Todos los templos de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días cerrarán hoy en respuesta a las crecientes restricciones relacionadas al COVID-19, anunció la Primera Presidencia esta noche.
“Después de orar al respecto, considerarlo de manera cuidadosa y con el deseo de ser ciudadanos globales responsables, hemos decidido suspender todas las actividades del templo a nivel mundial al terminar el día 25 de marzo de 2020”, escribieron los líderes de la Iglesia en una carta con la misma fecha. “Este es un ajuste temporal y esperamos con anhelo el día en que los templos se vuelvan a abrir”.
La Primera Presidencia expresó a los miembros su amor y aprecio por su devoción y su fe y explicó lo siguiente:
- El personal del templo se comunicará con todos los miembros que tengan una cita pendiente para confirmar la cancelación de la misma.
- Los miembros que tengan preguntas adicionales son invitados a dirigirse a su obispo o presidente de estaca.
- Cuando se reanuden las actividades en los templos, los miembros deberán contactar al templo para reprogramar sus ordenanzas personales.
Al momento de hacerse el anuncio, la Iglesia ya había cerrado 111 templos. Los templos restantes de los 168 templos santos de los últimos días en funcionamiento — ubicados en su mayoría en Norteamérica — estaban abiertos durante un horario limitado para proveer las ordenanzas personales de sellamiento, iniciatoria e investidura.
La Primera Presidencia anunció el 6 de mayo de 2019, que la Iglesia había descontinuado una norma que requería que las parejas que se casaban por lo civil esperaran un año antes de casarse o sellarse en el templo. Ese cambio significa que las parejas santos de los últimos días cuyos planes para casarse en el templo se verán afectados debido al cierre de los templos, podrían casarse civilmente y luego casarse en el templo tan pronto estos abran nuevamente.
En una carta con fecha del 13 de marzo, que anunciaba ajustes temporales a la obra del templo, la Primera Presidencia y el Cuórum de los Doce Apóstoles escribieron que “esperamos con gran anticipación el momento en que los templos puedan volver a operar a plena capacidad y extender las bendiciones de la obra del templo a los miembros y sus antepasados”.