Con el sufrimiento físico y económico provocado por la pandemia histórica del coronavirus, que ha afectado a millones en todo el mundo, muchos se preguntan si están listos para hacer frente a tales dificultades, desafíos y cambios. Las personas, las familias e incluso La Iglesia de Jesucristo han tenido que adaptarse, hacer cambios y perseverar.
La preparación del pasado puede proporcionar la calma para el presente a la vez que fomenta la confianza en el futuro. Sin embargo, la incertidumbre actual nos tiene a muchos a la defensiva, esperando un momento de auge que nos diga: “Te lo dije”. Esa simplemente no es la manera en la que el Señor enseña y nutre a Sus hijos.
Mirar atrás y preguntarnos “¿qué hubiera pasado?” o involucrarse en el juego mental de “lo que habría, podría, debería haber pasado” no sirve para nada. Tampoco sirve la frase pasivo-agresiva que es famosa entre padres, maestros, jefes e incluso esposos: “Te lo dije”. Esta frase tiene una perspectiva limitada, enfocada en el pasado y es perjudicialmente degradante.
Nuestro Padre Celestial nunca nos menosprecia, aun con nuestros muchos errores, para condenarnos con un sarcasmo destructor de nuestra confianza tal como la frase: “Te lo dije”. Él nos ve según nuestra verdadera naturaleza, como Sus hijos, y sabe que Él nos ha provisto un Salvador Redentor y nos ha preparado para días mejores y un futuro desarrollo espiritual.
Los profetas y apóstoles de todas las épocas han tenido vastas oportunidades para decir “Te lo dije”. Siempre viendo hacia adelante y sin necesitar probar que están en lo cierto, los profetas simplemente continúan ayudando a las personas del mundo a venir a Cristo.
Video: El presidente Nelson nos recuerda a todos la manera de hallar alegría y paz pese a las circunstancias
No puedo imaginarme al presidente Russell M. Nelson diciendo: “Te lo dije”. No está en su naturaleza ni en su forma de educar. Las condiciones de crisis actuales en todo el mundo ciertamente podrían causar que un líder validara su propia sabiduría y previsión. Al profeta no le preocupa tener la razón — está obsesionado con ayudarnos a cada uno de nosotros a estar preparados.
Durante los últimos meses, a medida que las condiciones han empeorado y la incertidumbre ha aumentado, he escuchado el eco de las voces de los profetas y apóstoles — pasados y presentes. En particular, he escuchado regularmente en mi mente la voz gentil, firme y segura del presidente Nelson diciendo: “Yo los he preparado … ”.
Revelación personal
En uno de sus primeros mensajes a la Iglesia luego de ser sostenido como profeta, el presidente Nelson nos pidió: “Oren en el nombre de Jesucristo acerca de sus preocupaciones, sus temores, sus debilidades — sí, los anhelos mismos de su corazón. ¡Y luego, escuchen! Anoten las ideas que acudan a su mente. Escriban sus sentimientos y denles seguimiento con las acciones que se les indique tomar. A medida que repitan este proceso día tras día, mes tras mes, año tras año, podrán ‘crecer en el principio de la revelación’”.
Luego concluyó diciendo: “Los exhorto a que se esfuercen más allá de su capacidad espiritual actual para recibir revelación personal, porque el Señor ha prometido que ‘si pides, recibirás revelación tras revelación, conocimiento sobre conocimiento’. Mis amados hermanos y hermanas, les suplico que aumenten su capacidad espiritual para recibir revelación”.
Durante estos días difíciles, puedo oír al presidente Nelson decir: “Yo los he preparado… para que puedan recibir revelación personal en medio de la tormenta”.
El santo templo
El 25 de marzo, la Iglesia anunció que todos los templos del mundo cerrarían debido al coronavirus. Durante décadas, los profetas y apóstoles nos han enseñado que nuestros hogares deben ser templos y lugares santos para refugiarnos del caos del mundo.
Es interesante señalar que, en la oración dedicatoria del Templo de Salt Lake en 1893, el presidente Wilford Woodruff quizás vio el difícil estado del mundo en el que vivimos en 2020 y nuestra necesidad de mirar hacia el templo.
Él oró así: “Padre Celestial, cuando Tu pueblo no tenga la oportunidad de entrar a esta santa casa para ofrecerte sus súplicas, y estén oprimidos y en problemas, rodeados de dificultades o abrumados por la tentación, y vuelvan su rostro hacia esta, Tu santa casa y te rueguen por liberación, por ayuda, para que Tu poder se extienda en su favor, te suplicamos que mires hacia abajo desde Tu santa morada con misericordia y tierna compasión sobre ellos y escuches sus súplicas”.
Durante una temporada no tendremos la oportunidad de entrar en los santos templos, pero no debemos temer. La preparación para el templo se lleva a cabo en el hogar, así como la investigación de historia familiar, y se nos ha enseñado a “permanecer en lugares santos”, comenzando en el hogar.
Puedo oír la voz de Wilford Woodruff decir: “Yo los he preparado… para que puedan traer las bendiciones del templo, el poder del sacerdocio y el espíritu de Elías a su hogar”.
La obra y la preparación misional
La Iglesia también ha cerrado todos los centros de capacitación misional para ayudar a aplanar la propagación del virus como ciudadanos internacionales responsables. En lugar de desesperarnos, podemos escuchar a un apóstol, el élder David A. Bednar, que, a fin de poder decir “Yo los he preparado …”, declaró lo siguiente en la conferencia general de abril de 2019:
“El centro de capacitación misional principal es nuestro hogar; hay centros de capacitación misional secundarios ubicados en Provo, Manila, Ciudad de México y otros lugares”.
Además, declaró la preparación inspirada al concluir diciendo: “Nuestras clases de la Escuela Dominical más instructivas deberían ser el estudio personal y familiar en nuestro lugar de residencia; tenemos clases de la Escuela Dominical útiles, pero secundarias, que se llevan a cabo en nuestros centros de reuniones”.
El élder Dieter F. Uchtdorf les dijo a los misioneros que tengan valor, ya que el Señor está a cargo y los ha preparado para servir de muchas formas diferentes. Les recordó a todos que los élderes y hermanas fueron llamados a servir como misioneros y asignados a trabajar en diferentes ubicaciones. Sin importar cómo, por cuánto tiempo o dónde, todos somos llamados a trabajar en la viña del Señor.
Puedo escuchar la voz del élder Bednar decir: “Yo los he preparado… para que la capacitación misional continúe”. Y puedo oír al élder Uchtdorf decir: “Yo los he preparado… para que puedan predicar, enseñar y compartir mi evangelio en una variedad de formas”.
Centrado en el hogar
Algunos miembros creyeron que los ajustes en las reuniones dominicales de la Iglesia significaban que tendrían una Iglesia de dos horas. El élder Quentin L. Cook miró más allá del horizonte, como hacen los profetas y apóstoles, para compartir la visión de una adoración dinámica, centrada en el hogar y apoyada por la Iglesia.
El élder Cook aconsejó lo siguiente: “Estos esfuerzos, junto con los que se anunciaron durante los últimos años, no son cambios aislados. Cada ajuste es parte integral de un patrón entrelazado para bendecir a los santos y prepararlos para comparecer ante Dios”.
Puedo oír al élder Cook alentar con confianza diciendo: “Yo los he preparado… para que, cuando la Iglesia centrada en el hogar fuera la única reunión de la Iglesia disponible, pudieran reunirse en Su nombre y ser bendecidos por Su gracia”.
Ministración
Cuando el programa de orientación familiar y maestras visitantes se transformó en ministrar de una forma más santa y elevada, el élder Jeffrey R. Holland nos recordó que servir a la manera del Salvador significa que “se nos presenta una oportunidad celestial, como Iglesia, de demostrar a Dios la religión pura y sin mácula, de llevar mutuamente nuestras cargas para que sean ligeras, y de consolar a los que necesitan consuelo, de ministrar a la viuda y al huérfano, al casado y al soltero, al fuerte y al desamparado, al oprimido y al firme, al feliz y al triste”.
Él sabía que, en un día futuro, sería más necesario que nunca que quienes profesaban ser santos de los últimos días fueran las manos del Señor al elevar a quienes sufren, “motivados únicamente por el amor puro de Cristo”.
Puedo oír al élder Holland recordarnos: “Yo los he preparado… para que ninguna de las ovejas de nuestro Padre Celestial se pierda o esté sola”.
La preparación temporal
El profeta podría decir “Te lo dije” respecto de ahorrar dinero para días malos, preparar un almacén de alimentos y poner temporalmente en orden nuestros hogares. En lugar de ello, el presidente Nelson nos alienta: “Yo los he preparado… para que en un tiempo de agitación económica ustedes, su familia y La Iglesia de Jesucristo puedan brindar ayuda y asistir a quienes sufren”.
Escuchar la palabra del Señor
Muchos miembros se han sentido desilusionados porque la conferencia general en abril no incluirá la oportunidad de reunirse en el Centro de Conferencias en Salt Lake City. Otros se han lamentado de que los líderes de la Iglesia, por el momento, no puedan viajar a conferencias de estaca y estar con los santos.
La conferencia general se centrará en el bicentenario del comienzo de la restauración. Será diferente de muchas maneras a cualquier otra conferencia en la historia de la Iglesia. El presidente Nelson nos ha invitado a cada uno de nosotros a prepararnos para una experiencia transformadora. Por medio de la tecnología y de los medios actuales, se enviarán por todo el mundo mensajes inspirados, inspiradores y poderosos. El mundo entero estará conectado de una forma única y electrizante.
Doctrina y Convenios 84:62 dice lo siguiente: “Id, pues, por todo el mundo; y a cualquier lugar a donde no podáis ir, enviad, para que de vosotros salga el testimonio a todo el mundo”.
Por un tiempo, los profetas y apóstoles no podrán viajar como lo han hecho en el pasado reciente y la conferencia general será diferente. Pero a donde no puedan ir, los apóstoles y profetas enviarán la palabra de Dios al extranjero valiéndose de muchos medios.
Puedo oír la voz del Señor decir: “Yo los he preparado… para que Mi palabra y Mi Espíritu puedan ser enviados por todo el mundo a toda nación, tribu, lengua y pueblo”.
Una amiga del presidente Nelson, la reverenda Theresa Dear, acuñó la frase: “Inadecuados, sin preparación, pero listos”. Muchos de nosotros, en medio de esta crisis global, nos sentimos identificados con los dos primeros — inadecuados y sin preparación.
Sin embargo, con profetas y apóstoles entre nosotros en verdad estamos listos para cualquier prueba o desafío que venga. Ya sea que enfrentemos los efectos de una pandemia global, una tragedia local o el sufrimiento individual, estamos listos porque los siervos ungidos del Padre Celestial — junto con el Salvador a quien sirven — han “marcado la senda y nos ha guiado a esa gran ciudad”.
A pesar de nuestros errores, insensateces y nuestra incapacidad de seguir su consejo, los profetas y apóstoles no desatarán una serie de declaraciones condenatorias del tipo de: “Te lo dije…”. En lugar de ello, nos dirán con aliento y nos invitarán con compasión con una frase personalizada como esta: ‘Yo te he preparado…’ para que puedas tener paz en este momento de prueba mientras continúas siguiendo la senda de los convenios en tu trayecto hacia el discipulado.
—Boyd Matheson es el editor de opinión y jefe de alcance estratégico de Deseret News