“De modo que, si tenéis deseos de servir a Dios, sois llamados a la obra”.
Cuando la sección 4 de Doctrina y Convenios fue revelada en 1829, el Libro de Mormón todavía no se había publicado y la Iglesia tampoco había sido organizada oficialmente.
El élder Dieter F. Uchtdorf, del Cuórum de los Doce Apóstoles, dijo en una reciente entrevista que la sección 4 “me muestra que el servicio misional y la obra misional son requisitos básicos y esenciales para que la Iglesia crezca”.
En otras palabras, la obra misional — o “ministrar a todos”, como dijo el élder Uchtdorf — fue y continúa siendo uno de los principios fundamentalmente claves del evangelio. Y la estructura de la Iglesia apoya este principio.
“Creo que debemos recordarnos a nosotros mismos el no caer dentro de la trampa de las muchas cosas organizacionales o administrativas”, dijo él. “Tenemos que ver el panorama completo — los dos grandes mandamientos, la gran comisión — y cómo todo eso encaja en este gran plan que Dios nos ha dado”.
Al mirar el contexto histórico de la sección 4, los santos de los últimos días pueden entender mejor cómo los principios enseñados en esta revelación son fundamentales en la restauración continua del evangelio de Jesucristo.
Una revelación para Joseph Smith, padre.
Mientras José Smith vivía cerca de los padres de Emma Hale Smith, en Harmony, Pennsylvania, el padre de él, Joseph Smith, vino de visita en febrero de 1829.
Joseph Smith, padre, deseaba saber cómo podría ayudar en la obra de la Restauración y le solicitó a su hijo que le pidiera al Señor una revelación sobre eso.
La sección 4 fue la revelación que José recibió para su padre.
“Puede parecer algo interesante que esta magnífica revelación sobre la obra misional sea la que se daría para Joseph Smith, padre”, dijo el élder LeGrand R. Curtis Jr., un setenta autoridad general que actualmente sirve como historiador y registrador de la Iglesia.
Esa revelación influenciaría también a otros inmediatamente, incluyendo a Oliver Cowdery.
Oliver Cowdery — un hombre joven de Vermont que se mudó al oeste de Nueva York para enseñar en una escuela — fue abordado en el hogar de Joseph Smith, padre, en Manchester, cuando a este último se le dio la revelación en febrero de 1829.
Oliver había oído rumores acerca de José Smith y de las planchas. “Pero Joseph Smith, padre, había sido muy reacio — por causa de la persecución que había habido — para hablar mucho acerca de ello (con Oliver)”, dijo el élder Curtis.
“No sabemos los detalles, pero parece que una de las maneras en que él aplicó esa revelación fue empezar a compartir con Oliver Cowdery la obra de José”, continuó diciendo él. “Y eso llevó a Oliver Cowdery a recibir las impresiones espirituales que necesitaba para ir adelante y ser parte de esta obra”.
En abril, Oliver Cowdery viajó a Harmony con el hermano de José Smith, Samuel Smith, para conocer en persona a José. Al día siguiente, dijo el élder Curtis, Oliver Cowdery empezó a fungir como el escribiente de José.
“Creo que es una interesante aplicación de esta sección, el que al menos una de las formas en las que Joseph Smith, padre, hizo la obra misional fuera abrir su boca y hablarle a Oliver Cowdery”, dijo el élder Curtis. “Y eso llevó a que José obtuviera el escriba que tanto necesitaba”.
Joseph Smith, padre, continuó siguiendo el consejo de la sección 4 de servir a Dios con todo su “corazón, alma, mente y fuerza” cuando él llegó a ser uno de los Ocho Testigos del Libro de Mormón, el primer patriarca de la Iglesia y un consejero asistente de la Primera Presidencia.
‘Una poderosa colección de principios’
La sección 4 de Doctrina y Convenios es lo que el élder Uchtdorf describe como un “moderno efluvio de la gran comisión que el Señor dio a Sus discípulos”.
“Él llama a Sus discípulos — y esos son ustedes y yo hoy en día — para ir y proclamar el evangelio”, dijo él.
En el contexto de los dos grandes mandamientos de amar a Dios y a nuestros semejantes, la comisión del Salvador incluye a todos. “Es realmente ministrar a todos”, dijo el élder Uchtdorf, al invitar a los demás a “venir y ver”, “venir y ayudar” y “venir y quedarse”.
Aunque la sección 4 fue dada para Joseph Smith, padre, esta revelación “proporciona una poderosa colección de principios que todavía usamos en la obra misional hoy en día”, dijo el élder Curtis.
Esos principios incluyen lo que el Señor espera de los que le sirven y de cómo Su campo está listo para la siega. Él resume algunos atributos que califican a una persona para Su obra — incluyendo la fe, la caridad, la humildad, la diligencia y el tener la mira puesta “únicamente” en Su gloria — y Él promete a Sus siervos: “pedid, y recibiréis”.
La ‘obra maravillosa’ es más que solo predicar el evangelio.
El presidente Joseph Fielding Smith, sexto presidente de la Iglesia, señaló que mientras solo son siete versículos en total, “contiene los consejos e instrucción suficientes para un estudio de toda la vida. Nadie lo ha completado todavía”.
Esta revelación tuvo el propósito de “beneficiar a todo el que desea embarcarse en el servicio de Dios”, y es “una revelación para cada miembro de la Iglesia”, continuó diciendo él.
“Tal vez no haya otra revelación, en todas nuestras escrituras, que envuelva una instrucción más amplia concerniente a la forma de calificar a los miembros de la Iglesia para el servicio de Dios, y en una forma tan resumida como en esta revelación. Es tan amplia, tan alta y profunda como la eternidad” (“Historia de la Iglesia y Revelación moderna”, Doctrina y Convenios – Manual del estudiante 1:35).
La sección 4 fue recibida en febrero de 1829, aproximadamente 14 meses antes de que la Iglesia fuera oficialmente organizada, y 13 meses antes de que fueran publicadas las primeras copias del Libro de Mormón.
Al fijarse en la cronología de Doctrina y Convenios, la primera revelación recibida fue la sección 2, en septiembre de 1823. Es un extracto de la historia de José Smith relativo a la primera visita del ángel Moroni, específicamente su instrucción acerca de Elías y la restauración de las llaves de sellamiento y de volver el corazón de los hijos hacia sus padres.
Cronológicamente, la sección 3 fue la siguiente revelación que se recibió, en julio de 1828. Esa sección habla de Martin Harris y de las 116 páginas perdidas del manuscrito del Libro de Mormón. “Sin embargo, mi obra avanzará”, dice el Señor en el versículo 16, y entonces enfatiza el propósito del Libro de Mormón.
Tal vez las secciones 2 y 3 dejan entrever o subrayan lo que el Señor revela en la sección 4.
‘Más que solo predicar el evangelio’
“El versículo con el que empieza la sección 4 — ‘He aquí, una obra maravillosa está a punto de aparecer entre los hijos de los hombres’ — abarca toda la obra de salvación y de la exaltación”, dijo el élder Curtis. Todo es “una sola obra”.
Al explicar cómo esta obra incluye la obra misional y la obra del templo y de historia familiar, él dijo: “Creo que todos nosotros hemos expandido nuestra visión al poner nuestra atención en lo cerca que están, una de otra, la obra por los muertos y la obra por los vivos. … La ‘obra maravillosa’ es más que solo predicar el evangelio”.
Se trata del recogimiento de Israel en ambos lados del velo — y es “la obra más grande sobre la tierra”, como enseñó el presidente Russell M. Nelson.
Durante una transmisión de liderazgo, en junio de 2013, el entonces élder Nelson dijo: “Muy frecuentemente tendemos a dividir la obra del Señor en partes que parecen no estar relacionadas.
“La obra realmente es indivisible, ya sea predicar el evangelio, servir a los nuevos conversos, reactivar a los miembros menos activos, enseñar y fortalecer a los miembros activos o hacer la historia familiar o la obra del templo. Esos esfuerzos son inseparables. Todos son parte de la obra de salvación”.
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El presidente Nelson escribió en la revista Liahona de abril de 2020: “Ustedes y yo podemos participar en la Restauración continua del evangelio de Jesucristo. ¡Es asombrosa! ¡No es obra del hombre! Proviene del Señor, que dijo: ‘Apresuraré mi obra en su tiempo’” (Doctrina y Convenios 88:73).
Él subrayó el recogimiento de Israel como una de las más importantes enseñanzas de la Iglesia. La obra del templo y de historia familiar, así como la obra misional, son cruciales para ese recogimiento. Él, entonces, extendió esta promesa para los que participen en el recogimiento:
“Prometo que si nos esforzamos por ejercer fe en Jesucristo y accedemos al poder de Su expiación por medio del arrepentimiento, tendremos el conocimiento y el poder de Dios para ayudarnos a llevar las bendiciones del evangelio restaurado de Jesucristo a toda nación, tribu, lengua y pueblo, y para preparar al mundo para la segunda venida del Señor”.