ir. Ahora está sirviendo en su país natal.
De forma similar, una estaca local llevó a cabo una graduación de seminario en la que los graduados y sus familias mantuvieron la distancia quedándose en sus automóviles, pero la estaca halló la forma de transmitir a los vehículos un corto programa de graduación, completo con un número musical, por medio de radio FM.
“Los corazones de todos nosotros en toda la Iglesia están con aquellos que han tenido tanta fe y determinación como para encontrar formas de cumplir los propósitos del Señor, servir y florecer donde están”, dijo el élder Gong. “No vamos a volver atrás a lo anterior. Vamos a avanzar hacia algo nuevo. Estamos aprendiendo cosas que nos ayudarán a conservar lo mejor de lo que hacemos en persona a la vez que aprendemos a utilizar la tecnología y otros medios de formas eficaces y apropiadas”.
La comunicación
Una de las grandes lecciones de la mortalidad es experimentar la comunicación en persona, dijo el élder Gong. “Estos tiempos nos recuerdan cuánto atesoramos las cosas que podemos hacer en persona, cara a cara, de necesidad a necesidad — en nuestros corazones, hogares y juntos en la Iglesia”.
Este también ha sido un tiempo de aprender sobre las bendiciones y las oportunidades de los modelos de vivir el evangelio centrados en el hogar y apoyados por la Iglesia.
Por ejemplo, los Gong han utilizado la tecnología para tener contacto frecuente con sus hijos. La hermana Gong ha ayudado a su nieta a estudiar mandarín cada tarde como parte de su aprendizaje escolar.
“Hay nuevos modelos, nuevas formas de pensar en lo que significa estar conectados”, dijo el élder Gong. “Creo que todos estaremos agradecidos de volver a la Iglesia. Pero no queremos perder los sentimientos, pensamientos y modelos que hemos tenido mientras estábamos en casa”.
La Iglesia, enfatizó, no volverá al viejo modelo; “estamos creando modelos nuevos y mejores que nos bendecirán ahora y en el futuro”.
El élder Gong dijo que “‘por medio de cosas pequeñas y sencillas se realizan grandes cosas’ (Alma 37:6). A medida que se rompen los viejos modelos, podemos crear nuevas formas de pensar y hacer”.
Esta es una oportunidad para descubrir que el Padre y el Hijo están en los detalles, dijo el élder Gong. “A veces podemos sentirnos solos, perdidos, aislados o separados, pero no lo estamos”.
Al leer en Lucas 15 sobre la oveja perdida, la moneda perdida y el hijo pródigo, el élder Gong recientemente notó el siguiente pasaje: “Porque este, mi hijo, muerto era y ha revivido; se había perdido y ha sido hallado” (Lucas 15:24).
“Comprendí que el Padre podría estar diciendo: ‘Mi Hijo, el Cristo viviente, estaba muerto y ahora vive. Y porque Él vive — porque él es el Cristo viviente — ninguno de nosotros está perdido jamás. Cada uno de nosotros puede ser hallado.
“Siempre deberíamos recordar que nuestro Señor Jesucristo nos conoce. Él nos ama. Y nunca estamos perdidos para Él. Él está al tanto de nosotros en nuestras horas más oscuras y en los días más brillantes.
Los nuevos modelos y modos de hacer las cosas son “una nueva oportunidad de sentir el amor del Señor y tener fe en que todas las cosas obrarán juntamente para nuestro bien”.